El ataque efectuado en la provincia de Idlib el pasado martes mantiene al mundo en un importante debate geopolítico. Aviones no identificados bombardearon la localidad de Jan Sheijun, controlada por los rebeldes, dejando 72 muertos y varios centenares de heridos, entre los que se encuentran 11 menores. La jefa de diplomacia de la Unión Europea, Federica Mogherini, se apresuró a acusar al gobierno de Bashar al Assad de esta matanza. Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, acusó al gobierno sirio de cruzar demasiadas líneas matando a niños y civiles inocentes y declaró que “ellos tendrán un mensaje… ya lo verán”. “Militarmente no me gusta decir qué haré ni cuándo lo haré”, añadió. Este jueves, el ministro de Justicia turco, Bekir Bozdag, informó de que las autopsias sobre varios cadáveres han confirmado la muerte por acción de armas químicas. “Se han hecho autopsias en tres cadáveres que se llevaron de Idleb. Participaron forenses y representantes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ). Como resultado de las autopsias se ha comprobado el empleo de armas químicas”, dijo Bozdag a la agencia semipública turca Anadolu. Respuesta rusa y siria Por otro lado, tanto el gobierno ruso como el sirio niegan el empleo de armas químicas en sus ataques. Vladimir Putin reclama una investigación internacional imparcial para averiguar lo que realmente ocurrió en Idlib y consideró inadmisible que se lancen “acusaciones infundadas contra cualquier parte”. El ministro de Relaciones Exteriores sirio, Walid Al Mualem, declaró en una rueda de prensa en Damasco que “me gustaría enfatizar que el Ejército Árabe Sirio no ha empleado nunca ni empleará armas químicas en el futuro, ni contra nuestro pueblo y sus niños ni contra los terroristas que atacan a civiles con proyectiles de mortero”. En este sentido, desde su bando aseguran que el gas pudo provenir de un arsenal de armamento de los rebeldes, detonado por el bombardeo. Un ataque favorable para los rebeldes Varios analistas internacionales cuestionan la versión difundida por las potencias y medios de comunicación cercanos a la esfera de la Otan, ya que en el estado actual del conflicto, en el que el gobierno está aventajado, el empleo de armas químicas únicamente perjudicaría a su propia causa. Para el experto en terrorismo y ex miembro del ejército británico en este área, Charles Shoebridge, los rebeldes sirios son los únicos que se han beneficiado del incidente», porque «han obtenido una importante ventaja política en un momento en que están luchando estratégica y geopolíticamente». Según explicó a Rusia Today, las fuerzas sirias no tenían motivo alguno para llevar a cabo este ataque, ya que únicamente provoca una condena de la comunidad mundial en un momento en el que están obteniendo victorias muy importantes. Además, no les reporta ningún beneficio desde el punto de vista militar. Por otro lado, Shoeridge recuerda que los ataques con armas químicas que se han producido durante la guerra casualmente tuvieron lugar en vísperas de acontecimientos internacionales importantes, como la llegada de inspectores de la ONU al país en 2013, o una conferencia internacional en Londres en la que la oposición siria se reunió con sus donantes extranjeros. Asimismo, el experto en Oriente Medio, Ammar Waqqaf, cuestiona “¿por qué el Ejército sirio solo ataca a civiles con estas armas químicas? ¿Por qué no ataca a todos esos enjambres de yihadistas?». El analista añade que, si las fuerzas gubernamentales no están usando armas químicas ni siquiera contra los terroristas como el Estado Islámico, «¿por qué habrían de usarlas contra civiles en un momento concreto?». Por último, para el investigador y analista político de Sídney Robert Inlakesh, los rebeldes sirios han tendido a usar este tipo de tragedias para ocultar sus propios crímenes contra la población y culpar al gobierno sirio cada vez que pierden una batalla. «Lo que pasa es que están perdiendo ahora», ha agregado el analista, haciendo referencia a la derrota de los milicianos después de una feroz batalla en Alepo.
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