Cada uno reacciona según la realidad que vive. Cuando veo que nuestros hermanos argentinos protestan por las medidas de movilidad, los incitaría a mirar a este lado del charco. Quizás vivan la polarización que generó el frustrado intento de reinstaurar el neoliberalismo de Macri. La Pandemia arrancó con fuerzas desde el primer día. Acá no. Pudo evitarse, pasar de un contagio inicial leve a uno de los peores índices Harvard del mundo. Por eso la gente se queja de un gobierno distante.
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¡Cuántas muertes pudieron evitarse! No hemos llamado la atención del mundo porque somos chicos. No debemos compararnos ni con el peor ni con el más grande. Ahí comprenderemos el consenso cada vez más amplio, que reclama al gobierno resultados, mayor sensibilidad y proximidad. No sacándose una selfie. No otorgando la distribución de alimentos a las ollas a ONG afines. Cercanía real.
En Uruguay, la emergencia sanitaria se declaró el 13 de marzo, recién asumido el actual gobierno. Por razones explicadas por los científicos en innumerables oportunidades (vacunación temprana antituberculosis en la década del 30, entre otras) acá demoró en llegar. Pero siempre los médicos insistieron que esa era la oportunidad, no de hacer propaganda, sino de prevenir. No se hizo.
En vez de ello, el presidente, salió con un autobombo de una vanidad y soberbia asombrosa. Ajena a la tradición de la política uruguaya. Nunca tuvo que “pelearla”. Ni en la vida profesional, ya que nunca ejerció, ni en política. Ingresó al parlamento por suplencia y ante la renuncia de su madre. Presidente en segunda vuelta, con un 28% de votos propios. El menor índice de respaldo de presidente alguno en democracia.
En vez de prevenir, le asestó un golpe bajo al gobierno argentino, saliendo en los canales de oposición criticando el aislamiento y apostando a lo que llamó “la libertad responsable” a la que convocaba su gobierno. “Nuestra vacuna es la máscara”, decía para justificar la demora en empezar a negociar la misma con los laboratorios. Ahora no apela a la libertad y llama a sus conciudadanos irresponsables.
Exactamente dos semanas después de decretada la emergencia, tuvimos la primera muerte: Rodolfo González Rissotto. Y no fue hasta varios meses después que asumimos lo que era vivir en pandemia. Al año de la crisis ya los muertos eran 698. 15 días después la cifra llegó a casi mil muertos (915). Cuando se publique esta nota habremos llegado a cerca de 2.000 muertos. Nos llevó un año alcanzar una cifra que ahora logramos se sobrepase en dos semanas.
El presidente se va los fines de semana a andar a caballo a Anchorena, sigue, cada vez que sale, agraviando a la oposición que le ofrece un marco de unidad nacional ante la crisis. Y terceriza la poca plata que va a invertir en ayuda social. Las ollas populares han sido una expresión de solidaridad social que ha nacido de abajo hacia arriba.
Ahora, el Mides y el INDA colaborarán con insumos por el orden de los 200 millones de pesos. ¿A dónde va ese dinero? ¿A los dirigentes barriales, a la gente que ya tiene experiencia en la materia? No. A una ONG (yo nunca la había oído nombrar) de características muy especiales. Por lo pronto, no hay en ella ni un solo dirigente ni organización social, con experiencia en el tema.
La ONG que administrará en forma directa los 200 millones de todos nosotros se llama Uruguay Adelante. No difunde un correo electrónico para contactarle. Esta revista ya ha conducido una investigación muy seria del tema, ante lo cual solo debo agregar que desconozco los nombres de sus autoridades. La única vocera hasta ahora es la primera dama, Loli Ponce de León. La ventana de la ONG al mundo es la cuenta de Instagram de la esposa de Lacalle (h). Las únicas imágenes difundidas en dicha cuenta son fotos, suyas con el Ministro Bartol, dándose la mano, posando para la prensa.
Un periodista ha dado, ante la “crónica de muchas muertes no anunciadas”, una muestra de dignidad tremenda. Y, hay que decirlo, con el apoyo de APU. No nos van a vencer ni imponer la paquetería frívola. Hay que mirar hacia adelante con fuerza. Para ello me ayuda tener un hijo, que lleva recorrido muchos barrios, organizando y enseñando a administrar ollas populares. Y un amigo, Ernesto Murro, que ayer me escribió: “Una atrevida y esperanzada opinión: estamos entrando en una nueva etapa. La declaración amplia que firman referentes diversos, entre ellos iglesias y periodistas, como Daniel Castro y Blanca Rodríguez, además de nuestros compañeros/as de siempre en batalla, las declaraciones de Aldo Silva en Sarandí y el respaldo de dicha emisora y Telemundo. La responsabilización y reclamos directos al presidente. Ojalá que todos y cada una de nuestras organizaciones demos la talla. Creo que desde 1983 no generábamos una respuesta de tanta amplitud”.