El juez Penal de 5º Turno, José María Gómez, dispuso el procesamiento con prisión de GARM (a) El Chuky -el hombre que atacó al abogado Gustavo Bordes en su estudio jurídico en Ciudad Vieja- como autor responsable de un delito de homicidio muy especialmente agravado en grado de tentativa. El juez, en línea con la postura del fiscal Gustavo Zubía, consideró que este hombre tuvo intención de matar al abogado, señala el auto de procesamiento al que accedió Caras y Caretas Portal. Días atrás, un hombre llegó al estudio jurídico disfrazado de mujer y al ingresar extrajo un arma y maniató a la secretaria, tras lo cual ingresó al despacho del profesional -que estaba reunido con una abogada y un cliente-, lo amenazó y gatillo el arma en varias oportunidades, pero ninguno de los disparos llegó a concretarse. Tras un forcejeo golpeó al profesional con la culata del arma y fugó del lugar. Sin embargo, su rostro quedó registrado por las cámaras de seguridad del edificio y por las cámaras de videovigilancia instaladas por el Ministerio del Interior en la zona. Una unidad especial de la Policía inició una intensa investigación en busca de su paradero. El hombre fue detenido por la Policía Federal de Brasil en la zona de la frontera, entregado a las autoridades uruguayas y puesto a disposición de la Justicia. Al declarar ante la Justicia, GARM reconoció que concurrió al estudio jurídico de Bordes “por encargo de un desconocido”. Dijo que el jueves o viernes anterior al hecho le dejaron un sobre amarillo, que contenía una nota en la que le proponían “asustar” a un profesional. “La persona, desconocida para el perpetrador, le ofreció la suma de 50.000 pesos pagaderos la mitad al aceptar el cometido y el saldo una vez cumplido”, señaló el magistrado. Para certificar que “El Chuky” aceptaba la propuesta, este debía dejar el sobre debajo de una piedra cercana al contador de luz de una vivienda en la calle Copérnico, dónde residía. Así lo hizo. “Dos días después -el domingo- recibió en horas de la mañana otro sobre que dejaron por debajo de la puerta, en el que adjuntaban todos los datos del profesional, su fotografía, una dirección que no estaba actualizada y la suma de 25.000 pesos”. De forma de cumplir con el encargo, acudió dos veces al estudio del abogado. En la primera llegó a entrevistarse con él por recomendación de “un conocido abogado” y le planteó la posibilidad de atender el caso de un recluso al que había agarrado con dos kilos de cogollos de marihuana y que fue procesado por un delito de “tenencia no para consumo”. Dijo que la defensa estaba a cargo de un defensor de oficio y que el objetivo era que el recluso fuera trasladado a la cárcel de Rivera y le preguntó cuánto cobraría por hacerse cargo de la defensa. “El abogado le mencionó una cifra alta de honorarios para que desistiera, pero igualmente continuó interesado comentándole que hablaría con la mujer del recluso e iría al día siguiente con un adelanto a cuenta de mayor cantidad”, pero Bordes le dijo que previamente a aceptar la defensa y fijar los honorarios debía conocer el nombre de recluso, la ficha del expediente y el Juzgado dónde estaba radicada la causa para luego hablar de los honorarios. Tras 15 o 20 minutos dialogando, GARM acordó volver al otro día. Así lo hizo, pero disfrazado de mujer y con un arma en su poder. Sobre las 16:05, Bordes estaba reunido con una colega y un cliente, cuando irrumpió el hombre disfrazado de mujer -peluca rubia, un buzo verder, calzas de mujer y una cartera-, apuntándole con un revólver. Bordes lo reconoció en forma inmediata. Se levantó inmediatamente y comenzó a caminar hacia él y le preguntó: “¿Qué pasó? ¿Vos estuviste ayer? ¿Qué te pasó? Vamos a hablar”. GARM siguió apuntándole con el arma y le ordenó que se arrodillara, hasta que el abogado se acercó a unos 80 centímetros, por lo que le efectuó dos disparos al pecho “pero las balas no salieron”. El abogado constató -por su experiencia en la materia penal- que se trataba de un arma real, por lo que se arrojó hacia su agresor para evitar que gatillara de nuevo, pero este logró tirarlo al piso. Cuando el abogado se intentó levantar efectuó otros dos disparos a la cabeza, que tampoco percutieron, por lo que utilizó el arma para golpearlo en la cabeza. Tras esa situación, se retiró presuroso del lugar, dejando en el lugar la cartera que perdió durante el forcejeo. Al declarar ante la Justicia, GARM dijo que el arma utilizada era un símil de juguete, parecido a un revólver calibre 22, que adquirió en “un cante” -dónde también consiguió la peluca rubia-. “Reconoció que apretó el gatillo del arma cuando apuntaba hacia el pecho de Bordes y cómo forma de eludir el reproche agregó ‘pero obvio que no iba a salir -el disparo- porque el arma era de juguete’”, detalla el documento. Se le preguntó por qué también efectuó dos disparos a la cabeza tras el forcejeo: “Le quería dar un susto”, contestó. “De esta manera, sin lograr el fin perseguido, recibió en concepto de saldo la suma de 15.000 pesos y no la cantidad acordada”, señaló el juez. Asimismo, el auto de procesamiento detalla que “El Chuky” venía diciéndole a sus amigos “que era un sicario y luego del evento -con Bordes- alardeo de su maquiavélica actividad enviando videos con imágenes de informativos y mensajes encriptados donde aseguraba su rol de factótum” a dos amigos. Estos dos también fueron procesados con prisión, por un delito de encubrimiento, ya que lo ayudaron a sustraerse de la acción policial y judicial. En este contexto, el juez Gómez estableció que GARM irrumpió en la sala dónde se hallaba la víctima y efectuó cuatro disparos con un revólver hacia la humanidad del abogado a muy corta distancia y dirigidos a zona vital (dos en dirección al pecho y otros dos a la cabeza), disparos que no lograron percutir por lo que resolvió golpear fuertemente en la cabeza al damnificado. “La zona vital a la que fueron dirigidos los disparos, la corta distancia entre el agente y la víctima así como el potencial ofensivo del arma utilizada, no hace más que corroborar la intención homicida relevada ostensiblemente en el ocurrente, propósito que no llegó a cumplirse por razones ajenas a la voluntad del agente. Desde que los proyectiles no fueron efectivamente percutidos GARM no logró materializar el resultado ajustado a la intención de dar muerte, por lo que su conducta se estacionó en el grado del conato”, concluyó el magistrado. En este marco, el juez Gómez dispuso una orden de captura nacional de los dos hermanos de GARM. Pero sobre todo, el magistrado cometió “a la Dirección de Información Táctica (de la Jefatura de Policía) la prosecución de actuaciones policiales a efectos de identificar al mandante de la actividad desplegada por el imputado”. Es decir, identificar al autor intelectual del ataque.
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