De acuerdo a informaciones publicadas en Radio Habana Cuba, vienen creciendo las sospechas de que el “coronavirus” debe ser entendido como algo más que una enfermedad y ser asumido, también, como un posible ataque bacteriológico de los Estados Unidos contra China.
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Estas sospechas se tornan, cada vez más plausibles, en la misma medida en que la afección se extiende a pasos gigantescos por toda China.
«… Varias declaraciones recientes de altos cargos de la Casa Blanca y una cada vez más intensa campaña mediática internacional anti-china alimentan la hipótesis de que la administración del mandatario Donald Trump es la responsable de esa epidemia…» refiere el medio Radio Habana Cuba.
Las sospechas se fundamentan en las diferentes declaraciones realizadas con relación a la «guerra comercial» de Estados Unidos contra China y las medidas que han ido tomando empresas transnacionales y líneas comerciales norteamericanas ante el avance de la enfermedad en el gigante asiático.
Según cita RHC, el pasado 31 de enero, el secretario de Comercio Wilbur Ross manifestó : “… el brote de coronavirus que ha contagiado a miles de personas podría impulsar la economía estadounidense (…) “ayudará a acelerar el regreso de empleos a Norteamérica”.
Los medios de comunicación internacionales, refiere RHC, se han encargado de estimular el pánico y han silenciado, sistemáticamente, todo el trabajo emprendido por el gobierno chino, con vistas a atender la emergencia que la enfermedad ha venido produciendo entre la población del país.
«… Las autoridades chinas, junto su pueblo y el ejército, construyen hospitales en poco más de 10 días para brindar asistencia a los enfermos, y son optimistas en que encontrarán pronto el medicamento curativo. Empero, silenciar todo ello es parte de la campaña “chinofóbica” “made in USA” que protagoniza la administración Trump, entre otros propósitos con el de desviar la atención del juicio político a que está siendo sometido el inquilino de la Casa Blanca…» afirma RHC.
La histórica trayectoria de los Estados Unidos, en lo que se refiere a los ataques bacteriológicos, emprendidos en otros momentos contra países, a los cuales la nación norteamericana cataloga de «enemigos», reaviva y da solidez a la sospecha.