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Elecciones en Francia

Francia: Fisuras en la V República

El próximo domingo el rumbo de Europa se disputa en las elecciones presidenciales francesas. En las encuestas de opinión se da un empate a cuatro en el que dos candidatos muestran tendencias euroescépticas que preocupan al capital especulativo europeo.

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Por Manuel González Ayestarán

La V República francesa se resiente. La figura suprema de un presidente paterno unificador de la nación, tal como ejerció Charles de Gaulle durante los primeros 10 años del actual régimen de gobierno, perdió el sentido tras varias décadas de profundización del neoliberalismo y de socavación progresiva del Estado de bienestar. Nicolas Sarkozy y François Hollande (el presidente más impopular desde 1958) culminaron con sus respectivas legislaturas el proceso de decadencia de la República fundada casi 60 años atrás, durante el cual la clase trabajadora francesa ha visto cómo su bienestar material, así como sus derechos sociales y laborales, se han ido resquebrajando progresivamente. El resultado es la fragmentación del espectro político, materializada en un virtual empate entre cuatro partidos a una semana de las elecciones.

Las últimas encuestas de opinión, publicadas por Le Monde, configuran un panorama electoral altamente disputado, en el que el primer puesto está compartido por dos candidatos que llegan a las elecciones con 22 por ciento del apoyo: la líder del Frente Nacional, Marine Le Pen (ultraderecha), y el exministro de Economía, Finanzas e Industria por el Partido Socialista (PS), Emmanuel Macron (socioliberalismo), que se presenta al frente de su nuevo partido, ¡En Marcha! A estos les siguen Jean-Luc Melenchon, liderando el Partido de Izquierda (20 por ciento) y el conservador François Fillon, heredero de Nicolás Sarkozy en Los Republicanos (19 por ciento).

Sin embargo, el margen de error de las encuestas, sumado a 30 por ciento de votantes que aún se manifiestan indecisos, hace que cualquiera de los cuatro candidatos pueda disputarse en segunda vuelta la presidencia de Francia. Sin embargo, este último sondeo no deja dudas del declive del Partido Socialista, aun con la propuesta supuestamente renovadora de Benoît Hamon en su fachada. El líder que representa al ala izquierda de esta formación únicamente tiene el apoyo de 7,5 por ciento de los encuestados por el diario francés.

Europa y el mundo están pendientes de la coyuntura francesa, ya que dos de los cuatro candidatos a la presidencia de la tercera economía de la Unión Europea (UE) presentan posturas a priori amenazantes para el statu quo de Bruselas. Por un lado, Marine Le Pen lleva años proponiendo la salida del euro y de la UE, argumentando fundamentalmente dos razones. La líder del Frente Nacional reivindica la autonomía francesa para reprimir libremente la inmigración, abandonando los acuerdos europeos y sacando a Francia de la zona Schegen; y, por otro ,recurre al sentimiento de precarización del pueblo francés, recordando cómo la llegada del euro repercutió en la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores. En este sentido, Le Pen apela al empobrecimiento de la clase trabajadora canalizándolo a través del chauvinismo, ya que junto a esta crítica de la UE la líder ultraderechista agita un programa económico netamente proteccionista, en beneficio del sector de la burguesía nacional al que representa. En caso de hacerse con el Poder Ejecutivo, Le Pen ya anunció que realizaría un referéndum sobre un eventual frexit.

Asimismo el capital especulativo europeo también percibe una amenaza en las urnas francesas por el flanco izquierdo, personificada en el extrotskista y posteriormente exsenador escindido del Partido Socialista, Jean-Luc Melenchon. El líder del Partido de Izquierda e impulsor del movimiento Francia Insumisa se alinea en Europa con agrupaciones como Syriza en Grecia o Podemos en España, aunque sostiene un discurso más crítico que ellos en lo referido a la UE. El exsenador socialista llega un poco más allá que sus homólogos sureños y no descarta celebrar un referéndum de salida de esta comunidad económica en caso de que no se puedan reformular los tratados europeos para poner fin a las políticas antipopulares de austeridad. Con este discurso se anticipa al callejón sin salida en el que quedó atrapado hasta hoy el líder griego Alexis Tsipras cuando prometía a su electorado recuperar derechos sociales dentro de la UE.

En el pasado Melenchon mostró admiración por líderes como Hugo Chávez y por los gobiernos progresistas latinoamericanos, lo que ha hecho que el establishment mediático europeo le haya colgado la etiqueta de el “Chávez francés”. El repentino crecimiento de Melenchon en las encuestas ha provocado que la derecha haya revivido a los verdaderos fantasmas del capital, desde Lenin a Fidel Castro, para inhabilitar al candidato izquierdista ante la opinión pública. No obstante, él responde con humor, señalando que “una vez más, afirman que mi victoria electoral desencadenaría un invierno nuclear, una plaga de ranas, un despliegue de tanques del Ejército Rojo y un aterrizaje de venezolanos”.

