Todos los días se suma un capítulo a la telenovela de la Casa Blanca. Parecería que a medida que se acercan las elecciones de término medio (cada dos años se renueva 100% de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado con mandato de seis años), el guionista se vuelve más audaz. La guerra comercial declarada por Trump a China está dañando más la economía de Estados Unidos (EEUU) que la del supuesto agredido de turno. El desproporcionado aumento de los aranceles a productos chinos (50 millones de dólares) parece estar afectando más fuentes de trabajo en la patria de Washington que en la de Confucio. La pregunta es por qué involucrar de paso a América Central, demostrando el desprecio de la nación del Norte por su “patio trasero”.
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Veamos: hace pocos días El Salvador establece relaciones con China (en vez de con la Provincia de Taiwán, como todavía ocurre lamentablemente en algunos pocos países de América Central). Por ello es objeto de una brutal agresión de EEUU.
EEUU se mostró en contra de la decisión de El Salvador de cortar sus vínculos diplomáticos con Taiwán y establecerlos con China y advirtió “que va a reconsiderar sus intercambios con el país centroamericano”.
“La receptividad del gobierno de El Salvador a la aparente interferencia de China en la política interna de un país del hemisferio occidental es de gran preocupación para EEUU y dará lugar a una reevaluación de nuestra relación con El Salvador”, aseguró la portavoz de Trump, Sarah Sanders.
Ahora: ¿quién tiene relación? ¿EEUU con Taiwán o con China? ¿Qué estatus tiene China en Naciones Unidas? El mismo que EEUU: derecho a veto por ser una de las cinco potencias ganadoras de la Segunda Guerra Mundial. ¿Alguna vez se quejó de esto EEUU? Nunca. Así se gobierna el mundo.
¿Por qué he dicho Provincia de Taiwán? Porque cuando la liberación china, los nacionalistas (Kuomitang) y el Partido Comunista de Mao Tse Tung siguieron la guerra para ver quién se quedaba con el control, y en la Provincia de Taiwán, el general C.K. Shek se refugió en la pequeña isla que proclamó República de China, mientras que Mao conquistó todo el continente, ya con 1.400.000 habitantes. Muy al inicio de la Guerra Fría, EEUU trató de reconocer a Taiwán.
Luego se impuso la realidad. Fue un presidente republicano, Richard Nixon, el que inició el proceso de acercamiento, y desde inicios de la presidencia de Jimmy Carter, a mediados de los setenta, se formalizaron las relaciones con China Popular con apoyo unánime el Congreso.
Muchos lectores desprevenidos dirán: ¿pero no hubo dos Alemanias? ¿Dos Vietnam? ¿No sigue estando en el tapete el tema de las dos Coreas? Mientras que en todos estos casos ambos países expresaban un anhelo para la unificación de ambos territorios, en China fue siempre distinto. Ambos territorios, uno, hoy la principal potencia comercial, con 1.300 millones de habitantes, y otro, Taiwán, con 23,5 millones, reclaman la existencia de una sola China y su dominio sobre ella.
¿Quiénes tienen relaciones con China continental? Todos los países de la OTAN, EEUU, todos los países de la Unión Europea, la ONU, toda América del Sur, menos Paraguay. Uruguay las estableció a inicios del año 1987, a menos de dos años de retornada la democracia, durante el primer gobierno del Dr. Sanguinetti, siendo canciller Enrique Iglesias.
Taiwán no existe en la comunidad internacional.
Se da el gusto el presidente Trump de insultar y decir que es “poco transparente” la medida. Nada menos que él, al borde de dos juicios políticos. Pero se da el lujo de acusar de corrupto al presidente de Ecuador. Parece ser una política oficial: no obedeces al Imperio, “corrupto”.
No hay dudas, para EEUU seguimos siendo el patio trasero. Creen que estamos destinados a decir que sí a todo o ser enemigos abiertos y declarados de su causa.