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Política

Gambera: «El gobierno vende humo»

A pocos días del congreso del Pit-Cnt que se avizora como “histórico”, el secretario general de AEBU y responsable de Relaciones Internacionales de la central sindical analizó la actual coyuntura y los escenarios posibles para el movimiento sindical y el país.

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Producción:  Viviana Rumbo

Lo consultan en los ámbitos internacionales de la OIT en Suiza o en espacios donde se debate el futuro del trabajo -a nivel europeo y latinoamericano- bastante más seguido que en algunos medios de comunicación de nuestro país. Piensa, reflexiona y teje como buen integrante de la generación 83. De todos modos y más allá de su natural vocación de diálogo y búsqueda permanente de encuentros y caminos consensuados, en algunas ocasiones y cuando amerita, se para firme y tranca duro. Hace pocos días sintió que tenía que marcar postura sobre la decisión de vida que tomó su amigo Fernando Pereira, el expresidente del Pit-Cnt y así lo hizo. Lazos y certezas. Convicciones prefiere decir él. Lo fuimos a buscar para hablar de política sindical, del congreso que se avecina y también del relacionamiento del movimiento sindical con el gobierno a partir de la presentación de 800.000 firmas que habilitan un referéndum que -sea cual sea el resultado- marcará al gobierno y a sus políticas en materia económica y social. Sobre su rol en la nueva conducción sindical, habló de su disposición total a asumir lo que el colectivo entienda mejor. «Donde me precisen, estaré».

 

¿Por qué es tan relevante la Asamblea Nacional de Delegados de cara al próximo congreso del Pit-Cnt?

Creo que más allá de todos los temas que nos afectan, hay un gran tema que tenemos que nos preocupa y es la reforma de la seguridad social. Más allá que la AND debatirá sobre asuntos estratégicos relacionados al sindicato y sus posturas ante el congreso del Pit-Cnt, hay otros temas estratégicos como por ejemplo, con quién acumulamos fuerzas, hasta dónde va al bloque social y político por los cambios. Pero insisto, para mí una de las batalla más fuertes que vamos a tener que dar que es la defensa de las condiciones y el futuro de la seguridad social en el Uruguay. Y si bien nosotros tenemos nuestra lucha propia en torno a nuestro instituto de previsión social (Caja Bancaria), ponemos especial énfasis en el congreso porque es el vehículo que nos permite a nosotros estar juntos en la lucha por la seguridad social con el resto de los trabajadores de todo el régimen jubilatorio. Para nosotros, ese debate sobre la seguridad social y el desafío de lograr el mayor apoyo posible para la lista 11 para el Equipo de Representación de los Trabajadores en el BPS -aunque nosotros no estemos directamente involucrados- para nosotros es estratégico y es una lucha como si fuera propia.

 

¿Es un congreso histórico?

Probablemente sí, porque nos sacaron de la zona de confort. Hubiera sido un poco más cómodo tener la continuidad de Fernando Pereira. Además, Fernando Pereira dejó la vara muy alta en su conducción y eso probablemente nos obliga a salir de la zona de confort y pensar de nuevo. Es como barajar de nuevo y eso si bien te saca de la zona de confort, posiblemente también esté bueno que suceda. En segundo lugar, también puede ser histórico porque unos cuantos de nosotros pertenecemos a la generación 83. Y es una cuenta redonda, para el 2023 estaremos cumpliendo unos 40 años de militancia sindical, rondando los 60 años. Y eso representa un desafío para esa generación o al menos yo lo veo así. Personalmente, me desvela cumplir con algo que es clave: generar los relevos en los espacios que corresponde. Por supuesto, con el debido reconocimiento y respeto que se merecen las generaciones que transitan cada camino. Las nuevas generaciones tienen sus vivencias, sus coyunturas, sus correlatos políticos y sus bandera. Y como dice Fernando (Pereira) en muchos casos, las banderas de las nuevas generaciones son mejores que las nuestras. Por eso hay que generar los espacios y eso no se logra solamente diciendo: «Bueno, yo ya cumplí y ahora suerte en lo que les toca». Es sentir y transmitir que para lo que nos necesiten, aquí estaremos. Los pibes y las pibas saben que me van a tener y que cuando nos precisen, estaremos para sumar. Pero primero ellos, primero los pibes y las pibas.

