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Fernando Haddad: “La reforma política en Brasil era vital y no la hicimos”

El excandidato a presidente por el PT, Fernando Haddad, estuvo algunas horas en Uruguay y se reunió con José Mujica, con el presidente del Frente Amplio, Javier Miranda, concedió algunas entrevistas y participó en un acto en la sede del Pit-Cnt. En todas las intervenciones relató la realidad brasileña antes de la asunción de Jair Bolsonaro y llamó a la unión del progresismo mundial.

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Por Mateo Grille

¿Cómo está Brasil hoy a pocos días de asumir la presidencia Jair Bolsonaro?

Yo creo que la gente no comprendió aún, completamente, lo que sucedió en nuestra sociedad. Es una elección muy atípica, teníamos un candidato, Lula, que era el favorito en todas las proyecciones. Yo asumí mi candidatura 20 días antes del primer turno, llegué a 45% de los votos en el segundo turno y eso sin Lula. En mi opinión, eso significa que Lula ganaría la elección, sin duda. Bolsonaro era un diputado muy opaco, sin grandes intereses ni destaques durante los últimos 25 años; con un discurso muy radical ha logrado un éxito extraordinario. Un discurso muy radical que era inaceptable para los patrones brasileros hace cinco. Inaceptable. Ha cambiado la sociedad muy radicalmente. Porque ha habido una crisis económica muy profunda, una crisis política y los escándalos de corrupción han generado sentimientos antisistémicos y eso es muy peligroso.

 

¿Cómo pudieron surgir esos sentimientos antisistémicos?

La propia derecha brasilera es progresista en comparación con Bolsonaro. Fernando Henrique Cardoso es un liberal gradualista, no tiene nada que ver con Bolsonaro. Tiene vergüenza de Bolsonaro. Tenemos una situación muy atípica, pero la población ha cambiado.

 

¿El PT no vio ese cambio?

Lo vio, lo vio. Yo mismo en una entrevista en Folha de São Paulo dije, hace dos años, que la extrema derecha tiene un lugar en Brasil, que había que tener cuidado con eso. El discurso de extrema derecha habla con el pueblo muy fuertemente.

 

Es una extrema derecha que ascendió al poder por vías democráticas.

Más o menos, porque si Lula hubiera podido disputar la elección, habría sido totalmente democrática. Pero no fue así.

 

¿Usted cree que el proceso electoral no fue democrático? 

Por dos cosas que están en la Justicia. Por la ausencia de Lula, que incluso tenía una resolución de Naciones Unidas para disputar la elección. Y por el uso indiscriminado de fake news, porque en la elección vivimos una avalancha de ellas vía WhatsApp. Son dos cosas artificiales, productos de la mente humana, que incidieron mucho. Y una tercera cosa que incidió fue una fatalidad, el atentado a Bolsonaro.

 

Usted habló en esa entrevista en Folha de S ã o Paulo de los sistemas híbridos. ¿Podría desarrollar un poco más ese concepto?

Boaventura De Souza Santos ha dicho que no hay dictaduras o democracias transparentes, hay sistemas híbridos. Muchas veces el autoritarismo crece por dentro de las instituciones democráticas. Para ejemplo está el caso del proyecto “Escola sem partido”, la criminalización de los movimientos sociales comparándolos con movimientos terroristas. Son cosas que nacen desde adentro y se aprueban en el congreso. Tenemos que tener mucho cuidado con eso, con el crecimiento del autoritarismo por dentro de las instituciones. No es más de afuera para adentro de las instituciones, sino desde dentro mismo.

 

¿Cómo se combate eso?

Es un problema muy difícil, es una invención conservadora muy difícil de combatir. Tenemos que contar con la conciencia política de las personas. Las personas tienen una visión de la democracia como en la antigua Grecia, no es una visión moderna de la democracia. En Roma o en Grecia gobernaba la mayoría y la minoría no tenía voz. Pero en la modernidad la preservación de las minorías es la piedra de toque de la democracia. El autoritarismo crece en las democracias modernas cuando esta visión moderna queda de lado para imponer una voluntad de una mayoría apasionada que no tiene respeto ni tolerancia por el que piensa diferente ideológicamente, religiosamente, de orientación sexual, todo.

 

Frei Betto ha dicho que uno de los problemas más grandes del PT fue no haber trabajado la conciencia política de la sociedad. ¿Concuerda con este análisis?

Tiene razón, pero hay otra cuestión. Nosotros pensamos mucho en los resultados para la población, pero nunca nos preocupamos seriamente de los medios. La reforma política era un imperativo en Brasil para cambiar el sistema político, era una necesidad básica y no enfrentamos los debates de la reforma política. Tenemos que hacer un mea culpa porque eso era vital para la sobrevivencia de la izquierda, cambiar el sistema, cambiar las medios después de llegar al poder. No sólo debimos llegar al poder, había que ejercer el poder y permanecer en él, además.

 

¿Qué opina de las declaraciones de Jair Bolsonaro respecto a la cercanía que tendrá su gobierno con Estados Unidos?

No es una cercanía, sino un alineamiento completo. En torno de todas las políticas, no sólo en las cuestiones de política ambiental, por ejemplo. La embajada de Israel en Tel Aviv o  Jerusalén… se va a Jerusalén, como Estados Unidos, con Venezuela. Hay que lidiar con el asunto de Venezuela, como ayudar a Venezuela, pero Bolsonaro quiere otra cosa, como Trump. La mentalidad es la misma, no es una aproximación. Él tiene un objetivo deliberado, que es seguir ciegamente la política de Estados Unidos.

 

¿Qué consecuencia puede tener esa alineación absoluta para América Latina?

Nosotros, los brasileños, jamás creímos en un mundo bipolar. Un mundo bipolar lleva a la guerra; la guerra es un corolario de un mundo bipolar. No hay salida para eso. Brasil siempre creyó en un mundo multipolar, multilateral, porque es más seguro ese mundo multilateral, es más libre. Porque todos tenemos más oportunidades de trabajar en el multilateralismo. En el mundo bipolar, hay guerra, fría o caliente, pero guerra. Como ahora con China; es una guerra.

Lula
Después de las elecciones, Lula quedó mal, realmente no le gustó nada. Pero después de eso y con el paso de los días está bien, revitalizado, tiene fuerzas, piensa mucho. Pero los días después de la elección realmente los pasó mal. Ahora ya está bien”.

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