Isabel Villar, Beatriz Ramírez y Fanny Samuniski ciudadanas ilustres de Montevideo

En la fundamentación de la distinción se expresó que se trata de reconocer su aporte a la lucha por la igualdad en la sociedad. En particular sobre la igualdad de género. Pero que además se concatena con las luchas por la no discriminación racial, étnica ni religiosa.

Daniel Martínez recordó la más antigua discriminación, la del hombre respecto de la mujer. Atravesada además por temas como la violencia física y psicológica, por las desigualdades raciales y étnicas.

“Por eso sigamos luchando con alegría contra cualquier discriminación. Para tender la mano solidaria a cada mujer que lo necesita, y para que esta sociedad avance y sea más justa y solidaria”, dijo.

Isabel Villar

Isabel Villar llegó a Uruguay poco después de la recuperación democrática en ambas orillas del Plata, ya entrados los años 80. Ya en el país, participó en la fundación del diario La República. Meses después publicó el primer número del suplemento La República de las Mujeres.

Desde esa fecha ha sido la responsable de la edición del suplemento en forma ininterrumpida. Villar es la mentora y gestora de un espacio periodístico que ocupó un lugar central en nuestra historia. Testigo del movimiento feminista y de mujeres en el Uruguay de los últimos 30 años.

Como abogada, además, asesoró la ley que creó el Sistema Nacional Integrado de Salud y la reglamentación de la ley de Defensa del Derecho a la Salud Sexual y Reproductiva. Esta dio marco a la atención integral y universal en derechos sexuales y reproductivos en el sistema.

Beatriz Ramírez Abella

Por su parte, Beatriz Ramírez Abella tiene una larga trayectoria como militante por los derechos de las personas afrouruguayas. Integrando la perspectiva de género e incorporando a su lucha la doble discriminación del colectivo. Su trabajo abarcó temas de afrodescendencia y género tanto a nivel nacional como internacional.

Fanny Nita Samuniski

Fanny Nita Samuniski tiene una larga trayectoria en promover la incidencia política y el empoderamiento de las mujeres, impulsando mecanismos para optimizar las respuestas institucionales hacia la violencia basada en las inequidades de género.

Desde su rol como asistente social comenzó a concebir una atención personalizada para las mujeres víctimas de violencia doméstica. En este sentido, es la primera supervisora del Servicio Telefónico de la IM para Orientación a Víctimas de Violencia, desde su creación en 1992 hasta 1999.