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Sin futuro y con un doloroso presente

Inmigrantes son deportados sin sus hijos desde los Estados Unidos

Desde abril más de 2 mil niños fueron separados de sus padres, generando intensas críticas internas y externas que llevaron al presidente a desistir de la medida.

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Ever Sierra de 28 años, fue uno de los 238 hondureños que desembarcaron el viernes pasado en el aeropuerto de San Pedro Sula  la segunda ciudad más grande de Honduras, deportado de Luisiana, en los Estados Unidos. En la mochila del joven se encuentra como duro testimonio  de una procesión dolorosa, los pequeños zapatos de su hija de ocho meses, la que quedó en el centro de detención en McAllen, Texas, junto con su madre. Ahora, Sierra tiene más de un  motivo para intentar cruzar la frontera americana nuevamente enfrentando situaciones extremadamente difíciles. -El domingo o lunes voy a regresar, deseo estar con mi familia-dijo en una entrevista a AFP. Sierra abandonó la ciudad llamada El Progreso, situada al n norte de Honduras el día 2 de Enero de este año acompañado de su esposa, de 26 años y la hija de ambos, que en ese momento tenía solo dos meses. El hermano de Sierra, Juan  Carlos, también fue con ellos con la esposa y un hijo de cinco años. El objetivo era “la búsqueda de un futuro mejor para la familia” pero un mes después, el día 3 de febrero el grupo fue detenido por patrullas americanas mientras navegaban en el Rio Piedras Negras, cerca de la frontera con México. El joven hondureño cuenta que fue enviado a un centro de detención en Luisiana,  donde fue separado de su esposa e hija, las que fueron enviadas para un centro de detención de menores en McAllen, Texas. Su cuñada fue enviada para Miami con el hijo, mientras Juan Carlos fue para La Salle, también en Texas. La separación de familias es el resultado de la política “tolerancia cero” implementada por el gobierno de Donald Trump, que prevee la apertura de procesos criminales para todos los inmigrantes ilegales. Desde abril más de 2 mil niños fueron separados de sus padres, generando intensas críticas internas y externas que llevaron al presidente a desistir de la medida. -Nos llevaron con cadenas en los pies, manos y cintura-contó otro de los deportados de 32 años-No nos retiraban las cadenas ni para ir al baño. Trump es mucho más que un racista, todos están en su contra, hasta su esposa. Otros 108 deportados llegaron a Guatemala, donde fueron recibidos con música para lograr animarlos un poco. Uno de ellos, un hombre de 33 años, dejó el poblado indígena donde residía en una situación de extrema pobreza acompañado de un hijo de 5 años. Su esposa, quedó en el país con la niña más pequeña de dos años de edad. El hombre atravesó México en ómnibus y logró llegar a la frontera americana pero fue detenido por la inmigración  en la frontera con California. Allí fue que vio a su hijo por última vez.Según las informaciones que obtuvo, el niño fue llevado para Nueva York. Un cuñado que vive en los Estados Unidos consiguió descubrir el paradero del niño que en este momento vive con él. -Siento una enorme tristeza en mi interior como si nunca más fuera a ver a mi hijo- dijo el inmigrante  que no piensa regresar a Estados Unidos y pone énfasis en que al menos su hijo logre conseguir asilo.

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