Un equipo de investigación encontró recientemente una fosa común con restos de 215 niños indígenas en la Kamloops Indian Residential School, una antigua escuela situada en Columbia Británica, oeste de Canadá, que estaba destinada a “integrar” a los pueblos originarios del país.
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De acuerdo a una investigación reciente, el sistema de escuelas residenciales de ese país separó por la fuerza a los niños indígenas de sus familias y constituyó un “genocidio cultural”.
Kamloops era la escuela más grande del país, abierta en 1890 bajo una administración católica, y acogía a unos 500 estudiantes en su momento álgido, en la década de 1950. En 1969 el Gobierno federal asumió su gestión y la convirtió en residencia estudiantil y así funcionó hasta su cierre, en 1978.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, ha reconocido estos hechos como un «doloroso recordatorio» de «un capítulo vergonzoso de la historia del país».
La ministra de Relaciones Indígenas, Carolyn Bennett, ha criticado estos internados, manifestación de una «vergonzosa» política colonial y se ha comprometido a «rendir homenaje a estas almas inocentes perdidas».
Entre 1863 y 1998 se calcula que más de 150.000 menores indígenas fueron arrancados de sus hogares e internados en estos colegios en los que no se les permitía hablar su idioma o manifestar su cultura y donde eran frecuentes maltratos y abusos.
Por el momento, los dirigentes de la comunidad se encuentran trabajando con expertos en museos y la oficina forense para establecer las causas y el momento exacto de las muertes. Al mismo tiempo, la comunidad Tk’emlups te Secwepemc se ha organizado para contactar a las comunidades de origen cuyos hijos asistían a la escuela. Se espera que los resultados preliminares de la investigación se publiquen en un informe en junio.