Por Manuel González Ayestarán
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Este domingo América Latina se juega en Ecuador nada menos que su equilibrio geopolítico regional. La candidatura de Lenín Moreno al frente de Alianza País, junto al actual vicepresidente de la república, Jorge Glas, representa la esperanza de las fuerzas izquierdistas regionales en reflotar el proyecto integrador progresista que hace más de una década emprendió medio subcontinente. Tras las derrotas electorales sufridas en Argentina y Venezuela, sumadas a las destituciones irregulares asestadas contra los presidentes de Honduras, Paraguay y Brasil, la derecha regional tiene ahora la oportunidad de hacerse con un espacio de hegemonía clave del Socialismo del Siglo XXI.
Sin embargo, al contrario que en Venezuela, la oligarquía proestadounidense ecuatoriana no ha logrado unificar sus candidaturas y disputa las elecciones de forma fragmentada en dos formaciones principales: el Partido Social Cristiano (PSC), liderado por la periodista y presentadora de televisión Cynthia Viteri, y el Movimiento Creando Oportunidades (CREO), encabezado por el exministro y banquero Guillermo Lasso. Ambos son los principales rivales del sucesor de Rafael Correa, aunque las encuestas de opinión los sitúen por debajo de él en intención de voto. Sin embargo, en una eventual segunda vuelta, Lenín Moreno podría tener problemas para hacer valer su proyecto continuista.
Las últimas encuestas cifran el apoyo a Moreno entre 32 y 35 por ciento del electorado, le sigue Guillermo Lasso acaparando supuestamente entre 16 y 21 por ciento de apoyos y Viteri ubicada en una franja de 14-20 por ciento. Por detrás de ellos, prácticamente sin oportunidades de gobernar, está el exmilitar izquierdista Paco Moncayo (7-11 por ciento), al frente de Acuerdo Nacional por el Cambio (ANC), y el político evangélico Abdalá Bucaram (3-4 por ciento), liderando la derechista Fuerza Ecuador. Para que en el país andino se renueve la Revolución Ciudadana, instaurada por Rafael Correa en 2007, la fórmula Moreno-Glas deberá obtener un apoyo igual o mayor a 50 por ciento de los sufragios o igual o mayor a 40 por ciento, siempre y cuando mantenga 10 por ciento de ventaja sobre su rival más cercano. En caso contrario, se convocará un balotaje previsto para el 2 de abril. El 24 de mayo la formación triunfante tomará posesión del gobierno.
El próximo domingo, los ecuatorianos están llamados a elegir los cargos de presidente y vicepresidente de la República del Ecuador, así como a los representantes del Parlamento Andino y los integrantes de la Asamblea Nacional para el período 2017-2021. En esta jornada también tendrá lugar una consulta popular sobre la posible prohibición a funcionarios públicos de tener bienes o capitales en paraísos fiscales.
Sobre Moreno pesa, tanto para bien como para mal, la herencia de diez años de Revolución Ciudadana de los que él mismo se ha embanderado. “Hemos devuelto los servicios a la ciudadanía. Había escuelas sin piso, sin techo había huelgas que privaban a los estudiantes de tener clases por meses. Los maestros no tenían procesos de capacitación, por hablar de educación. En salud, la red hospitalaria sin equipos médicos u obsoletos, dañados. Nunca se construía un puente, ahora tenemos las mejores carreteras de Latinoamérica. Hemos aumentado el bono de salud humano y dos millones de personas han salido la pobreza. El país que mejor ha utilizado los recursos petroleros en la región ha sido Ecuador”, señaló el líder progresista recientemente en una entrevista con medios comunitarios nacionales.
En la misma línea que el resto de gobiernos progresistas de la región, el gobierno ecuatoriano enfrenta una crisis económica detonada por el descenso de los precios de las materias primas. Esto ha hecho que los programas sociales impulsados por las administraciones de Alianza País se hayan visto mermados por campañas de recortes y que la población trabajadora haya experimentado una precarización de sus condiciones de vida. En este contexto, las fuerzas derechistas aprovechan la situación desarrollando discursos basados en el cambio, que esconden la flexibilización laboral, campañas de recorte del gasto público y la privatización de las empresas del Estado.
La campaña sucia
La presente campaña presidencial ecuatoriana se ha visto marcada por varias estrategias de difamación de candidatos y de hackeo de sus cuentas en redes sociales. Desde diciembre del pasado año el bloque CREO impulsó un juicio político contra el actual vicepresidente y compañero de lista de Lenín Moreno, Jorge Glas, por su presunta implicación en el caso de sobornos ligados a la constructora brasileña Odebrecht. Guillermo Lasso inició una campaña de firmas para iniciar este proceso contra Glas, señalándole como responsable de proyectos en sectores estratégicos de la economía que fueron adjudicados a Odebrecht. Sin embargo, de momento no se ha probado que el segundo de Correa haya recibido coimas en el marco de este escándalo de corrupción.
