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Jorge Arreaza, Ministro de RREE de Venezuela: “La oposición venezolana está liquidada”

El canciller venezolano Jorge Arreaza visitó Uruguay el martes pasado y mantuvo un encuentro con su homólogo oriental, Rodolfo Nin Novoa. Entre las múltiples actividades que realizó, estuvo con Caras y Caretas y respondió algunas interrogantes sobre la realidad venezolana después de las elecciones regionales. Compartió opiniones sobre el papel desestabilizador de Estados Unidos y España y algunos aliados latinoamericanos, como Chile.

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¿Cuál es el motivo de su visita a Uruguay? Nos reunimos con el canciller Nin Novoa en la Asamblea General de Naciones Unidas. Allí vimos una serie de elementos de la agenda bilateral sobre los cuales debíamos trabajar en materia comercial, económica,  social, política y hasta energética. Unos asuntos estaban estancados, otros iban con marcha lenta y en otros aspectos estábamos bien. Siempre hemos tenido una relación muy dinámica con Uruguay, con los gobiernos del Frente Amplio, y queremos seguir manteniéndola. Sobre todo porque venimos de un año con muchas turbulencias políticas, después de dos elecciones victoriosas y rumbo a una tercera. Tenemos una economía que de a poco se va estabilizando, el flujo de abastecimiento ha mejorado bastante y  creemos que es hora de normalizar nuestras relaciones con este pueblo hermano, que son muy especiales. Vinimos pues a reimpulsar y revitalizar nuestro vínculo con el gobierno.   ¿Cuál fue la principal preocupación que planteó el ministro Nin? Tenemos algunos compromisos de pago que no hemos podido honrar aún. No fuimos presionados ni nada de eso, pero existe la preocupación -y es compartida- de aclarar las cuentas y diseñar una estrategia conjunta para ir amortizando deuda y en la medida de lo posible participar de nuevos procesos de dinámica productiva con productos que nosotros precisamos en Venezuela. De la misma manera, quizás podamos colaborar en satisfacer alguna demanda energética que pueda necesitar Uruguay.   Después de meses de violencia callejera y dos elecciones ganadas por el gobierno, ¿cuál es la situación política actual en Venezuela? Cualquier analista político no hubiese sido capaz de predecir la realidad venezolana actual. Hace cinco o seis meses estábamos inmersos en una arremetida golpista y terrorista de la derecha venezolana, que puso en riesgo la estabilidad económica, social y política, principalmente. La intención era, nuevamente, buscar un atajo para derrocar al gobierno y hacerse del poder para adueñarse de la riqueza petrolera y entregársela a los corruptos de la burguesía nacional y al imperialismo. Hubo una gran lección popular y una gran estrategia de presidente Maduro convocando al pueblo para la Asamblea General Constituyente, activando nuestra Constitución y el pueblo dio respuesta. El pueblo podría haber salido a la calle a confrontar cuerpo a cuerpo a los hijos de la burguesía que estaban allí, impidiendo el ejercicio de los derechos ciudadanos, como el derecho al tránsito, al estudio, a la vida. Sin embargo, el pueblo se mantuvo paciente y escuchó la propuesta del presidente; esperábamos una buena votación, del orden de los 6.000.000 de votos, pero la Asamblea Constituyente fue elegida con 8.200.000 de votos. Muchos, quizás más de un millón, en votos de la oposición, pero estaban cansados de la violencia, del desorden, de la inestabilidad y apostaron a la Constitución y la paz. El último hecho de violencia fue del 30 de julio, la última muerte por la violencia opositora fue el 30 de julio, la última institución que destrozaron fue el 30 de julio, cuando quemaron centros electorales y dañaron la integridad física de militares y de trabajadores del Consejo Nacional Electoral. Ese mismo día fue la gran victoria constituyente. Desde el 1º de agosto en adelante no ha habido más hechos de violencia. Intentaron hacer llamados a la violencia en las primeras horas, pero ya era claro que la gente no les respondía. Quedaron liquidados políticamente. Luego, para fortuna de todos, la oposición venezolana decide participar en unas elecciones de gobernadores que la Asamblea Constituyente convocó. Ellos no fueron con un proyecto económico o productivo alternativo, su lema fue contra Maduro. La agenda era esa y, de las 23 gobernaciones, ellos ganaron cinco y la revolución, 18. Ahora vamos a elecciones de alcaldía y muchos de ellos, en lugar de reconocer su debilidad, su fractura, van a arriesgar todo su capital y no van a participar en las elecciones municipales. Se autoexcluyen. No es buena cosa para nosotros, pero para ellos es pésimo. Ellos tienen más de 100 alcaldías, que incluso podrían revalidar o ganar alguna más. Pero periódicamente deciden tratar de deslegitimar el poder electoral de Venezuela, sus elecciones, su Constitución. Pero al final son ellos los que obtienen las peores consecuencias de sus propios actos. Nosotros seguimos por la senda democrática con nuestro pueblo. ¿La fractura