Apenas culminada la tarea de Juan Raúl Ferreira al frente de la dirección de la Institución Nacional de Derechos Humanos, el hijo de extinto líder nacionalista salió a anunciar su alejamiento definitivo del partido que dice ser depositario de las ideas del caudillo. Dolido, además, por el desenlace que tuvo su nominación a un nuevo período en la Institución, bloqueado en los hechos por el partido de Oribe que lo tuvo en sus filas desde la niñez, Juan Raúl evalúa sus pasos. “No sé lo que haré, pero sé dónde no puedo estar más”. Dice que no hay posibilidades de recrear un espacio wilsonista en esa colectividad, que los que dicen defender al exlíder nacionalista ni siquiera conocen bien su obra y que hoy esa colectividad es gobernada por un sector que toda la vida combatió las ideas wilsonistas y lo seguirá haciendo. “En el Partido Nacional desprecian a Wilson”. ¿Por qué dice que en el Partido Nacional ya no hay espacio para las ideas wilsonistas? En primer lugar, yo recomiendo que todos los interesados en estas cuestiones vean la película que sobre Wilson hizo Mateo Gutiérrez. Porque viendo ese filme uno llega a la conclusión inequívoca de que en el Partido Nacional no hay voluntad de que exista ese espacio wilsonista. La película me parece una joya, cumple con el deseo del director, que expresamente no quería dar manija. Simplemente pone a una cantidad de gente a dar testimonios sobre la obra de Wilson. Y esa gente es muy variada, de muchos lugares, de varios partidos. Aparece Jorge Batlle, aparecen dirigentes sindicales de todas las tendencias, aparecen dirigentes del Frente Amplio, aparecen de todos lados. Pero los únicos que opinan negativamente de Wilson, a veces incluso con tonos muy duros, casi irrespetuosos, sobre todo del proyecto político que Wilson pensó para Uruguay, son Ignacio de Posadas y Luis Alberto Lacalle, líder del sector mayoritario del Partido Nacional. A mí me parece que eso es elocuente. Wilson trascendió al Partido Nacional, pero el partido se olvidó de él. Sólo se acuerdan en los homenajes, cuando hay que poner estatuas o monumentos. Yo aspiraba a que Wilson fuera mucho más que estatuas para su partido y aspiro a que sea mucho más que eso para toda la comunidad nacional. A mí me impresiona porque hay adversarios de toda la vida que dan testimonios sobre su relación con Wilson realmente conmovedores. Gente como Luis Iguini, dirigente sindical de toda la vida, que recuerda diferencias, pero rescata de manera muy profunda la valía de Wilson para todo el país y la importancia que tiene para Uruguay rescatar y profundizar en el estudio de su figura y su obra. Y lo mismo hacen otras figuras, académicas, de la izquierda, colorados. Pero los representantes del Partido Nacional no lo recuerdan muy bien. De Posadas dice que Nuestro compromiso con usted, que era el resumen del sueño que Wilson tenía para el país, era en realidad un gran mamarracho. Y lo dice con esa sonrisa “a lo De Posadas”, socarrona, burlona, despreciativa. Cuenta que le dijo a Wilson que se dejara de embromar con esas pavadas de “contadorzuelos” jóvenes. Y esos jóvenes conformaban un equipo económico de primer nivel, pero De Posadas los trata como imberbes ignorantes. Él desprecia, y queda claro en la película, ese programa de gobierno que significó Nuestro compromiso con usted, y para Wilson ese programa era el mejor resumen de sus ideas. Larrañaga sostiene que él representa el wilsonismo dentro del Partido Nacional. Le tengo un gran aprecio a Jorge, pero cuando yo veo lo que él describe como wilsonismo no me siento representado y no creo que él tenga mucha idea de lo que quiere decir wilsonismo. Quizás sea porque no lo vivió, es probable, pero lo que él entiende por wilsonismo no tiene nada que ver. He leído que Larrañaga quiere hacer un gran llamado nacional para que se junten todas las fuerzas políticas menos el Frente Amplio. Bueno, eso es la negación del wilsonismo. De pique te digo que un llamado a la unidad nacional que excluye a la mitad del país no es wilsonista. Cuando Wilson hablaba del gran proyecto nacional que convocara a todo el mundo precisamente lo planteaba para que participara todo el mundo, hasta donde se pudiera. Pero nunca convocó a nadie desde la exclusión, eso es negar el wilsonismo. Wilson le ofreció la gobernabilidad a Sanguinetti después de la dictadura con tal de que no hubiera acuerdos programáticos, para mantener la independencia del partido. A Juan María Bordaberry también le había ofrecido gobernabilidad con el mismo fin, que no hubiera grandes acuerdos programáticos y que no se participara en el gabinete, etc. Bordaberry lo traicionó en su momento, y lo hizo rompiéndole el partido y agarrando a los sectores que hoy son la mayoría del Partido Nacional y a los que Wilson los calificó de una manera tan dura que no da ni para repetir. Entonces, a ese espacio