Entre algunas de las cifras que se lee en el informe, se destaca que en «al menos 122 países se infligieron torturas o malos tratos». Según destacó Amnistía Internacional, «más de 60 millones de personas fueron desplazadas de sus hogares y en 113 países o más se restringió arbitrariamente la libertad de expresión y de prensa». El documento también informa que «en 61 países se encarceló a presos y presas de conciencia, personas que no hacían más que ejercer sus derechos y libertades». Sobre Uruguay, se destaca la petición del Comité de los Derechos del Niño, de la ONU, que «instó a Uruguay a tomar medidas para prevenir y prohibir todas las formas de tortura u otros tratos crueles, inhumanos o degradantes durante la privación de libertad, en particular en las dependencias policiales, y para proteger a los niños y niñas contra ellas». A su vez, hace referencia a un tribunal contencioso administrativo, que en agosto ratificó sobre el derecho de profesionales de la salud a negarse a practicar abortos legales por motivos de conciencia. Sobre ello, el informe declara que «la decisión del tribunal causó incertidumbre respecto al modo en el que el gobierno garantizaría la aplicación efectiva de la legislación». El movimiento que engloba a más de 3 millones de profesionales alrededor del mundo fue fundado por Peter Benenson, abogado británico, que en 1961 ante la encarcelación de seis estudiantes portugueses publicó un artículo bajo el título «Los presos olvidados» en el diario The Observer. Un año después y con la impronta de Benenson de luchar por los derechos de quienes perdían la libertad por convicciones políticas o religiosas – que se manifestaban sin hacer uso de la violencia o promoverla- numerosas delegaciones comenzaron a viajar para denunciar dichas situaciones. La tortura, las «desapariciones» y la pena de muerte son investigados por este movimiento que en 1977, ganó el premio Nobel de la Paz y en 1978, el premio de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. El informe completo aquí
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