de la oposición es también una consecuencia inesperada? Ellos han tenido diferencias, siempre. Pero hay un teléfono que suena allá, que no sabemos si llama directamente desde Washington o desde la embajada en Caracas, que los une. Les dice este es el candidato, esta es la decisión, dejen esa movilización, vayan por esta otra. Ese teléfono los une, pero no ha logrado su cometido; en este momento, es grande la fractura. Unos van a las elecciones, otros no, otros se separaron de sus partidos para ir a las elecciones municipales, están en un momento de mucha división y es, fundamentalmente, porque no tienen proyecto, salvo sacar a Chávez hace años y ahora sacar a Maduro. Es decir, quieren sacar al pueblo del poder para que la burguesía se apropie nuevamente de la riqueza petrolera, de la riqueza minera, de la riqueza productiva. Esa es la gran pugna histórica.   ¿Cuál es el nivel de incidencia de la llamada “comunidad internacional” dentro de Venezuela? Porque campañas internacionales hay muchas, pero no parecen afectar mucho al venezolano medio. Nosotros podemos decir que hay un asedio de elites capitalistas gobernantes, en América del Norte y en Europa, contra Venezuela. Tienen incidencia mediática, en la CNN o la BBC, pero incidencia real en Venezuela, muy poco. Nosotros no nos dejamos tutelar por nadie, ni va a venir ninguna comunidad internacional a decirnos qué debemos o no hacer, porque tenemos una Constitución, unas leyes y un pueblo que saben qué hacer. Nos gustaría tener relaciones respetuosas con todos los países del mundo, donde se respeten los asuntos internos, la no intromisión, la soberanía. Esas son las relaciones que queremos con Estados Unidos, con Cuba o con Uruguay.   Uno de los países latinoamericanos que ha intervenido mucho en Venezuela ha sido Chile, que recientemente aceptó conceder un trato diplomático preferencial al vicepresidente de la Asamblea Nacional, Fredy Guevara, que ha sido acusado de cometer delitos en las últimas acciones violentas en Venezuela. ¿Cómo ve usted esa situación? Lamentablemente, la cancillería chilena y su titular han tenido una actitud muy beligerante a favor de la oposición venezolana. Es doloroso porque Chile siempre ha sido un país amigo y un país con el cual hemos mantenido siempre buenas relaciones, aun en la dificultad. Si un día en Chile alguien se levantara contra el gobierno y dijera que hay que quemar las calles, quemar a la gente y las instituciones, jamás le daríamos ningún tipo de apoyo ni lo alojaríamos en la embajada. Pero bueno, es un gobierno saliente, es un canciller saliente. Nosotros miramos para adelante.   España es otro de los países que ha manifestado mucha preocupación por la realidad política venezolana. Con muy poca moral España se entromete permanentemente en los asuntos internos de Venezuela. Le hemos dicho de todas maneras, de manera diplomática y no diplomática, que debe respetar la soberanía venezolana, que respeten el derecho internacional, pero nada. Ya bastantes problemas tiene España como para dedicarse a nosotros. El 16 de julio la oposición hizo una consulta, unas elecciones ilegales, inconstitucionales, que no estaban amparadas en ningún gobierno regional ni nada por el estilo. De todas formas, el presidente Maduro ordenó proteger a esas personas que participaron para que no hubiera incidentes. Y ya viste lo que pasó en Cataluña, en el referéndum, y viste también lo que ha ocurrido con el gobierno catalán, algo verdaderamente insólito. Son sus asuntos internos, pero al menos deberían mostrar un poco de moral para hablar de Venezuela.   ¿También le falta moral al secretario general de la OEA, Luis Almagro? En cierta manera, ese señor está haciendo un trabajo positivo, porque le está dando la estocada final a ese organismo que sirvió de ministerio de las colonias de Estados Unidos, sirvió para amparar las dictaduras en América Latina. La Operación Cóndor fue avalada por la OEA. Este señor, cuya actitud a veces raya con lo ridículo, tiene una actitud vergonzosa, pero así y todo, uno piensa que, por suerte, ese organismo, finalmente, va a desaparecer.

Mercosur
¿Venezuela pedirá su reincorporación al Mercosur? Nosotros hemos abierto un proceso de arbitraje según lo que determina el Protocolo de Olivos. Más bien hemos ido sumando elementos favorables a nuestra posición. Lo último que hemos sumado es la declaración del canciller del gobierno que hay en Brasil, donde reconoce que lo que querían era la salida de Venezuela para que se avanzara en las negociaciones con otros bloques. Todo aquello fue una excusa para poder aumentar la dosis neoliberal en el Mercosur. Seguiremos, pues, combatiendo por la vía legal, como siempre debe ser. Reclamaremos el derecho a pertenecer desde el punto de vista formal, porque nunca nos podrán expulsar del Mercosur legalmente. Eso es, además, un proyecto histórico al que el comandante Chávez le dio densidad social. Es más, creemos que en algún momento el Mercosur va a requerir la plena inserción de Venezuela.

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