El gobierno brasileño aprobó una nueva normativa que amplía la definición de condiciones degradantes de trabajo, tras la indignación suscitada por un reglamento que daba carta blanca al ‘trabajo esclavo’. Estas nuevas disposiciones fueron firmadas por el ministro del Trabajo, Ronaldo Nogueira, antes de presentar su renuncia, motivada por su propósito de participar en las elecciones legislativas del año entrante. En octubre pasado, su ministerio había emitido nuevas normas de combate contra el trabajo esclavo, que restringían su definición a la pérdida de libertad de locomoción y dificultaban las inspecciones en lugares sospechosos de ese tipo de explotación, sobre todo en el ámbito rural. La ONU había expresado su «preocupación» por esas medidas y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) las denunció como un «retroceso». El reglamento publicado este viernes restablece los criterios vigentes hasta octubre, según los cuales un trabajador sometido a condiciones degradantes de trabajo, jornadas exhaustivas, servicio por deuda o trabajo forzado, estaba en situación de esclavitud, así como los procedimientos de inspección de empresas y de elaboración de la llamada ‘lista sucia’ del trabajo esclavo. La normativa de octubre fue votada bajo la presión de la bancada ruralista del Congreso, vinculada al agronegocio. Fue publicada poco antes de que la Cámara de Diputados rechazara por segunda vez encaminar a la corte suprema una denuncia de corrupción contra el presidente Michel Temer. Brasil, el último país americano en abolir la esclavitud, publicaba desde 2003 una ‘lista sucia’ de patrones que explotaban mano de obra esclava. Pero desde que Michel Temer asumió el poder en 2016, el gobierno ha dejado de divulgar ese listado semestral.
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