 

¿Lo venís procesando por dentro?

Sí, pero me lo he planteado todo el tiempo desde que salimos a recorrer los barrios, las ollas y los merenderos. Tal como quedó demostrado en el estudio que hicimos en AEBU con la Facultad de Ciencias Sociales, el hambre tiene cara de mujer y de joven. Y en las ollas, hay toda una barra de mucha solidaridad de gente joven. Ellas y ellos están mejor insertados que nosotros, los más grandes. Y esos veteranos que ves en las ollas dicen que están ahí para acumular y sumar donde las nuevas generaciones entiendan que pueden ser útiles. La sinergia que aprendés ahí abajo, en el territorio, es tremenda. Yo pertenezco al movimiento sindical donde tuve esas referencias, que te hacían sentir que ellos estaban ahí, para lo que vos precisaras. Y te puedo nombrar a Wladimir (Turiansky), a Luis (Iguini) que lo despedimos recientemente y a (Alberto) Melgarejo. Tipos muy diferentes entre sí, pero que te hacían sentir que estaban allí, y eso fue, es y será fundamental para las nuevas generaciones. Yo creo que eso es parte de este momento histórico que marca este congreso.

 

Hay mucha expectativa también en el proceso de transición desde la partida de Fernando Pereira de la presidencia. ¿Cómo se está procesando esa realidad?

Necesariamente buscando unir esfuerzos, capacidades e improntas, conformando una dirección colectiva que te permita compensarte unos con otros. Algunos andarán mejor en una cosa, otros en otras. Me tocó seguir adelante como secretario general de AEBU en un momento durísimo, después de la partida de Juan José Ramos. Gustavo Pérez era el presidente, también bastante nuevo en el cargo y Juanjo se enfermó y al poco tiempo no lo tuvimos más con nosotros. Dirigentes como Juanjo, como Fernando, surgen una vez cada tanto. En el medio, hay que remangarse y trabajar con el conjunto, sabiendo que nunca ninguno de nosotros va a ser Fernando Pereira, pero que todos sumados podemos hacer que el Pit-Cnt siga teniendo el protagonismo y el rol fundamental de estar cerca de los que necesitan. Y eso para mí es clave. Y voy a poner ejemplos para no quedarnos en la teoría. El viernes pasado, en la sala Camacuá, lanzamos el Cajón Solidario, una iniciativa de AEBU que procura unir directamente a consumidores con productores, para que las frutas y verduras lleguen frescas a los hogares al abaratar los tiempos de traslado y también los costos de los productos. Se trata de unir dos puntas débiles. De los chacreros al consumidor, para la sociedad en su conjunto. Ahí hay sinergia de los de abajo, con la academia, con la Facultad de Ciencias Sociales, con los sindicatos de mujeres rurales con María Flores y su trabajo formidable, con los trabajadores de los tambos. Es decir, el sindicato bancario en territorio, con actores de la sociedad que tienen roles destacados para aportar soluciones en un esfuerzo colectivo. Este caso no tiene un liderazgo, hay una cantidad de esfuerzos todos a la vez. Y creo que es un ejemplo vivo, de cómo se reproducen los colectivos en sus distintas luchas, con un espacio fundamental para la gurisada. Las y los pibes tienen sus banderas y las defienden. Y los más grandes tenemos que entender que esto es así.

 

En este tiempo se ha intentado demonizar al movimiento sindical y hasta hay quienes lo pretenden colocar en un espacio casi de desestabilización. ¿Qué pensás de esos embates de odio?

