La representante de Estados Unidos, Nikki Haley, anunció en las últimas horas que su país se retira del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Además calificó esa instancia como un «nido de motivaciones políticas».
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«Tomamos este paso porque nuestro compromiso no nos permite seguir siendo parte de una organización hipócrita y centrada en sí misma que hace una burla de los derechos humanos», expresó. La diplomacia estadounidense ya no escondía sus diferencias con el Consejo, al que Washington acusaba de tener sentimientos contrarios a Israel, y por la presencia de países que el gobierno considera no deben tener un asiento. El Consejo de Derechos Humanos de la ONU fue creado en 2006 para substituir a la Comisión de Derechos Humanos y está formado por 47 países miembro escogidos por mayoría absoluta en la Asamblea General de la ONU. En junio de 2017 Haley ya había exigido una reforma del Consejo, y este año Washington impulsó un proyecto de resolución que contemplaba cambios profundos en ese grupo. Entre las propuestas estadounidenses se destacan un dispositivo para que países acusados de cometer violaciones a los derechos humanos puedan ser excluidos del Consejo con mayoría simple en la Asamblea y no con el voto de dos tercios. Exigía también que la cuestión de los «derechos humanos en Palestina» no sea incluida en la agenda de forma sistemática.