Para no aburrirnos, interrumpimos nuestra módica historia de la corrupción en Uruguay ante algunos importantes movimientos en el tablero del principal partido de oposición, el Partido Nacional (PN), que aparece como el único con chance de desafiar al Frente Amplio (FA) en las inminentes (y a la vez lejanas) elecciones de 2019. En realidad, alguna referencia a la corrupción tendremos en esta nota, para que nadie olvide que este asunto de “la mano en la lata” tiene mil caras y no comenzó cuando El País, El Observador, blancos y colorados empezaron a poner atención en él. El movimiento más significativo en la peripecia política de los blancos es la definitiva irrupción del “movimiento de los intendentes” (agrupamiento que reconoce antecedentes memorables en el PN, como el que en su momento encabezó el hoy canciller Rodolfo Nin Novoa), que -a diferencia de todos los intentos anteriores- esta vez tiene un líder, un precandidato presidencial, en la figura del intendente de Maldonado, Ing. Agr. Enrique Antía. El poderoso grupo (que integran los intendentes de Cerro Largo, Sergio Botana; de Tacuarembó, Eber da Rosa; el de Maldonado, Enrique Antía; el intendente de Treinta y Tres, Dardo Sánchez, y su suplente Raúl Da Silva; el exintendente de Colonia Walter Zimmer y el secretario de la intendencia de Durazno, Juan José Bruno) creó esta semana su propia bancada de diputados, integrada por los diputados Pablo Iturralde (del grupo de Verónica Alonso); Edmundo Roselli (Colonia, del sector del intendente Carlos Moreira); Elisabeth Arrieta (Maldonado); Wilson Ezquerra (Tacuarembó); y José Yarumendi, (Cerro Largo). El grupo, que deja a un lado la candidatura de Jorge Larrañaga y pasa a ser la tercera pata de la interna blanca, tiene, aunque más en lo declarativo que en lo programático, una impronta wilsonista, y están además frontalmente enfrentados a Pompita Lacalle Pou y su banda herrero- pituco-lacallista. Quien hasta hace pocas semanas era el vocero de este grupo, Sergio Botana, ha sido el que ha orejeado alguna de las cartas del grupo. Según Botana, Lacalle es un formidable candidato para salir segundo porque le falta calle, boliche y tablado. Botana, quien fuera un destacado parlamentario y dos veces electo intendente de Cerro Largo, no puede ser nuevamente reelegido, por lo que se supone encabezaría la lista al Senado del mencionado nucleamiento blanco. Al parecer, espera las actuaciones judiciales en 14 imputaciones en la Justicia penal, reivindica su derecho a nombrar cientos de funcionarios municipales como “de particular confianza” y cobró notoriedad cuando quiso bautizar con el nombre de Moria Casán una calle del balneario Laguna Merín. El exintendente de Colonia Walter Zimmer, que también integra el grupo, declaró a la prensa que el sector cuenta también con más de 20 alcaldes en todo el país. La candidatura se proclamaría al comenzar el segundo semestre de este año. Zimmer afirmó también que “las actuales candidaturas del PN [en obvia alusión a Lacalle Pou y Larrañaga] están totalmente agotadas”. “Estamos creando una opción nueva; las encuestas dicen que hay una quietud total frente a los distintos problemas, lo que indica que las candidaturas están agotadas, no enamoran más a la gente, que cada vez está más descontenta y, sin embargo, no mira al PN o mira y no lo apoya”, agregó lapidariamente. También afirmó que “el grupo continuará trabajando en los lineamientos de gobierno para la creación de un programa, en el que se destaca la participación de un Estado fuerte que promueva la actividad productiva y la generación de desarrollo”, destacando que “nos preocupa el sector productivo, el industrial, la seguridad, la salud y la falta de respuesta ante las distintas problemáticas que tiene el país. Es como si el gobierno hubiera quedado congelado frente a los problemas que se presentan y tenemos que buscar soluciones”. Un candidato “de peso” El ingeniero agrónomo Enrique Antía Behrens (nacido en 1949, casado, cinco hijos) es un político astuto, experiente y avezado, cualidades de las que carece ostensiblemente Luis Lacalle Pou. Nació en un hogar emblemático del wilsonismo del año 1971, integrado por el arquitecto Enrique Antía y Consuelo Behrens de Antía, que fue coordinadora wilsonista en las elecciones de aquel año y que trabajó luego en la clandestinidad durante toda la dictadura. Tenían amistad directa con el caudillo blanco, al que acompañaron siempre. Es primo hermano del esministro de transporte