Por otro lado, a principios de febrero el exministro de hidrocarburos y exgerente de la empresa estatal Petroecuador, Carlos Pareja Yannuzzelli, actualmente prófugo de la Justicia acusado de presuntos sobreprecios, delincuencia organizada y de formar parte de una red de corrupción en Petroecuador, inició una nueva campaña contra el compañero de lista de Lenín Moreno a través de las redes sociales. El exjerarca difundió una serie de videos desde Estados Unidos en los que afirma que “en Petroecuador no se hacía absolutamente nada sin permiso de Jorge Glas”.
Esto ha sido aprovechado por los líderes opositores en sus respectivas campañas. Cynthia Viteri expresó a través de su perfil en la red social Twitter que “habló uno de los 40 ladrones e identificó a otro. Hay que llegar a Alí Babá”. Asimismo Guillermo Lasso pidió abrir una investigación contra Glas, ya que según él, el testimonio de Yannuzzelli lo sitúa como “responsable político de la corrupción”. Por otro lado, Jorge Glas no tardó en contestar denunciando una campaña mediática en la que “se da crédito a un ladrón confeso como Carlos Pareja Yannuzzelli”. “Soy el hombre más auditado del país y no han encontrado nada […] Soy el funcionario probablemente más auditado de toda la historia de Ecuador y no me molesta”, añadió.
El jerarca se defendió recordando que “hace 20-30 años este era un país que tenía las carreteras destrozadas. No se habían construido hospitales; hace mucho tiempo no se daba un crédito por parte del Seguro Social o un crédito hipotecario. Un pueblo devastado. Ahora los causantes de ello tratan de venir como los nuevos salvadores […] A un candidato se lo debe respetar, lo dice la Constitución. Me parece raro que este tipo de comentarios aparezca cuando estamos en elecciones”, dijo.
También el actual mandatario, Rafael Correa, ha salido en defensa de su vicepresidente denunciando una campaña sucia de difamación urdida por una derecha desesperada ante el éxito del oficialismo en las encuestas de opinión. “Tienen toda una campaña para tratar de dañar al gobierno y a Jorge Glas, desesperados por las futuras elecciones del 19 de febrero”, señaló en Twitter. “Esta farsa pone en evidencia cómo se forjan los engaños destinados a sorprender a la opinión pública, encubriendo a los involucrados en actos de corrupción. Carlos Pareja Yannuzzelli enfrenta varios procesos judiciales por enriquecimiento ilícito, tráfico de influencias, direccionamiento de contratos y peculado”, escribió el líder ecuatoriano. “Y vendrán otras ‘bombas’ de estas mafias, hasta derrotarlos el 19 de febrero”, añadió.
Principal oposición
La expresentadora de televisión Cynthia Viteri, al frente del PSC, defiende su propuesta en base a los pilares de la anticorrupción y el descenso del gasto público, y promete respetar determinados programas sociales como la construcción de viviendas, los subsidios energéticos y el reparto de iPads. Por otro lado, en el marco de la política exterior, Viteri defiende la desvinculación de Ecuador de alianzas como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), en pro del acercamiento a Estados Unidos y sus gobiernos afines. La fórmula del PSC se completa con Mauricio Pozo como candidato a la vicepresidencia. Pozo es un tecnócrata que se presenta a sí mismo como economista sin ideología, que se desempeñó como ministro de Finanzas en el gobierno de Lucio Gutiérrez y como director de la Bolsa de Valores y de la Cámara de Comercio de Quito.
Por otro lado, Guillermo Lasso es conocido por haberse desempeñado como presidente ejecutivo del Banco Guayaquil, entidad de la que también es uno de los principales accionistas. Lasso fue gobernador de la provincia del Guayas y superministro de Economía del gobierno conservador de Jamil Mahuad. También es presidente del think tank neoliberal Fundación Ecuador Libre. En 2012 fundó el partido político Creando Oportunidades (CREO), con el que quedó en segundo puesto en las elecciones de 2013. El eslogan de Lasso es “Vamos por el cambio” y los ejes de su propuestas son la creación de empleo basada en la desregulación laboral, la eliminación de impuestos y la liberalización de la economía, así como la estimulación de la inversión extranjera y la otorgamiento de créditos productivos. Lasso promete eliminar gravámenes como el anticipo de impuesto a la renta, los impuestos a la salida de divisas, a los ingresos extraordinarios y a la contaminación vehicular ambiental, entre otros.
El empresario ecuatoriano ya ha anunciado que en caso se hacerse con el gobierno procederá a la eliminación de instituciones estandartes de la gestión correísta, como la Secretaría de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, encargada de la gestión de la educación superior de la nación y responsable de los logros educativos de la Revolución Ciudadana. También anunció la eliminación de legislaciones como la Ley de Comunicación y la Ley de Plusvalía. La primera se destinó a redistribuir el espacio radioeléctrico, quitando privilegios a los medios de comunicación privados, y la segunda se encarga de eliminar la especulación sobre el valor de la tierra y de proteger los derechos de la clase trabajadora. “El cambio que queremos para Ecuador es trabajo para la familia ecuatoriana”, afirma su frase de campaña en su página web.