wilsonista no lo representa Larrañaga. No, él lo admira mucho, lo quiere a su manera, pero no vivió su tiempo, no conoce la profundidad de su pensamiento. Yo me he sentido objeto de una persecución muy grande dentro del Partido Nacional. Y muchas veces dirigentes del grupo de Larrañaga han participado en estos ataques. Incluso ha habido homenajes a Wilson en los que he sido atacado. Esa actitud no es wilsonista. Ahora quieren hacer una estatua de Wilson en el Municipio Ch, desconociendo la ley, porque los monumentos los pone la intendencia, no los municipios, y desconociendo las acciones del propio Partido Nacional, que tiene un acuerdo firmado con la Intendencia de Canelones para instalar un monumento a Wilson, pero nunca cumplieron con el aporte prometido para su realización, es decir, bronce. En siete años lo único que se ha recolectado es un estribo, que donó Larrañaga, y un mortero que doné yo. En su lugar dicen que van a hacer otro monumento, pero en el municipio que gobiernan ellos, en pleno Montevideo. Esa actitud no es wilsonista. Creo que los dirigentes del Partido Nacional están engañando a la gente, entre otras cosas, porque los municipios no pueden hacer monumentos a su antojo. Cuando yo leo esto, que está impulsado por mucha gente, incluso del sector de Larrañaga, me asusta. Ellos ya me han borrado de la vida política de Wilson, pero ahora me quieren borrar de la vida familiar de Wilson, lo que es ridículo. Ahora dicen que consultaron a los familiares por ese nuevo monumento, pero a mí nadie me dijo nada y es obvio que soy su hijo. Hace años tuve que irme de un homenaje en la fecha del regreso de Wilson porque los organizadores del Partido Nacional habían reeditado el video de su regreso para que apareciera sólo uno de los dos helicópteros que habían partido de Buenos Aires. Fue tan ridículo. Yo no encuentro espacio para mí en el Partido Nacional, y no creo que exista ningún espacio wilsonista en ese partido. Han pasado muchas cosas y son señales de que un buen sector del partido, un sector que hoy es mayoritario, lo que quiere es olvidarse de Wilson, no recordarlo, no reivindicarlo. El otro sector, el que quiere revivirlo, no da en el clavo con qué cosa es el wilsonismo. En la película también aparece Luis Alberto Lacalle, que no logra tener un comentario positivo para con Wilson; debe haber hecho un esfuerzo intelectual tremendo. No existe una sola frase en sus intervenciones que no sea crítica, un desprecio, un comentario burlón respecto a Wilson y su obra. Yo no podía hacer comentarios políticos hasta hoy, por mi función en la Inddhh. Y a partir de hoy, además, voy a poder demostrar que uno puede hacer política sin aspirar a cargos políticos, para los que estoy inhibido [temporalmente, por haber formado parte de la Inddhh, N. de R.]. Voy a militar intensamente, pero no en el Partido Nacional. ¿Dónde? La vida dirá. Todavía nadie ha salido a reivindicar ese espacio wilsonista. Del Partido Nacional me fui, me fueron, no me representa más. Ese Wilson que quieren vender desde el Partido Nacional es un invento, no tiene nada que ver con la realidad. ¿En el Frente Amplio? No sé, no sé. No quiero especular con estas cosas. Sí formalizo a partir de hoy mi desvinculación del Partido Nacional. Yo estaba preso en 1984 y en la Convención del Partido Nacional había sectores que gritaban “¡Juan Raúl comunista!”. Viene desde hace tiempo la distancia, pero hoy declaro mi desafiliación. La película de Mateo Gutiérrez influyó mucho en esta decisión, debo confesarlo, porque a mi este paso me duele mucho. Pero es claro que no me une nada a ese partido hoy. Creo que hay que reivindicar Nuestro compromiso con usted, creo que hay que reivindicar los trabajos de la CIDE, hay que reivindicar a Wilson y reivindicar la política desde otro lugar y hacia otros destinos. No me callo más, porque he sorportado agresiones de todo tipo y por mis funciones o por pudor no he querido contestar. Pero uno ha soportado tanto… y no quiero soportar más. Que el señor Amodio Pérez, traidor de las instituciones democráticas, se dé el lujo de acusar a Wilson de golpista y nadie en el Partido Nacional le haya contestado es una demostración clara de por dónde anda el partido. ¿Qué reflexión hace del rechazo del Partido Nacional a su candidatura a integrar nuevamente la Inddhh? Hasta me pueden haber hecho un favor. Quizás ya había llegado mi hora para este tipo de actividad. Nunca estuve en una función más de cinco años. Yo acepté la nominación de varias organizaciones sociales, fundamentalmente de Crysol y gente del Observatorio Luz Ibarburu, y me duele no haber podido cumplir con ese cometido. Pero bueno, el Partido Nacional tenía su derecho a votar lo que quisiera, pero no me pareció bien enterarme por la prensa. Un llamado no hubiera costado nada.
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