colorado Lucio Cáceres Behrens, poderoso empresario de la construcción, y uno de sus hermanos es consuegro de Jorge Gandini. Enrique Antía conoció la política desde su adolescencia, militó desde 1971 y fue electo diputado suplente y edil por Maldonado en 1984, al reinstitucionalizarse el país. Allí trabajó junto al dos veces intendente blanco Domingo Burgueño Miguel (1925-1998), que fue consejero de Estado de la dictadura, y luego lo hizo con Luis Alberto Lacalle, obteniendo su primer mandato municipal en 1989. Se dice que Antía acumuló contratos de trabajo que le permitieron acumular una respetable fortuna, a la vez que accedió a un predio del Instituto Nacional de Colonización (INC) poco después de restablecerse la democracia. También se dice que se volvió hombre de absoluta confianza de Burgueño, y que con él aprendió “el otro lado de la fuerza”, el herrero-aguerrondo-lacallismo, y todas las artes de la política. Curiosamente, como Burgueño, Antía se disfraza de caudillo, usando boina y pañoleta blanca rodeando su cuello. Antía fue electo intendente de Maldonado en 2000, luego fue senador entre 2005-2010, perdió la comuna en 2005 frente a Óscar de los Santos, fue director de UTE entre 2010 y 2014 y obtuvo nuevamente la Intendencia de Maldonado en 2014. Nada de la política del PN y muy poca del Partido Colorado (PC) le es ajena. Mantiene una fuerte relación con sectores del PC del departamento de Maldonado. Se le adjudica una cuantiosa fortuna. A sus 68 años, es un hombrachón rotundo, de fuerte elocuencia, acostumbrado a mandar. Puesto frente a Pompita, es como poner a Cassius Clay contra un peso pluma aquejado de desnutrición física e intelectual. Por si esto fuera poco, hay que reconocer que Antía tiene un fuerte apoyo de fuertes inversores inmobiliarios de Punta del Este y empresarios vinculados al turismo, en sectores del PC que apoyaron a Bordaberry en la pasada elección, en Verónica Alonso, quien podría acompañarlo como vicepresidenta, en las iglesias evangélicas y en la comunidad judía de Punta del Este. No hay duda de que Antía es un candidato de peso y que tanto a Larrañaga como a Lacalle Pou les surgió un bocado difícil de tragar. No obstante, tampoco Antía tiene tantas cartas a su favor. Arrastra demasiadas zonas oscuras para que se olviden fácilmente. Recibió un campo de Colonización hace 36 años, cuando es obvio que al menos en los últimos 30 no agarró una pala; el exintendente Burgueño le otorgó a su empresa, Pueblo Jardín, el mantenimiento de las áreas verdes de Maldonado hasta el final de su mandato. Posteriormente, el ministro Lucio Cáceres, su primo, le adjudicó sin licitación el mantenimiento de los jardines de 11 km de la ruta 39, que une Maldonado y San carlos. En el período en que Antía fue intendente se renovó la contratación de Pueblo Jardín para todas las áreas verdes de Maldonado, no sin antes cambiar la propiedad de la empresa adjudicataria para evitar suspicacias. En 2005 se denunciaron irregularidades e ilegalidades en la autorización de excepciones para la construcción de 15 edificios en Punta del Este y el enriquecimiento ilícito de algunos de sus amigos, asesores y colaboradores. En esas circunstancias, Antía desistió de un juicio por difamación e injurias contra Óscar de los Santos para evitar que se levantara el secreto bancario sobre cuentas que habían sido denunciadas por este. Pompita no da pie con bola Ajeno a todo el movimiento político real y a todo lo que no sea su mansión en La Tahona (y pensar que en las redes se han pasado fotos de la casa de Tabaré Vázquez, pero no hubo nada del country ultracheto y vigilado de los Lacalle-Ponce de León), Pompita demostró una vez su estatura política. Lacalle Pou no tuvo mejor idea que mostrarse “molesto por la frialdad de Vázquez” y afirmar que “no me da bolilla”, como tituló El País. ¿Sabrá siquiera este muchacho que su partido tuvo caudillos como Oribe, Saravia, Leandro Gómez, su propio bisabuelo, Luis Alberto de Herrera, y Wilson Ferreira Aldunate, que arremetían todo el tiempo contra sus adversarios? ¿Alguien se imagina a Aparicio Saravia haciendo pucheros ante el silencio de José Batlle y Ordóñez? Evidentemente este muchacho, como dijo alguien que lo conoce mucho, “no da la talla”. Dice El País: “El líder de Todos, Luis Lacalle Pou, dejó traslucir su malestar con el presidente Vázquez por no conseguir establecer un canal de comunicación”; y agrega: “Según su interpretación, Vázquez ‘se molestó’ porque en la