Así, una hipotética segunda vuelta disputada entre Marine Le Pen y Jean-Luc Melenchon supone una pesadilla para el capital especulativo europeo y para sus círculos de poder político y mediático. Por ello, coincidiendo con la publicación de las últimas encuestas, los mercados aumentaron la prima de riesgo de la deuda francesa respecto a la alemana, según informó el diario español El País.

El “Macri francés”

En plena crisis de las instituciones políticas tradicionales, el establishment mediático y económico está apostando por la figura del exministro de Economía de François Hollande, Emmanuel Macron, como candidato renovador del statu quo. Liderando la formación ¡En Marcha!, el exjerarca francés ha implementado una estrategia propia de partido “atrápalotodo”, situándose a sí mismo en el virtual centro político “ni de izquierdas, ni de derechas”, con un discurso de fuerte tinte corporativo-empresarial .

Si Jean-Luc Melenchon equivale para muchos a Hugo Chávez en América Latina, el discurso de Emmanuel Macron guarda importantes relaciones con el que empleó Mauricio Macri durante su campaña política. Ambas figuras provienen del ámbito empresarial. Macron, de hecho, se desempeñó como consultor de la banca Rothschild y terminó siendo socio de este grupo bancario. En su campaña política defiende que “en este mundo nuevo, cada uno debe encontrar su lugar. También Francia lo conseguirá si sabe liberar las iniciativas y, al mismo tiempo, proteger a las personas”. Así, bajo su discurso centrista, el candidato tecnócrata propone un programa netamente neoliberal, basado en la reducción de impuestos y del gasto público, así como la liberalización de las relaciones laborales y apuesta firmemente por la UE y la globalización.

Para el docente especialista en geopolítica y en América Latina, Christophe Ventura, “Macron es un ‘populismo de elite’. Para decirlo de otra manera, es la transmutación de un populismo del ‘extremo centro’. Es un agujero negro . Un grosero espasmo. Es un candidato vacío que roba ideas de todas partes para salvar al sistema. Es populista en este sentido. Encarna la estrategia, el método, la mediación política de algunas facciones del régimen. Tiene la misión de rescatar el sistema y reposicionar a las elites en el centro del poder”. Para el experto, “en la campaña presidencial francesa hay un choque de tres ‘populismos’. El populismo de derecha: Le Pen (nacionalistas contra el globalismo); el populismo del extremo- centro de Macron (liberales, de ambas orillas del sistema, contra los enemigos del sistema); y Melenchon, que encabeza el populismo de izquierda”.

Por otra parte, los candidatos abiertamente derechistas son los que menos dudas generan a sus electores: únicamente 20 por ciento de los que se inclinaron por Fillon en las encuestas y 15 por ciento de los que mencionaron a Le Pen como candidata favorita manifestaron que su voto “todavía podía cambiar”. Este porcentaje de indecisos aumenta en el caso de los tres candidatos relacionados con el Partido Socialista: Macron (32 por ciento), Melenchon (34 por ciento), Hamon (43 por ciento).

Melenchon y la izquierda europea

El crecimiento de Jean-Luc Melenchon viene aparejado de la pérdida de apoyos experimentada por el Partido Socialista. Al igual que sucedió en otros países europeos como España, Grecia o Italia, la sociedad francesa ha observado un maridaje entre los partidos de derecha e izquierda tradicionales basado en un programa de mínimos dictado por la banca y el capital especulativo. De este modo, muchos trabajadores traicionados han mirado a las nuevas fórmulas que asoman tanto desde la derecha como desde la izquierda.

Con este contexto de fondo, Jean-Luc Melenchon se ha hecho fuerte embanderándose con el discurso de izquierdas que el PS abandonó 30 años atrás, bajo la presidencia de François Miterrand. El líder del Partido de Izquierda propone terminar con la V República, con el objetivo de quitar poder al presidente ante el Parlamento e implementar en mayor medida recursos que fomenten la participación ciudadana en la política, como el referéndum. Melenchon también promete aumentar el gasto público y elevar los impuestos a las grandes fortunas instaurando un nuevo tipo impositivo de 90 por ciento para el tramo de ingresos superiores a los 400.000 euros anuales.

En el ámbito internacional su candidatura defiende salir de la OTAN, renegociar los tratados europeos, romper con las imposiciones de la Organización Mundial de Comercio, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial e implementar mecanismos de control público sobre los grandes medios de comunicación privados. Al contrario que la nueva izquierda anglosajona, como Bernie Sanders en EEUU o Jeremy Corbin en Reino Unido, los cuales promueven el cambio desde los partidos tradicionales, Melenchon apuesta por una candidatura más al estilo de los partidos mediterráneos europeos que irrumpe en el debate político desde fuera, modificando la terminología tradicional.

Así, el candidato izquierdista ha desarrollado su campaña política dando un potente uso a las redes sociales y las plataformas virtuales. Su canal de YouTube tiene 280.000 suscriptores. En este sentido, su actuación en el debate televisivo del 20 de marzo catapultó su popularidad entre la población, suponiendo un punto de inflexión en su carrera a la presidencia.

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