Edgardo Buggiano
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La selección uruguaya volvió a quedar eliminada en la Copa América, una copa en la que los celestes son los más ganadores con 15 títulos; y lo seguirán siendo luego de la eliminación de Argentina a manos de Brasil, que tiene 14 campeonatos ganados.
En la edición de 2011, la selección uruguaya fue a los tropezones hasta las semifinales, siendo segundos en el grupo detrás de Chile con 5 puntos; empataron 1 a 1 con Perú y Chile y se le ganó a México 1 a 0. En cuartos de final empató con Argentina y ganó por penales 5 a 4, para luego sí ganar bien en semifinales a Perú 2 a 0 y a Paraguay 3 a 0, cuando los guaraníes habían llegado a la final sin ganar un solo partido en toda la copa.
Este recuerdo tiene que ver con lo que fue Uruguay en esa copa y cómo queda eliminada, por penales, en esta. Por lo que no hay mucho para enojarse en ese sentido, menos con un futbolista como Luis Suárez, que ha hecho lo imposible por estar en la selección a pesar de las lesiones. Pero los años pasan para todos, no es lo mismo 2014 que 2019 para un jugador de élite cuando hablamos de rápidas recuperaciones.
Luego vinieron dos copas nefastas: en la de 2015, pasamos como terceros y perdimos en cuartos de final con Chile 1 a 0. Mucho peor lo de la Copa Centenario en Estados Unidos, en la que no pasamos la serie.
Todo tiene un contexto, cuando se es campeón y cuando se pierde. Ahí es donde llega la desilusión con Uruguay en esta Copa América de Brasil.
¿Qué marca un favorito? Lo hecho en lo previo y lo que va ocurriendo durante el torneo.
Uruguay quedó eliminado en cuartos de final del Mundial 2018 en Rusia, al igual que Brasil. Los celestes fueron quintos, los brasileños sextos y los colombianos novenos. Estamos hablando de lo que pasó hace un año.
Uruguay ya había comenzado con la renovación de jugadores, cayeron con Francia, un equipo que jugó como siempre lo hizo Uruguay, con la diferencia que tuvo juego por las bandas, lo que Uruguay nunca encontró.
Pero hay que agregar que más allá de ganar por segunda vez el torneo China Cup, sin algunos jugadores de los principales, Tabárez tuvo la oportunidad de probar algunos futbolistas que fueron en definitiva a esta Copa América.
Se gana el primer partido frente a Ecuador por goleada, con 45 minutos excelentes, ante un débil rival, lo que no se dice para no menospreciar la victoria.
Colombia arranca muy bien frente a Argentina, y Brasil, a los tumbos. Cómo no se va a pensar en Uruguay favorito si hasta los jugadores lo creyeron y lo dijeron.
Pero se empata con Japón y los bajaron a tierra, se lesiona Matías Vecino y el medio queda conformado por dos juveniles; también se lesiona el lateral izquierdo Laxalt. Eso distorsiona lo pensado por Tabárez.
A Uruguay le costó mucho encontrar un circuito por la banda, pero lo tuvo, con Cáceres, Nández y Vecino; al lesionarse el jugador del Inter se resintió, pero siguió funcionando. Sin embargo, con la lesión de Laxalt, Tabárez no cambia hombre por hombre, no pone a Saracchi, el lateral izquierdo suplente que llevó en el plantel de 23 jugadores. Cambia a Cáceres a la izquierda y se desarma la sociedad que funcionó bien por derecha.
Lodeiro, que “tapó bocas” en el primer partido, volvió a ser el de siempre y arrancó la rotación por izquierda.
El que funcionó fue Jonathan Rodríguez en los últimos minutos contra Chile, incluso haciendo el centro para el gol de Cavani que les dio el triunfo a los celestes.
Los del medio, excepto Valverde, no patean de media distancia ni ponen una pelota filtrada a los delanteros; Cavani (el mejor por lejos junto a José María Giménez) tiene que recorrer kilómetros y kilómetros para poder tomar una pelota que le permita llegar con posibilidades al arco contrario.
En cuartos de final contra Perú -un equipo que sólo se defendió, porque no pateó una pelota al arco de Muslera, en parte por la muy buena marca de Giménez sobre Guerrero-, Uruguay no supo ganarlo.
Erraron los procedimientos, como dijo Tabárez; pero causó extrañeza que el entrenador no realizara dos cambios para hacer variantes en el juego, no utilizó a Jonathan Rodríguez, el que le dio juego por izquierda en el partido anterior. Uruguay sigue sin encontrar el juego por las bandas, pero quiere jugar distinto, con tenencia de pelota, parecido al resto, cuando lo que siempre nos diferenció fue jugar distinto. Marcando mucho en el medio y atrás, llegando por las bandas y con gol por el medio; con mucha pelota parada y de alto. Solo una vez ganamos claramente por alto en esta Copa América y casi no pateamos de afuera del área.
¿Es fracaso? Sí, porque no se logró el objetivo, que era ganar la copa en un año en el que, mirando a los rivales, era posible; de allí la desilusión.
Habrá que seguir buscando variantes, sobre todo por afuera, porque Suárez y Cavani no van a jugar toda la vida.
Cuidado, a no confundir, Tabárez hizo un gran trabajo gerencial y puso a Uruguay en los últimos tres mundiales, siendo cuarto en 2010 y quinto en 2018, lo que no es poco, a pesar de no levantar copas. Lo que sí debería suceder en el ámbito continental es que tendría que llegar a definir los torneos.