Yo creo que la mejor respuesta es construir el entretejido social que se vio el 15 de setiembre. El encuentro del campo y la ciudad, las ollas y los barrios, la tierra y los sindicatos, la cultura y el deporte. De todas maneras, a mí no me parece que en pleno siglo XXI haya actores políticos que sigan agitando el fantasma de la Unión Soviética. Parece chiste, pero sucedió hace pocos días. Por momentos intentan agitar esos fantasmas de manera un poquito -apenas un poquito- más fina, pero terminan cayendo en el grotesco. Y quiero puntualizar algo: no creo que nosotros seamos defensores a ultranza de todo lo que pasa en algunos países de América. Pero eso de colocar siempre como el eje del mal a Nicaragua, Cuba y Venezuela, parece ya gastado. Sí que hay problemas en esos países. Ninguno de nosotros lo va negar. Cada uno tendrá su visión más o menos crítica y eso creo que es sano que todas las sociedades todas lo debatan cuando entiendan pertinente. Pero también deberían debatir lo que acaba de pasar con los mapuches en Chile, lo que pasó antes en Colombia  y en distintos lugares del continente. De lo contrario, es una sátira de los monstruos como con el Agente F86.

 

¿Con la LUC no está pasando algo similar? Te lo pregunto por lo grotesco de los cucos.

Sí, claramente. Que si se derogan los 135 artículos van a sacar a todos los presos a la calle, que los que estamos contra la LUC estamos de acuerdo con los delincuentes. Es tremendo, parece chiste.

 

Julio María Sanguinetti siempre apeló a la Unión Soviética como recurso extremo.

Sí, ese cuco ya está gastado. Pero en cambio me preocupa otra cosa sobre la que sí creo vale la pena nos demos un debate fraterno para sacar conclusiones. Me preocupa que a nivel global, no solo en Uruguay, nuestra gente, los trabajadores, los que viven de su trabajo de diferentes maneras, van optando por las derechas. Da la impresión que ahí encuentran algunas certezas que no ven en nuestra prédica. Ahí es donde tenemos que dar un debate para entender por qué nos pasa eso. Las derechas crecen en Italia, en España, en distintas partes. Si unos años atrás le decías a los alemanes que la representación neonazi iba a experimentar un crecimiento mayúsculo, no lo hubieran creído. Esto está pasando ahora. Y no es que esa gente no cuenta con votos y respaldo popular, eso es lo dramático. Sí lo tienen. Por ello creo que debemos debatir sobre estos temas. Es un debate fermental que está relacionado a cómo construir una imagen y una dirección, que brinde las certezas de que en el Pit-Cnt encontrarán su lugar de lucha, para pelear a favor de sus intereses y no en otro lado.

 

En el documento para la AND de AEBU, hacen referencia tajante sobre la comunicación de este gobierno y la forma en la que las derechas apelan a los medios de comunicación para ampliar su espacio de acción.

En primer lugar, eso es una obviedad. Tienen los medios a su disposición. Otros no contamos con eso. Pero además han coordinado una forma comunicacional a nivel global que repercute a nivel local y nacional. Tenés anuncios previos sobre lo que va a pasar. Hablen de subsidios o de lo que quieran hablar, lo anuncian lateralmente tantas veces que te parece que hicieron muchísimas cosas y en realidad, tal vez apenas concretaron algo.

 

¿Son metódicos?

Absolutamente. Incluso creo que hasta la pandemia los favorece en esa estrategia. Acá en Uruguay, creo que se ha gobernado vendiendo humo durante un año y pico.

 

Las encuestas juegan a favor del gobierno ¿Hay mucha gente que “compró” ese humo?

En algún momento vendrá un viento y lo disipará. El primer año de pandemia, fueron más de 4.000 millones de dólares que acumularon uruguayos en depósitos a nivel local y del exterior. En lo que va del año 2021, la cifra ronda los 2.800 millones de dólares. ¿Para quién están gobernando? ¿Hay dudas? Pero mientras, se hace humo. Otro escándalo en puerta  aunque por ahora es un trabajo de expertos. Me refiero al informe sobre la seguridad social que sugiere cosas y hasta ahora, ninguno de los partidos de la coalición se va a hacer cargo de inmediato. Ahí se sugiere -entre otras cosas- que trabajes más años para jubilarte,  con un cálculo jubilatorio de los últimos 25 años, lo cual es un tijeretazo grande como este edificio. Además, con una tasa de reemplazo que va a andar en un promedio del 29%. Por tanto te sacaron una enorme parte de tu futura jubilación. Mientras tanto, sugieren que a los oficiales de las FFAA no los suban de rango antes de jubilarse. O sea que en vez de jubilarse con un 130% de tasa de reemplazo, se jubilarán con el 100%. El escándalo es que este gobierno lo que está sugiriendo con sus técnicos o su comité de expertos, es que te van a sacar más todavía de lo que ya te han sacado para que tengas que trabajar más años, y encima generarte tus ahorros para pagarte vos mismo la jubilación, para complementar lo que le siguen pagando a los militares sin tocarles casi nada. Si habrá humo.

