Empieza a hacer agua la coalición multicolor. La Rendición de Cuentas, la elección del directorio blanco, las firmas de la LUC, la entrega del puerto a un monopolio extranjero, van minando su cohesión. Está en peligro su continuidad. Son momentos para tener muy claro dónde pararnos. Para ello, en toda reformulación, debemos ver qué está pasando con los partidos. En el mundo y fundamentalmente en la región.
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Echemos una mirada a Sudamérica.
Colombia. Conservadores y liberales eran los partidos más viejos del mundo. Más aun que whigs (liberales) y tories (conservadores) en Reino Unido. Hoy no existen más. Desde la polarización en el primer gobierno de Uribe (2002), es la U vs. anti-U; tratados de paz vs. Represión, etc.
Venezuela. Muchos culpan a Chávez -febrero de 1999- del fin de la hegemonía bipartidaria (Copei: Social Cristianos, AD Social Demócratas) en dicho país. Hay que recordar que este recibe la banda presidencial de manos de Rafael Caldera, (dos veces presidente, en un país donde se debe esperar dos períodos antes de aspirar a la reelección). Olvidan que cuando Caldera entrega a Chávez la banda presidencial ya había sido electo por fuera y contra su partido (Copei).
Ecuador. Desde la restauración democrática encabezada por el asesinado presidente Jaime Roldós (1980) todo esfuerzo por dar formas a una alternativa binaria Izquierda Democrática (social demócrata) y alternativas social cristianas con varias nombres han fracasado. La asunción de Rafael Correa cambió la polarización en progresismo vs. conservadurismo. El presidente que lo enfrenta (Lenín Moreno) fue su vicepresidente y electo por el mismo partido. La participación de 18 candidatos en la última elección demuestra la crisis local del sistema de partidos.
Perú. Muchos nos formamos de jóvenes con la idea de que el APRA era una fuerza indestructible. Sobrevivió dictaduras y 5 años de asilo de Haya de la Torre, en la Embajada de Colombia. Cuando asume Pedro P. Kuchinsky, sucediendo un gobierno aprista, se inicia la descomposición política que impera. El APRA obtuvo menos del 5 % de los votos, con lo que perdió la personería jurídica. Castillo vive los primeros tropiezos, con un parlamento con 14 bancadas, donde no logra mayoría.
Bolivia. La refundación democrática tras la revolución del 52 termina en 1980 cuando el MNR se divide en dos: tendencia “izquierda” y “pazestensorismo”. La llegada al poder del primer presidente indígena, Evo Morales, hace desaparecer por la fuerza de los hechos a los partidos preexistentes.
Chile. EL PDC fue el último partido antes de Allende (Pte. Frei Montalva, 64-70), el de transición pos-Pinochet (Pte. Ailwyn, 90-94), y gobernó en la “nueva democracia” (Frei Ruz-Tagle 94-2000). En las elecciones para miembros de la Constituyente obtuvo solamente 2 bancas (2021).
Brasil. nunca tuvo un sistema de partidos fuerte y duradero. Bolsonaro no tiene partido y no cree en las instituciones.
Argentina. Sustituyó primero conservadores vs. radicales por peronistas vs. antiperonistas y hoy se plantan peronistas vs. peronistas.
Paraguay. Tras algunos intentos del Partido Liberal Radical Auténtico (2012-2013) y el fugaz mandato del Presidente Lugo (2008-2012), siempre termina gobernando, como hoy, el Colorado de la dictadura de Stroessner (1954-1989).
En este panorama, el Frente Amplio debe, para ser además de opción de triunfo, alternativa de gobierno, asumir las transformaciones que la gente exige para sentirse representada. La fuerza política no debe aspirar solo a ganar, sino a ser funcional a la participación de la gente. Ese es el desafío: formas de organización que garanticen representatividad y credibilidad.
Así tendremos un gobierno que, además de hacerlo bien, haga que la gente se sienta partícipe del proceso. Hay que estar a la altura del desafío.