En este mar de incertidumbres, Tomás (Martínez) tiene una única certeza: el amor profundo que siente por Esperanza (Espósito): “Si no tener memoria me asegura tenerte…, te juro que no quiero recuperarla nunca”. Por su parte, la ex novicia se muestra extasiada pero, a la vez, intenta manejarse con cierta cautela: su amado sigue siendo un Obispo. Sin embargo, la atracción vencerá toda barrera: ambos compartirán una noche soñada, apartados de todo y de todos. Miradas candentes; abrazos interminables; besos apasionados. La piel que se eriza ante cada contacto… en ese instante mágico, Tomás y Esperanza se entregarán a la pasión… Luego del encuentro íntimo, Tomás (Martínez) recupera repentinamente la memoria. Y se convence que su elección religiosa no debería excluir a Esperanza (Espósito) de su vida. Así, ambos decidirán regresar al convento y “blanquear” la relación, despertando un sinnúmero de comentarios entre los curas y hermanas. Sin embargo, la ascendente carrera del sacerdote lo obliga a una misión pastoral muy importante en Roma, algo que Tomás ha deseado desde hace tiempo. Pero se niega a viajar sin su amada. Muy a su pesar, la exnovicia lo impulsará a que vaya solo y cumpla con el compromiso (en parte “aleccionada” por Nicolás (Noher), siempre dispuesto a separar a la feliz pareja). Una vez más, el destino se empeña en separarlos…
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