Jhoanna Duarte tiene un alto registro de voz que apenas se adivina cuando, sentada frente a ella, cuenta su historia: «A los 6 años una vecina me regaló un cassette y eso despertó en mí mucha curiosidad por la música. A los 9, mi abuela cedió a mi insistencia por tomar clases de canto», dice sonriendo y con la mirada un tanto perdida por el recuerdo. Pero a los 10 años, comenzó a salir en el Carnaval de las Promesas, donde bailaba, cantaba y actuaba. Hoy, a los 25, muestra las fotos con una mezcla de timidez y orgullo, que no se compara con lo que le genera la foto que vendrá después: una niña revoleando un poncho. Ríe, «es una fiesta de fin de año de la escuela». Ríe más alto, mientras, inevitablemente, asoma su registro: «Me tocó imitar a Soledad Pastorutti y me lo tomé en serio. Bueno, el cassette que me regaló la vecina era de Soledad», dice excusándose, sin saber que yo estaba pensando en esa amplitud de voz que conocía de unas grabaciones que me mandaron para hacer la entrevista. Jhoanna no se quedó con la música. O sí, porque hizo un año de facultad de Psicología, que abandonó para unirse a la Escuela de Luis Trochón, donde realizó comedia musical. Pero al egresar «sentí que ese camino era para mí, así que pretendí ampliarlo y me anoté en la Escuela Universitaria de Música. Todavía sigo ese trille que comencé en la disciplina canto, combinado con dos años de Educación Musical del IPA». Me mira y aclara que piensa terminarlo «pero últimamente como que los tiempos no me dan», y termina su frase relojeando una guitarra, que está cerca de mí y un tanto más lejos de ella, aunque enseguida la culpa de su falta de tiempo la tira para otro lado: «Estudio tap; estoy en De las Chapas», lo que me recuerda el excelente espectáculo que ese grupo llevó a las tablas: Frágil. Jhoanna estuvo una vida cantando canciones que no eran suyas, pero a los 21 comenzó a componer: «La mayoría de edad me dio por ahí», dice y vuelve a reír. Lo cierto es que le mostró al guitarrista Andrés Calo su obra: «Tenía un poquito de miedo a su crítica, porque hasta ahí iba todo bien, yo estaba recopada con lo que hacía, pero en el momento de mostrar a Andrés en qué andaba, se me ocurrió que, quizá, no era tan así, como yo lo veía. Él es un grande que se formó con otros de peso, como Alberto Mastra y Atilio Rapat», dice y abre los ojos grandes en gesto cómico: «¡Pero le gustó y me ayudó! Lo que yo hice, con su ayuda, tomó forma y presentamos el proyecto al Fonam [Fondo Nacional de Música] para grabar el disco. Quedó seleccionado, lo grabamos en el estudio de Néstor Techera, y acá estamos». Del disco dice que tiene una fusión de música, con un poco de todo: folclore, rumba flamenca, rock, blues, «es bastante ciclotímico», dice y cuenta que tiene canciones suyas; versiones de La casa de al lado, de Fernando Cabrera y Oración del Remanso, de Jorge Fandermole, y cuatro canciones compuestas por Sebastián Rivero, exclusivas para el disco. El jueves se va a poder escuchar a Marcel Pronk, en guitarra; Hugo Torres, en bajo; Santiago Recalde, en batería; y a Andrea Silva en percusión. Invitados estarán Mauro Clavijo, en percusión y Ricardo Girona, en guitarra (ambos músicos son parte del elenco del disco). También estará la guitarra de Damián Peraza y las vocalistas Noelia Hernández, Cindy Jara y Gustavo Oviedo. Bailará De las Chapas. Conclusión: el jueves 14, hay una cita en Tractatus. No porque obligue nadie, sólo es Jhoanna, su voz espectacular y la buena música.
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