campaña electoral de 2014 el entonces candidato del PN le manifestó en Melo, donde coincidieron en sus recorridas, su malestar con las referencias que entonces hacía Vázquez, candidato del FA, a las ‘pompitas de jabón’, para explicar los aspectos resaltables del programa de gobierno de los blancos. Vázquez y Lacalle Pou se encontraron en un hotel de la ciudad capital de Cerro Largo a mediados de 2014. Una mañana, durante el desayuno, a Lacalle Pou lo llamaron de radio Sarandí para comentarle las expresiones del candidato del FA. Y él contó que decidió aprovechar que Vázquez estaba allí mismo para pedirle un diálogo a solas. Los relatos periodísticos de la época señalan que el actual presidente le explicó a Lacalle Pou que el problema era que se daba por aludido con lo de las pompitas de jabón porque él, en realidad, no había mencionado a ninguna persona. Lacalle Pou contó ayer el episodio en una entrevista a la que acudió en radio Sarandí y dijo que la suspensión de las relaciones entre ambos viene de entonces porque Vázquez “se molestó” con el planteo del nacionalista. “He tratado de todas formas de que [Vázquez] me dé bolilla”, dijo Lacalle Pou en el programa Las cosas en su sitio. “Estoy seguro de que fue el episodio de Cerro Largo lo que le molestó. Tuvimos una conversación que duró un minuto, cuarenta segundos”, subrayó el nacionalista en la entrevista. Lo que Pompita no recuerda es que unos días antes había hecho “la bandera”, burlándose de todos aquellos que no pueden hacerla (porque no tienen tres horas diarias para perder haciendo gimnasia modeladora, como el Michael Jackson criollo, al que no se le cae la nariz, por ahora, pero sí el pelo, teñido de diferentes colores), y que al siguiente dijo jactanciosamente que de ser electo presidente, convocaría “un consejo de ancianos”, integrado, entre otros, por Jorge Batlle, Pepe Mujica y su contendiente Vázquez. El mismo que lo aplastó en el balotaje de noviembre obteniendo su segunda presidencia con 53,5% de los votos. En realidad, el mandatario no se molestó, sino que quedó muy sorprendido por el tono un poco mendigante del candidato blanco, a quien Tabaré nunca había llamado Pompita. Tanto que, al día siguiente, mientras le hacíamos un reportaje a Tabaré en la ciudad de Minas, me dijo que aún no daba crédito a lo que había pasado el día anterior. En esa ocasión, como percibí que Tabaré no quería sacar provecho de la situación, no hicimos mención a ella en la nota que, fue publicada el viernes siguiente, con la firma de mi hijo Mateo, quien había formulado las preguntas y coordinado la cita. Esa tarde pensé que si Pepe hubiera estado en Melo esa mañana le habría contestado: “Pompita, mire que es nabo usté”. Después de esta sesión de lamentos en radio Sarandí hubo una segunda intervención de Pompita esta semana. Según Montevideo Portal, “Lacalle Pou lamentó la suba del desempleo e instó al gobierno a bajar ‘los costos del país’”. Expuso que, al alza del desempleo, hay que sumarle que “vamos rumbo a un año de rondas salariales, la más grande desde la vuelta de la democracia. Y vamos rumbo a un año de Rendición de Cuentas, la última de este gobierno; la conflictividad será mayor y se perderán muchísimas jornadas de trabajo, afectando la productividad, los jornales, los salarios, y también la capacidad de la empresa de competir”. “Lamentablemente -dijo Lacalle-, los costos del Estado han aumentado sensiblemente y cuesta más emprender, cuesta más producir, industrializar, y se nota en la baja de la inversión”. “Si este año se sigue la línea trazada por el gobierno, de no aflojarle el cinturón a aquel que emprende, seguramente las noticias que vamos a tener en el futuro no van a ser muy alentadoras con respecto al desempleo”. ¿Cuál es la receta de Lacalle Pou? Obviamente, aflojarle el cinturón al que emprende para estimular el trabajo, desarrollar las rondas salariales con “sensibilidad social, bajando el costo de producción, una y otra vez para que el mundo no nos sorprenda con su competencia. Lacalle tiene la misma fórmula de su padre para crear empleos y aumentar la productividad: eliminar los Consejos de Salarios, bajar los sueldos vía inflación, eliminar las políticas sociales, estimular el trabajo en negro y liquidar el Mides, el Fonasa y todo lo que huela a políticas sociales. Y si hay conflictividad, medidas prontas de seguridad, como las que el herrerismo le votó siempre a Pacheco Areco.
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