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Política

Juan, el licitador

Cuando Sartori ofrece generar cien mil empleos, resulta interesante saber cuál será el criterio de asignación de los mismos.

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Caras y Caretas Diario

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La política de clientelismo llevada adelante durante los gobiernos blancos y colorados no tenía empacho en ofrecer empleos y era parte de su atracción; caudillitos barriales y abnegados militantes de clubes y baluartes tenían como recompensa, a su lealtad y eficiencia para rastrillar votos, algún empleo en algunas de las empresas privadas que financiaban campañas de sus dirigentes, o en algún organismo del Estado, del cual el candidato terminaba siendo director. Resulta interesante entonces, cuando Sartori ofrece generar cien mil empleos, saber cuál será el criterio de asignación de los mismos.

En el balotaje de noviembre de 2014, Tabaré Vázquez se impuso sobre su contrincante, el senador Luis Lacalle Pou, obteniendo 1.241.568 votos contra 955.741 votos.

En cualquiera de las dos cifras, cien mil es poco menos que una propina, voto más, voto menos, y si se repitiera ese escenario, pero teniéndolo a Sartori como uno de los presidenciables, y en un esfuerzo de imaginación que ganara el balotaje, los cien mil empleos que ofrece Juan están dentro de ese universo de votos obtenidos.

Sería de esperar -pero se puede apagar el sol esperando- que el flamante presidente renunciara en acto público y declaración jurada mediante a la pertenencia de todas sus empresas; sería de esperar que las puertas de su despacho en la torre presidencial estuvieran cerradas a cal y canto para todos sus vínculos empresariales, fuera y dentro del país.

Pero, además de sospechar que tal actitud no es esperable, Juan debe cumplir con lo prometido: esto es generar los cien mil empleos de trabajo.

Por otro lado, podemos imaginar la euforia de inversionistas amigos de Juan que ven en su figura la oportunidad de invertir en un país gobernado por un íntimo del mundo empresarial, un botija del riñón neoliberal, un país al que Juan puede sacar de la lista negra de la OIT.

Juan es la punta de la pirámide; ¿cuántos gerentes (porque recuerden que la experticia de Sartori -no se cansa de repetirlo- proviene del mundo empresarial) ocuparán, al integrar la fórmula ganadora, directorios de empresas públicas, despachos legislativos, etc?

Pero quitemos este malicioso pensamiento de la ocupación directa de los intereses económicos de Sartori en la conducción del gobierno. ¿Cuál es la garantía de que la conjunción de los intereses de amigos inversores con el gobernante no haga que siempre ganen licitaciones, cuando estas existan, y no se adjudiquen directamente además?

Sartori, más que ofrecer empleos, los está licitando.

De las 12 medidas que propone en el área de trabajo, nueve de ellas parecen escritas para Unión Group y para la compañía hidroeléctrica Generación Andina, que provee el 15% de la demanda energética de dicho país. También en Perú, la empresa estudió las reservas petrolíferas en el noroeste del país, estimando que consistían en 2,02 miles de millones de barriles de petróleo, y también se menciona a la Compañía China de Construcción y Comunicación, para que realice inversiones en proyectos de infraestructura en el continente.

Las medidas y sus numerales correspondientes:

2) Reduciremos el impuesto sobre los combustibles, que hoy es casi la mitad de su precio.

4) Liberaremos la importación, venta y producción de combustibles.

5) Eliminaremos regulaciones y trámites estatales que afecten a la inversión.

7) Estimularemos el trabajo en blanco y apoyaremos las actividades productivas evitando rigideces que no dan lugar al crecimiento.

8) Crearemos un entorno amigable para la instalación de empresas tecnológicas y desarrollo de nuestra plaza financiera.

9) Implementaremos una ventanilla única para el registro de empresas.

10) Fomentaremos la integración comercial con otros países.

11) Firmaremos acuerdos comerciales estratégicos para el interés nacional.

12) Quitaremos barreras al comercio internacional.

El pedigrí

La posibilidad de registrar el acto eleccionario se da gracias a la tecnología. En otros países ya se ha implementado el mecanismo para quienes solicitaron alguna clase de apoyo a determinados sectores políticos: para comprobar la lealtad electoral, filman y fotografían la lista del sector en el momento de introducir el voto en la urna o al votar electrónicamente. Contra esa prueba, se hace entrega de la ayuda solicitada.

