Este lunes, los directores del FBI y de la NSA, James Comey y Michael Rogers, se encuentran compareciendo ante el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes para explicar sus avances en la investigación acerca de la supuesta injerencia rusa en las últimas elecciones presidenciales. Comey señaló que hasta la fecha no hay evidencias que avalen la acusación de Donald Trump contra la administración Obama por haber realizado escuchas y pinchazos de línea telefónica a su persona. Por otro lado, Rogers negó encontrar pruebas de que la agencia de espionaje británica GCHG participara en las presuntas escuchas a Trump. El jerarca también respondió afirmativamente a la pregunta de si el FBI tiene pruebas de que los ataques informáticos de Rusia irrumpieron en los servidores del Partido Demócrata. Sin embargo, tanto él como Rogers aseguraron que las instituciones que lideran no tienen pruebas de que los ciberataques rusos hayan afectado al resultado de los comicios electorales en estados clave para la victoria de Trump del 8 de noviembre como Michigan, Pennsylvania, Florida, Ohio o Carolina del Norte. La conexión rusa Asimismo, Comey se negó a responder preguntas sobre las comunicaciones de miembros concretos del gabinete de Trump con los piratas informáticos que realizaron los ciberataques. El jerarca declaró que la hipótesis de que miembros del gabinete de Trump hayan trabajado coordinados con autoridades del Kremlin se sigue manejando en la investigación. Por su parte, el mandatario estadounidense publicó varios mensajes a través de su perfil de la red social Twitter en los que califica la presunta coordinación de sectores de su gabinete con el Kremlin como «noticia falsa», inventada por los Demócratas. Por otro lado, Comey desmintió que Rusia haya tratado directamente con el portal Wikileaks.
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