 

Insisto, sin embargo, las encuestas le siguen dando aprobación al presidente.

Por eso digo que la pandemia tiene que ver con esta realidad. Ellos tienen una capacidad de hacer un relato. Dicen que acá bajaron los delitos. No te dicen que bajaron en todo el mundo como consecuencia de la pandemia. Acá festejan. Yo vivo en Lecocq y Aparicio Saravia. Preguntale a mis vecinos de la cooperativa  a ver si se sienten más seguros. Hablo con ellos todos los días y no escucho que digan que se sienten más seguros. No se dieron cuenta que bajaron los delitos porque van a la feria con el mismo miedo, con las mismas precauciones de toda la vida, no se dieron por enterados de que había orden de no aflojar.

 

Recién hablabas del ascenso de las derechas en el mundo desde el plano discursivo. Por estos días además hubo episodios de extrema violencia en Italia. ¿Se agrava la situación?

La violencia contra los migrantes y todo aquel que considerado «diferente», ya existía. Eso mismo acá en la LUC se le pone el rótulo de «apariencia delictiva». Así se le llama. A mí me indigna pero en Europa bastaba con que tu tez fuera diferente o usaras algún pañuelo como para que apareciera algún cabeza rapada y le diera por pagarte una paliza en el subte o donde fuera. Ahora la horda fue directamente a algunas oficinas públicas y de paso también a la sede de la Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL). Esto ya pasa de castaño oscuro y me parece que hay que poner las barbas en remojo. Ya sacamos un comunicado como Pit-Cnt pero debemos pensar cuál es la vacuna contra esos ataques violentos. Y una forma es acercando a mucha gente que por distintas circunstancias de su vida, hoy no está afiliada a un sindicato. Pero existen muy cerca de nosotros, se sienten parte de este colectivo. Y allí hay que ver cuál es la mejor forma de acercarnos, trabajar juntos, ver qué podemos construir juntos y qué aspectos de la realidad  podemos cambiar juntos en beneficio de las grandes mayorías. Ellos son los protagonistas y hay que respetar eso. Somos del mismo barrio, pero hay que ir a buscarlos, rodearnos, esa es una especie de vacuna contra el odio que nos quieren imponer. El movimiento sindical tiene experiencia y aprendizaje en este sentido. Cuando lo peor de la crisis del 2002, hubo quienes pretendieron agitar otros fantasmas. Y allí no hubo ni estallido social ni situaciones en las que nos colocaran a trabajadores contra trabajadores. Nada de eso. Porque lo que hubo fue un movimiento sindical y social diciendo que había que concertar y buscar salidas que cuidaran la institucionalidad del país.

 

Hay quienes sostienen que la asistencia del movimiento sindical a las ollas populares para contener el hambre de la gente sirvió de muro de contención para el propio gobierno .