En largos cinco años de gobierno es un mecanismo que puede funcionar, no solo en sí mismo, sino como recompensa a una lealtad necesaria en una interna tan compleja como la que tiene Sartori.

La mesa para el retorno a las viejas políticas clientelistas está servida, y no solo si gana Sartori, por cierto.

En un gobierno que imaginamos de coalición de los partidos de la oposición, esa torta hay que repartirla entre los comensales que empujaron el resultado del balotaje.

El capital imponiendo su lógica descaradamente sobre la política.

Juan será la mínima expresión de lo estatal; un Estado que oficiará como una pequeña oficina gestora de los asuntos de las empresas inversionistas, al brindar oportunidades fortaleciendo a la competencia contra las empresas públicas, derogando impuestos para asegurar rentabilidad, desregulando el mundo laboral, eliminando controles fiscales en las finanzas.

En ese marco, los cien mil empleos, para los que ostenten el pedigrí sartorista al menos, serán los rescatados de la hecatombe social que dichas políticas generarán.

Ekaterina

Pero pongamos que Juan, alertado de la campaña que podría desatarse en su contra, apelara al mecanismo de no quedar involucrado en los negocios, dando un cheque en blanco, almohada mediante, a su mujer Ekaterina Dmitrievna; la rusita, además de contar con los favores maritales para la expansión de sus negocios, bien podría instalar sus habilidades en el Hipódromo de Maroñas, o aspirar a hacerse cargo de la cartera de Medio Ambiente, dada su inversión en tecnología ecológica en sus islas de Skorpios y Sparti, como brillante antecedente.

Por qué no sospechar que por la línea Ekaterina, en esas cuestiones tan domésticas, se le abra una gran posibilidad de inversiones a su suegro, el magnate ruso Dmitri Yevguénievich Rybolóvlev. Por esa vía incluso algunos de los cien mil puestos podrían ser para algunos jugadores de fútbol proponiendo su pasaje por el Mónaco FC.

En 2017 el PBI de Uruguay era de US$ 56,16 miles de millones; la fortuna estimada del ruso según Forbes en 2015 era de  US$ 8.500 millones, lo que lo colocaba en el lugar 156 de los tipos más ricos del mundo. A ese numerito podríamos sumar las fortunas personales de Juancito y Ekaterina, los activos de sus diversas empresas y volverlo a comparar con nuestro PBI.

En 2014 la empresa de Juancito tenía el 70% de la capitalización de mercado de la Bolsa de Valores de Montevideo. ¿Se imaginan esos números si se logra colocar del otro lado del mostrador?

El titiritero

Juan tiene mucho de Sartori, pero su artífice es el viejo dirigente político Alem García. El nieto de libanés, con buen olfato para los negocios como muchos de los provenientes del mundo árabe, halló en el joven empresario la oportunidad para colocarse con fuerza en su partido.

La apuesta, o tal vez el olfato político, no le falló; sabe que debe convivir (librar batalla) contra veteranos carcamanes que lograron dotar al partido de su impronta más reaccionaria.

A pesar de la renovación y avance que promete Luis Lacalle, la lista 71 poco tiene de renovación y avance; entre sus primeros 25 candidatos al Órgano Deliberativo Nacional, que seguramente volverán a ser convencionales, podemos encontrar al exministro del Interior Ángel María Gianola, y al excomisario Ernesto Carrera, pujante líder de la agrupación parapolicial Dignidad Policial.

Pero Juan, dado a licitar más que promover una oferta electoral, está jugando con fuego; demasiados intereses empresariales y demasiados millones de dólares en danza para que el solo recuerdo de los escándalos del gobierno blanco de Luis Alberto Lacalle no lo ponga en alerta.

García apuesta a la receta que antes de Donald Trump permitió llegar a la presidencia de Brasil a Michel Temer, en Argentina a Mauricio Macri, en  Paraguay a Horacio Cartes, al chileno Sebastián Piñera y al mexicano Vicente Fox.

Y de esas presidencias con criterios empresariales ya tenemos el diario del lunes.

 

 

 

 

 

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