Por A.L. Habla pausado, con tono grave, y se toma tiempo para hilvanar las ideas. Más que las palabras, su intención es que las ideas suenen en la guitarra, en la voz. Y lo logra cada vez que se planta ante el público, componiendo un clima íntimo para dar vida a planteos musicales muy removedores. Así, sin mayores vueltas ni aparatosidades, Juan Falú vuelve a Montevideo para el cierre del ciclo Rueda, del festival Música de la Tierra. Y en este encuentro, el músico tucumano, cuyos proyectos han dejado trazas profundas en la canción popular de la región, compartirá el escenario con el periodista Diego Bernabé, con quien recorrerá las historias de su trayectoria musical, de su vida, de su filosofía. Una charla a la que se integrará el público, algunos invitados especiales, con una nota dominante: la espontaneidad. El guitarrista uruguayo Eduardo Fernández definió a Juan Falú como “un compositor en tiempo real”. Y así es. Su búsqueda en los géneros tradicionales de su país está marcada por un original tratamiento de las sonoridades y esquemas formales, pero siempre desde un enfoque espontáneo y de profunda riqueza expresiva. El manifiesto compromiso con una música que se desmarque de lo establecido por el mercado es uno de sus motores creativos, al igual que la apuesta a revalorizar los aportes de nombres como el de Eduardo Falú, su tío, entre otros. “Tal vez una condición del folclore de los pueblos sea preservarse en sus señales, como si ese estereotipo fuera la cualidad del folclore”, dice Falú. “En Argentina hubo dos movimientos bien claros: el conservacionista y el transformador. Y tal vez eso tenga que ver con la conformación social, con el papel de los inmigrantes. Pero el folclore siempre fue un espacio de una gran dinámica, de permanente surgimiento de ideas. No es en realidad una contradicción, sino que es natural”. Desde hace tiempo Falú sostiene “que la mayor modernidad está en los músicos que hacen folclore”. “Ellos no sólo corren riesgos en lo estético sino que se animan a crear por caminos diferentes a los que impone el mercado. Y pienso, por ejemplo, en lo que hacen jóvenes músicos como Luna Monti y Juan Quintero, el Aca Seca Trío y un montón de muchachos que se están formando en espacios como la Carrera Superior de Folklore y Tango, en el Conservatorio Manuel de Falla, de Buenos Aires, donde doy clases. Ellos tienen una base técnica, teórica, y han escuchado mucha música. Tienen herramientas que nosotros no teníamos cuando éramos pibes; nosotros éramos orejeros, y punto, y la única enseñanza que teníamos era la de nuestros mayores”.
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