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Hasta siempre, Aretha

Por Rafael Bayce.

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Caras y Caretas Diario

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La muerte de Aretha ha sido unánimemente focalizada por la prensa mundial. Nacida el 3 de marzo de 1942 en Memphis, Tennessee, el éxito e influencia de la Reina del soul en el mundo de la música han sido muy grandes y reconocidos, y su desaparición física no impedirá que continúe marcando a nuevas generaciones de compositores y cantantes, quizás estimulados por la sobreexposición causada por su fallecimiento y la consecuente revisión de su vida y obra. Aretha elige -desde sus comienzos en la canción- letras que aboguen por mayor cariño y respeto de los hombres hacia las mujeres. ‘Try a little tenderness’ y ‘Respect’ son ejemplos que dejan bien clara esta reivindicación; son elecciones de letras que luego se redirigen, ya en los años 70, a un discurso más endurecido, hacia reivindicaciones de justicia racial y civil absorbidas probablemente desde su iglesia y de la proximidad de Martin Luther King a su padre pastor. Reivindica fuertemente su origen racial y desarrolla una preocupación creciente por la igualdad de género, complementando la actividad musical con una larga militancia pública por los derechos civiles.   Precocidad y éxito masivo Hija de un pastor bautista muy allegado a Martin Luther King, predicador/cantante como tantos religiosos, su padre intentó brindarle una educación formal de música. Aretha se negó. Prefería aprender viendo y oyendo. De todos modos, a principios de los años 60 hizo un par de breves estudios de canto y danza en Nueva York y obtendría más tarde dos doctorados honoris causa de escuelas universitarias de música. Su madre, Barbara, también era destacada cantante góspel, así como también lo fueron sus hermanas Emma y Carolyn, acompañantes y autoras de temas grabados por ella. Muy próximas a su hogar y templo estuvieron las inmejorables influencias de Mahalia Jackson, Ella Fitzgerald y Dinah Washington, a quien le dedica un disco de homenaje en 1964. Aretha fue madre precoz a los 12 años y repite a los 13. A los 14 graba, ella al piano, su primer disco góspel cantado, sorprendentemente maduro y valioso (se puede ver un fragmento en YouTube, en ‘AF: the vocal evolution 1956-2017’). Antes de firmar el primer contrato con Columbia, ya tiene dos éxitos en los charts: ‘Try a little tenderness’, de 1962, dos años antes que Sam Cooke y cuatro antes que Otis Redding; y ‘Rock-a-bye baby’, de 1964. Cosechó un total de 18 premios Grammy en toda su carrera y otros dos compartidos con otros artistas, así como también 18 de sus canciones entraron entre los diez más vendidos en Estados Unidos: ‘Respect’ (1967) y ‘I knew you were waiting (for me)’ (1987, con George Michael) alcanzaron el primer lugar, mientras que ‘Natural woman’ (1967), ‘Chain of fools’ (1967) y ‘Spanish Harlem’ (1972) llegaron al segundo lugar. Aretha Franklin, entre otros grandes logros, fue la segunda mujer en entrar al Hall of Fame US, y la primera en hacerlo en el inglés. La revista Rolling Stone, en el año 2008, la consagró mejor cantante de todos los tiempos, una de las mayores distinciones que obtuvo, sin contar las recepciones presidenciales de Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama, la máxima honra de la medalla a la Libertad en 2005. Es casi unánimemente reconocida como la Reina del soul, así bautizada en 1968, y ha vendido más de 75 millones de discos. También contó, en años recientes, con el reconocimiento de sus más jóvenes colegas. Ariana Grande cuenta que antes de versionar en su honor ‘Natural woman’, un día la llamó Aretha por teléfono y que ella, entre incrédula e irónica, le preguntó “¿Franklin?”, y cuando Aretha le dijo que sí, quedó tan emocionada y turbada que no entendió bien lo que ella quería decirle. Vale la pena ver la entusiasta emoción de la autora Carole King cuando Aretha esboza al piano los acordes introductorios a ‘Natural woman’ en la recepción presidencial de Obama. También paga ver el respeto y subordinación con que Mariah Carey (que la miraba arrobada), Gloria Estefan, Carole King y Céline Dion cantan ese mismo tema con ella en una de las emocionantes versiones que se hayan grabado.   Estilo afroamericano Su ‘palo’ inicial, desde la Bethel Baptist Church, con padre pastor allegado a Martin Luther King, madre y hermanas autoras y cantantes góspel, fue el estilo afroamericano del góspel que absorbió en su infancia en piano y voz, y que a los 14 años, en 1956, dio el fruto de un muy buen disco solista. Una década después, en 1966-67, ya es top ten con seis temas y un número uno, encaminándose del góspel al soul bajo la influencia insuperable de Ray Charles, o de los también muy influyentes y vanguardistas Sam Cooke o James Brown. El pasaje en 1968 a Columbia Records no la favorece, pese a que continúa grabando maravillas musicales. Ya en Atlantic Records, donde inicialmente la explotan mejor ‘letting her be’, son especialmente valiosas sus versiones de clásicos del soul y del pop resignificadas a partir de sus letras: ‘Bridge over troubled water’ o ‘Let it be’ se convierten en fuertes y pensativos góspel; ‘Eleanor Rigby’, en un potente soul. Incorpora con particular éxito estético los climas funky (‘Rock steady’, 1972), popcorn (‘The house that Jack built’, 1968), o disco (‘Freeway of love’, 1981). Pero un equivocado intento de reciclarla hacia baladas lentas no da resultado, hasta que Arista Records la retoma -lo que beneficia su carrera- desde el año 1980. Quizás lo más peculiar de su contribución musical -fue también prolífica autora y no solo intérprete- es su poderosa y agresiva voz, dueña de un ataque filoso, infalible en los graves y en los agudos, extremadamente cálida en el registro medio. Inflamable en los agudos, ‘grita’ como casi nadie, dialoga con fluidez y creatividad con los coros (a veces integrados por sus hermanas, la madre de Whitney Houston, Dionne Warwick y su hermana Dee Dee). Maneja además una técnica vocal superlativa y una calidez difícil de superar, además de una gran capacidad para la balada íntima, un poco como Billie Holiday, aunque no sea esto lo mejor de suyo. Su manera de modular el ‘grito’ y los vibratos es marca registrada y su modo de arrastrar la audiencia a emocionarse y bailar, otro de los secretos de su suceso y perdurabilidad. Puede encontrar todo lo mencionado en YouTube. Pero no se vaya a olvidar de la versión HD de 1970 de ‘I say a little prayer for you’, creo que mi preferida de Aretha de todos los tiempos: un desempeño vocal asombroso, entusiasmante, creativo en el diálogo con un estupendo coro, con una repetición siempre renovada de los riffs. Ella hace cualquier virtuosismo sin alarde ni esfuerzo. Es un must de la música popular de todos los tiempos. Tuve el honor de verla en vivo, en marzo de 1977, en uno de los escenarios de la mafia en Chicago, el Arie Crown Theatre. Grabé su actuación en un atesorado casete. Aretha percibió esa noche que el repertorio del programa no entusiasmaba a la audiencia, por lo que decidió parar la orquesta y solicitar un cambio de temas que resultó muy bienvenido por la audiencia. Déjeme contarle, lector, el sudor frío que me corría al entrar de contrabando y grabar conciertos de manera prohibida. Lo mismo pude hacer unos meses antes, en noviembre de 1976, en un concierto de Lou Rawls, que fue mi primera transgresión en ese teatro. Glory, hallelujah, Aretha Franklin!  

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