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Garganta Profunda

Por Gonzalo Alsina.

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Caras y Caretas Diario

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En el año 1972 hubo dos gargantas profundas. Una la película porno protagonizada por Linda Lovelace y la otra tiene que ver con la renuncia de Nixon a la presidencia de Estados Unidos (EEUU) por el caso Watergate.

En este caso, Garganta profunda era el seudónimo de William Mark Feit, número dos del FBI de la época, que informó a dos periodistas del diario The Washington Post, lo que produjo la renuncia del presidente.

El viernes 3 de marzo el periodista de Brecha Samuel Blixen escribe en la contratapa un artículo titulado ‘El recurso del miedo’, que trata sobre la necesaria transparencia para que la sociedad se pueda conocer la verdad de lo vivido durante la dictadura. Finaliza el artículo diciendo: “[…] habrá que estimular una, dos, muchas gargantas profundas”.

Garganta profunda sería, al parecer, una práctica periodística consistente en proveer información de forma anónima e indirecta.

Cuando se trata de documentos aportados por ortibas (lo sabe Samuel) hay que tener mucho cuidado porque se pueden entreverar las cosas sin querer. Porque es peligroso mezclar lo que dicen los ortibas con opiniones propias, que muchas veces son mal extrapoladas o con errores garrafales. A veces, incluso, con verdaderos horrores. Pero eso es para una próxima columna.

El 10 de marzo de 1985 fueron liberados cientos de presas y presos políticos. A mí me tocó organizar uno de los camiones en los que fuimos a exigir la libertad de los presos políticos. En particular fui a saludar al Petiso Esquivo, al que antes de mi liberación, en noviembre de 1979, le había prometido que lo íbamos a sacar con los camiones. Ese día el pueblo organizado por miles fue a liberar a los luchadores por la libertad.

Pero resulta que en una fría y silenciosa operación de inteligencia, parte de la cúpula del MLN fue trasladada a Jefatura el miércoles 13 de marzo para liberarlos al anochecer del jueves 14.

Blixen: ¿A qué fue el flamante ministro Chiarino con su séquito de gorilas uniformados?

Teniendo en cuenta que hacía bastante tiempo que había sido derrotada políticamente la guerrilla, ¿a qué se debió esta visita, antes del 10 de marzo de 1985?

¿Por qué fueron en forma sigilosa y secreta a reunirse al piso 1B? Aún quedaban 300 presos aproximadamente. ¿A parlamentar qué? Porque los secretos no son buenos, estimado periodista. ¿Qué puede aportarnos a los ciudadanos? ¿O sigue siendo un secreto? ¿No era que los secretos eran malos? ¿Por qué no da el ejemplo? Usted es un testigo de primera mano y en este caso no precisa una garganta profunda.

¿Por qué la comitiva no recorrió los otros sectores? ¿Cuál era la orden del Padrino?

Por aquellos días en que entró al penal semejante comitiva se estaban cerrando cada uno de los rubros de los servicios de la vida del penal, caso a caso. Por ejemplo, el cierre de la cantina le correspondió a un equipo de compañeros del piso 1A. Y de pronto, “agite”: los milicos se pusieron tensos y los compañeros del 1A miraron al 1B y en el séquito del ministro de Sanguinetti venían entre 15 y 20 gorilas con sus charreteras y graduaciones. Y la cosa duró aproximadamente una hora. Los compañeros se turnaban para ver aquello.

Blixen: ¿Qué platicaron con los gorilas fascistas? Porque hablar contra el secreto está bien, pero cuando no me conviene ¡también! ¿No le parece?

Y ya que estamos, ¿por qué no profundiza en los sucesos del batallón Florida? Capaz que tiene una garganta profunda que le dé una mano.

¿Por qué no nos explica el porqué del encuentro de Durazno cuando asumió el Pepe? Porque ahí también hubo secreto absoluto para el pueblo. Claro, menos para los “muchachitos”. Porque se podrían entender las actitudes de varios de sus compañeros, por ejemplo, ante el voto rosado, entre otras cosas.

Se lo pregunto yo, Gonzalo Alsina, recluso Nº 1.888. Invicto en la máquina y sin necesidad de cuartilla de 24 o 48 horas. Y no fui el único.

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