La pandemia que se viene padeciendo a nivel mundial significa además de la rápida adopción de medidas, por parte de los gobiernos, la capacidad de éstos para la cautela y la disposición de los gobernantes, para un aprendizaje permanente sobre un fenómeno acerca del cual no existen definiciones de conocimiento acabado.
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Esto, que parece una posición de sentido común no lo es, si atendemos a los apresuramientos observables en algunos gobiernos, por regresar a las diferentes formas en que “la normalidad”, viene siendo definida.
Para ilustrar lo anterior, tomemos el ejemplo de la ciudad de Hokkaido, la segunda isla más grande de Japón.
Considerada un caso de “éxito” en el combate a la expansión de la pandemia, se enfrenta hoy a una situación compleja.
Desde la pasada semana, las noticias acerca de lo que en ella acontece han dejado de tener el optimismo que acompañó su estrategia de contención y detección.
Experimenta un rebrote de infecciones ya confirmadas de singulares características.
A diferencia de lo que se decidía a nivel central en Japón, el territorio de Hokkaido, con una población de cerca de 5 millones de habitantes fue el primero en declarar el estado de emergencia en suelo japonés debido al covid-19.
Allí de forma veloz se procedió al cierre de las escuelas, la cancelación de reuniones a gran escala y se emprendió un sistemático trabajo comunitario con el objetivo de mantener a la población en sus casas.
De acuerdo a lo que informa la BBC: “El gobierno local persiguió el virus con determinación, rastreando agresivamente y aislando a cualquiera que hubiera tenido contacto con los contagiados.
La política funcionó y a mediados de marzo, el número de casos nuevos se había reducido a uno o dos por día”.
La emergencia, que había dado inicios a toda esta política sanitaria, había comenzado el 19 de marzo y durante los primeros días de abril y en función de los datos que se valoraban sobre el éxito de las medidas adoptadas, se procedió a la apertura de las escuelas.
A la fecha, la ciudad de Hokkaido, ha decretado la cuarentena, habían pasado, apenas 26 días desde que se produjera el levantamiento regulado de las restricciones iniciales.
De acuerdo a lo que informa la BBC en: “la última semana, Hokkaido ha registrado 135 nuevos casos confirmados de covid-19”.
La singularidad de este segundo brote radica en que no existe evidencia de que el mismo haya sido reimportado desde fuera de Japón.
“Ninguno de los nuevos contagios es extranjero y los afectados no viajaron fuera de Japón en el último mes”, señala la BBC.
En entrevista con el profesor Kenji Shibuya, del King’s College de Londres, a propósito de este nuevo brote, se destacan, lo que aquél denomina: tres lecciones
“Primero que nada, que puedes tener bajo control el brote si lo detectas temprano” y agrega: «Es relativamente sencillo delimitar grupos de contagiados, hacer seguimiento y aislar».
En la entrevista el experto evalúa positivamente las medidas adoptadas por Japón en el control, por ejemplo, de las aglomeraciones: “Japón estaba en la fase inicial del brote en ese entonces, fue localizado y se convirtió en un caso de éxito», indica.
Señala además la similitud entre lo actuado en Hokkaido y en la ciudad surcoreana de Daegu, donde “un gran brote provocado dentro de un grupo de culto religioso fue rastreado agresivamente. Los infectados fueron aislados y se logró suprimir el foco de contagio”.
Corea del Sur ha sido mencionado como uno de los países, cuya política de atención al fenómeno se evalúa como exitosa.
A pesar de ello, el experto del King’s College de Londres, resalta una segunda lección sobre lo que viene aconteciendo en Hokkaido, se trata de una lección “menos tranquilizadora”: «Si queremos evitar que los virus se transformen en pandemias debemos cambiar radicalmente nuestros patrones de consumo»
Del Sur, con su política de pruebas masivas para la detección de la pandemia, Japón realizó exámenes a pequeñas porciones de su población.
Es una política que aún hoy se mantiene, de acuerdo a la BBC, el gobierno japonés afirmaba: que las pruebas a gran escala eran un «desperdicio de recursos», una tesitura que en las últimas semanas experimenta cambios en la dirección contraria, al menos enunciativamente.
Ello determina que el proceso de detección haya tenido un curso lento.
La comprensión de esta lentitud se localiza en la articulación de tres características sobre el funcionamiento y la toma de decisiones sanitarias en aquél país: “En primer lugar, el ministerio de Salud de Japón manifestó que existe el peligro de que los hospitales se vean abrumados por la cantidad de personas que den positivo en la prueba, pero que solo presenten “síntomas menores (…) en Japón los exámenes son responsabilidad de los centros de salud locales y no del gobierno nacional (…) algunos de estos establecimientos simplemente no cuentan con el personal o el equipo para practicar pruebas a gran escala (…) Por si fuera poco, las líneas telefónicas gratuitas habilitadas se han visto abrumadas por la cantidad de personas que buscan información y lograr ser derivado a un médico es un problema”, nos informa la BBC, a partir de la mencionada entrevista.
Lo que resulta de esta combinatoria es dramático: “las autoridades en Japón no tienen una idea clara de cómo el virus se está moviendo a través de su población”, sostiene el profesor Shibuya.
Y añade: «Estamos en mitad de la fase explosiva del brote».
Con relación a lo que hoy acontece en Hokkaido señala:»La principal lección que se puede extraer de Hokkaido es que, incluso si se tuvo éxito en la contención la primera vez, es difícil aislar y mantener el bloqueo durante un largo período. A menos que se amplíe la cobertura de pruebas, es difícil identificar la transmisión comunitaria y la transmisión hospitalaria», explica.
Pero existe, de acuerdo a lo declarado a la BBC por este experto una tercera lección: esta «nueva realidad» durará mucho más de lo que la mayoría de la gente espera.
Kenji Shibuya, nos dice la BBC: “piensa que, sin medidas más duras, Japón tiene pocas esperanzas de controlar esta llamada «segunda ola» de infecciones que se ha producido no solo en Hokkaido, sino en todo el país (…) incluso si se tiene éxito en la contención local, pero hay transmisión en otras partes del país, mientras la gente se mueva, es difícil mantener a una zona libre del virus», concluye.
El nuevo estado de emergencia en Hokkaido finalizará oficialmente el 6 de mayo, en el final de los feriados por la «Semana Dorada» de Japón y agrega la agencia de noticias citando a un funcionario del gobierno local de Hokkaido: “que las medidas de restricción podrán mantenerse en vigencia durante mucho más tiempo debido a esta segunda ola (…) Sentimos que tenemos que seguir haciendo lo mismo. El objetivo es minimizar el contacto entre las personas para detener la propagación del virus», expresó.
“¿Cuánto tiempo puede significar eso?”, señala la BBC que le pregunta: “Hasta que encontremos una vacuna tenemos que seguir tratando de detener la expansión».