Con la llegada de Mauricio Macri al gobierno, los mercados internacionales abrieron las puertas del crédito a la Argentina. El gobierno hermano hizo un uso dispendioso del mismo y de acuerdo a los datos oficiales, que se remontan a junio de 2017, la deuda argentina se incrementó en 20 puntos, remontándose a los US$ 307.295 millones, lo que equivale al 56% del PBI. Las consultoras privadas estiman que en diciembre pasado, la deuda ascendió a US$ 342.000 millones, un 35% más que lo que era dos años atrás. En sintonía con estas cifras, el Observatorio oficial advierte que la ratio deuda-PBI es del 60%. Al culminar el año, el equipo económico anunció un alza de cinco puntos en las metas de inflación hasta 2020. Este año que comienza el ascenso será del 15%, de acuerdo a los planes oficiales. Simultáneamente, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, confirmó que se mantendrán las proyecciones de reducción del déficit fiscal. El año 2017 cerró con una diferencia equivalente al 4,2% del PIB. La idea es que baje en 2018 hasta 3,2%, para alcanzar en 2020 el 1,2% del PBI. Para lograr esa meta, el Gobierno tuvo que contraer préstamos con inversores externos, tras años de mercados cerrados a las políticas del kirchnerismo. En este nuevo escenario, la batalla que debe dar el equipo económico es contra el déficit. La balanza comercial argentina es deficitaria marcando el récord de US$ 8.000 millones en rojo. Argentina, que fue el niño mimado del FMI antes de 2001, se sacudió de encima el estigma que provocaron las políticas restrictivas del kirchnerismo. Ahora los préstamos vuelven a fluir y los mercados vuelven a abrir sus puertas. Pero la deuda crece y el déficit se acentúan.
Hacete socio para acceder a este contenido
Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.
ASOCIARME