“Estamos construyendo y vamos a seguir construyendo”, aseveró el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en su cuenta de la red social Twitter el mismo día que su gobierno anunció la ampliación de asentamientos de colonos en la Cisjordania ocupada. El líder sionista y su ministro de Defensa, Avigdor Lieberman, decidieron el domingo iniciar la construcción de “2.500 unidades habitacionales en Judea Santamaría (nombre empleado por Israel para referirse a Cisjordania, ocupada desde 1967), en respuesta a las necesidades de alojamiento y de la vida cotidiana”, según se lee en un comunicado oficial. Una fuente gubernamental israelí señaló los asentamientos en los que ha sido aprobado el levantamiento de edificaciones: Ariel (900 unidades), Maaleh Adumim (90), Efrat (21), Elkana (18), Imanuel (166), Migron (86), Beit El (20), Oranit (150) y Givat Zeev (100), según informó Rusia Today. Tel Aviv también aprobó la construcción de una zona industrial palestina en las inmediaciones de la cuidad de Hebron. Por otro lado, el lunes el gobierno israelí también decidió levantar las restricciones para construir en Jerusalén Este, que fueron adoptadas debido a la presión diplomática internacional, según informaron dos altos funcionarios citados por el diario Haaretz. De esta forma se construirán 566 viviendas en los barrios colonos de esta zona de la ciudad, que alberga a la mayor parte de los palestinos de la urbe ocupada. Este anuncio del gobierno liderado por Netanyahu coincide con la asunción de Donald Trump como presidente de Estados Unidos. Esto se debe a que en su último mes de gobierno, Barack Obama se abstuvo de usar el poder de veto que su gobierno tiene en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) para bloquear la resolución emitida por este organismo que condena la construcción de asentamientos israelíes en territorios palestinos ocupados. Una práctica que Washington ha ejercido durante décadas, en asociación con Tel Aviv. Reacciones internacionales Las reacciones a esto no se han hecho esperar. La agencia de noticias oficial palestina, VAFA, anunció que el portavoz de la presidencia, Nabil Abu Rudeyne, condenó la decisión del Ejecutivo sionista alegando que supone una “desestimación de la sociedad internacional”, que no estará exenta de consecuencias. El gobierno palestino denuncia que continuar instalando nuevos asentamiento de colonos impedirá la implementación de iniciativas en favor de la paz y la estabilidad en la región, alimentando a su vez al extremismo y al terrorismo. Para la ONG Amnistía Internacional esta acción supone un “golpe chocante” contra los derechos de los palestinos. Por otra parte, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) también ha expresado su preocupación por esta iniciativa israelí. El portavoz del secretario general de la ONU, Stéphane Dujarric declaró que este tipo de actos, llevados a cabo unilateralmente por Israel, impiden la paz. “El secretario general no tiene otro plan B más que la opción de solución con dos estados”, agregó. También países aliados de Washington, caracterizados por su fuerte tinte conservador, como Turquía y los miembros de la Liga Árabe, han mostrado su desaprobación. “Convocamos a Israel a renunciar a su insistencia en esta percepción que destruye la visión de solución con dos estados, ignorando el derecho internacional y los derechos humanos”, declaró el gobierno turco. Por su parte, las monarquías árabes consideran la decisión tomada por el Ejecutivo judío “una violación seria y continua de las leyes internacionales”. El gobierno iraní también se manifestó instando a la comunidad internacional a cumplir con su responsabilidad aumentando las medidas de presión ejercidas sobre Israel, e impedir que se materialicen las políticas “agresivas y expansionistas” de dicho régimen, según informó Hispan Tv. La condena del CSNU En diciembre, el CSNU aprobó una resolución en contra de los asentamientos ilegales israelíes en los territorios palestinos. Con 14 votos a favor, sumados a la abstención inesperada del gobierno estadounidense (que en 2011 vetó una resolución similar), el CSNU exigió a Tel Aviv que ponga fin a los asentamientos ilegales. En ese momento, el CSNU dejó en claro que no reconocería ningún cambio en las fronteras que se trazaron en 1967, a no ser que este fuese acordado por las dos partes mediante negociaciones pacíficas. Así, por primera vez, este organismo fijaba una condena clara contra unas medidas que se encaminan a modificar la composición demográfica palestina, así como el estatus del territorio ocupado. Las colonias desplegadas por el régimen sionista en los territorios palestinos son entendidas por sus críticos como una medida de limpieza étnica indirecta, destinada a eliminar progresivamente la presencia de palestinos en el territorio. Estos asentamientos vienen incrementando su número y su población cada año, y suelen conllevar el desplazamiento de los residentes previos del territorio. Su construcción implica demoliciones y expropiaciones sin indemnización de las tierras y las casas de miles de familias palestinas. Debido a las condiciones de tensión constante que conlleva vivir en este tipo de lugares, los colonos israelíes que habitan viviendas ilegales suelen ser personas fuertemente ideologizadas en la causa sionista. Por ello es común que lleven a cabo diversos actos de violencia contra los palestinos que viven en sus inmediaciones. Bloqueos de carreteras, incendio de campos, lanzamiento de piedras e incursiones en pueblos son prácticas que habitualmente llevan a cabo. Entre 1967 y 2013, 800.000 olivos fueron arrancados en Cisjordania, atacando directamente a la principal fuente de ingresos de los campesinos palestinos. El 31 de julio de 2015 tuvo lugar un infanticidio que conmocionó a la opinión pública internacional. Alí Dawabsha, de un año y medio de edad, fue quemado vivo en su casa el día en que varias viviendas fueron incendiadas y pintadas con la estrella de David y con la palabra “venganza”, en el norte de Cisjordania. El padre y la madre del pequeño fallecieron días después por las quemaduras que les ocasionó el incendio. Obama e Israel Si bien la administración de Barack Obama en Estados Unidos se ha caracterizado por sus frecuentes roces con el gobierno de Netanyahu, pasará a la historia como la que más ayuda militar ha prestado al gobierno israelí. Las diferencias entre ambos gobiernos durante la última legislatura de Obama radicaron en la discrepancia respecto al programa nuclear iraní y al posterior acuerdo firmado por Washington y Teherán en esta materia. Siguiendo la línea de sus predecesores, Obama ejerció el poder de veto que su gobierno tiene en el Csnu para bloquear las resoluciones de condena a los asentamientos. Esto cambió en diciembre, cuando por primera vez Estados Unidos se abstuvo de hacerlo. Sin embargo, meses antes, Obama firmó con Netanyahu un acuerdo militar entre Estados Unidos e Israel que, por su costo y alcance, figura como el mayor tratado que ambos países han firmado en la historia de sus relaciones. El tratado establece un paquete de ayuda militar por un costo de 38.000 millones de dólares que se extenderá entre 2019 y 2028. Este acuerdo sucede al memorando de entendimiento que fue firmado en 2007 durante la administración Bush, que expira en 2018 y contemplaba un monto de 30.000 millones de dólares.
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