Yo estoy convencido de que fue así. Otra de las cosas evitables -más allá del debate sobre si había muertes evitables o no- creo que indiscutiblemente era que cayeran 100.000 uruguayos en la pobreza. Había forma de contener con políticas sociales y definiciones desde el Estado que evitaran eso. Lo que pasa que la LUC, el Presupuesto, la Rendición de Cuentas, todas las leyes fundamentales de este gobierno te dan la pauta que -ideológicamente- este gobierno priorizó a los «malla oro» y no a los sectores vulnerables. Nunca priorizó a las grandes mayorías sino a quienes tienen los niveles de ingresos más altos y forman parte de una casta dominante. Pero además de eso el gobierno tiene un hilo conductor que tiende a recortar libertades allí donde nosotros creemos que tienen que fortalecerse y ejercerse: la libertad de expresión y la libertad de huelga, por ejemplo. Y sin embargo, hace alarde de «libertad» supuestamente en el ámbito financiero. El trabajador no podrá elegir por dónde cobrar el sueldo porque eso ahora lo decide el poderoso, el patrón. Pero te da la «libertad» de ir con un bolso con 100 mil dólares sin que te pregunten de dónde lo sacaste. Le da libertad a quienes ya la tienen, no garantiza que los que no tenemos medios podamos ejercer nuestras libertades. Y ese es un hilo conductor en todas las leyes fundamentales de este gobierno. Si el gobierno hubiera optado por otro camino, tal vez no habrían caído a la pobreza 100.000 nuevos pobres. Pero esto ya pasó. Y si no fue peor, fue gracias a la enorme solidaridad del tejido social. La solidaridad fue y es inmensa. Y sigue. Acá los partidos políticos tendrán que hacer su análisis. Y los luchadores sociales tendremos que tener responsabilidad también a la hora de conducir este proceso para que no se convierta en un sentimiento de indignación colectiva. Porque después cuando la gente se indigna dice «que se vayan todos» porque «nadie sirve». Y eso no le hace nada bien a ninguna sociedad. Eso mata la esperanza.

 

¿Es un riesgo posible?

Lo es y además, es el peor atentado: contra la esperanza de la gente.

 

¿Cómo ves la política exterior del gobierno?

Es grave porque no se percibe ni siquiera que haya una política exterior. No se ve un claro protagonismo de la Cancillería, ni de un canciller. No se percibe una política de Estado. Se debería actuar en ese sentido, consultando, intercambiando e incluso involucrando en determinados asuntos a todos los actores relacionados para que, en el futuro, no importa a quién le toque gobernar, haya una política de Estado que le de continuidad a las decisiones. Especialmente pensando en las consecuencias de las decisiones. Porque para ingresar en el Mercosur hubo que hacer mucho debate en este país y de esos debates surgió que habría costos altos. Y los hubo y los pagó la gente con trabajo, con pérdida de industrialización y mucho más. Y hoy no se ve ese mismo ambiente de diálogo social. Algo similar debería ocurrir en materia de vivienda. Un diálogo social para afrontar los asentamientos y todos los otros aspectos de la vivienda. Porque no se puede colocar a asentamientos contra colonos o contra cooperativistas. Tiene que haber una política de Estado que favorezca a que la gente pueda acceder a una vivienda. Y eso requiere de políticas públicas.

 

¿Extrañás a Fernando Pereira?

No lo puedo negar. Sería un falso si no lo dijera. Fernando tenía una virtud que creo a casi todos nos cuesta: poner la otra mejilla. Todos cuando nos enojamos con algo solemos ser cortantes. Él por su formación cristiana tenía esa capacidad de poner la otra mejilla y mirar hacia adelante. Es algo que me gustaría poder incorporar, porque creo que bien vale la pena. Fue y es una influencia terriblemente positiva en todos nosotros. Y nos hizo y hace bien reconocer eso. Yo lo extraño mucho, sus conversaciones, las bromas, en fin, todo. Cuando yo le comentaba que había tenido un inconveniente o discusión con alguien, me decía que lo invitara a charlar un rato. Eso me decía. Yo lo voy a extrañar mucho pero espero que lo podamos ganar en ese puente que tiene que haber siempre con la política, del movimiento sindical con todas las fuerzas políticas.

 

Hay quienes auguraban una salida traumática, con aire dramático, pero fue todo entre asados y risas.

Él genera eso, tiene la capacidad de generar eso. Más allá que seguro irá al congreso a saludar, estoy convencido que seguirá influyendo en el proceso de conversación y de acuerdo con su impronta. Después alguien tendrá que encargarse de impregnar nuevas improntas positivas.

 

¿Qué lugar ocupás vos en ese nuevo escenario?

El que siempre he ocupado: donde me precisen estoy. Eso no me desvela. Lo que sí me preocupa y desvela es lo que te dije al comienzo, que seamos capaces de abrir los poros y puertas y ventanas para darle paso a nuevas compañeras y compañeros. Que tomen las banderas y traigan nuevas y que crezcan los pibes y las pibas. Como dicen en el barrio, vamos los pibes. Y las pibas, obviamente.

 

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