La decisión fue adoptada en una reunión de la Mesa Representativa de la CNT realizada en la sede de la Federación del Vidrio, ubicada en el barrio de La Teja. Ese lugar fue escenario el pasado miércoles 27 de una reunión extraordinaria de la Mesa Representativa del Pit-Cnt para recordar a quienes impulsaron y protagonizaron la huelga general. Ese hecho fue el único registrado hasta ahora en la historia, tanto de Uruguay como del resto del mundo. Indicó que la decisión de ir a la huelga fue adoptada por el movimiento sindical en octubre de 1964 cuando los sindicatos que conformaban la Central de Trabajadores del Uruguay (CTU), junto a gremios autónomos, analizaron las consecuencias para la región derivadas del golpe de Estado de abril de ese año en Brasil y la creación de la logia de los Tenientes de Artigas en Uruguay, el grupo de oficiales que encabezaría el avance militar que culminaría en el golpe de 1973. Se considera que el golpe de los militares brasileños fue el comienzo de una ofensiva impulsada por Estados Unidos como respuesta a los movimientos populares. En esa reunión se decidió, a propuesta del Sindicato de Artes Gráficas (SAG), responder con una huelga general con ocupación de los lugares a cualquier intento de ataque al orden constitucional y a las libertades. También aprobaron la creación de un organismo coordinador de todos los sindicatos presentes para la defensa de las libertades. Nació allí la Convención Nacional de Trabajadores (CNT), la que con el tiempo se convertiría en la central única de trabajadores y antecedente directo del actual Pit-Cnt. “Gracias al éxito de la convocatoria, se decidió llevar adelante un paro general por 24 horas, que se concretó el 6 de abril de 1965, para demostrar la decisión de defender las libertades del país”, señaló Bouzas. “Fue tan grande el éxito del paro”, rememoró, que gracias a eso se decidió convocar ese mismo año al Congreso del Pueblo y posteriormente al congreso sindical que transformó a la CNT en una central única. “Se aprobaron los estatutos de la central, y hay que destacar la importancia de estos estatutos, en particular la determinación de mantener una relación de respeto con todas las corrientes sindicales. Eso es lo que nos permitió mantener la unidad del movimiento. Bouzas integró el comando de la huelga general, que estaba presidido por José Pepe D’Elía. “Había que hacer funcionar el Secretariado y la Mesa Representativa, había que ir a visitar los lugares ocupados para informar y dar ánimo a los trabajadores”, recuerda. Para el veterano dirigente, la huelga general “es lo más importante que hizo el movimiento sindical uruguayo. Aquella resistencia de los trabajadores junto con los estudiantes, y la decisión de enfrentar el golpe de Estado el 27 de junio de 1973, del entonces presidente Juan María Bordaberry, fue un momento de la historia que marcó la unidad sindical”. Indicó que tanto la Policía como el Ejército procedían a desocupar los lugares ocupados, ante lo que la CNT decidió reocuparlos. “Esto determinó un aumento de la represión a todos los niveles. Tanto el Ministerio de Trabajo como el de Interior exigían la desocupación, lo que era aprovechado por algunas patronales, pero particularmente en el Estado, para despedir a los trabajadores que se mantenían en huelga. Y los despidos fueron realmente importantes”. Tras 15 días de lucha, el 11 de julio la Mesa Representativa de la CNT se reunió en la sede del sanatorio Impasa -“Hay que decir que el directorio de la mutualista se portó muy bien, nos prestó su sala de reuniones para sesionar y nos garantizó la tranquilidad para debatir”-, ocasión en la que se decidió levantar la huelga. “Había dos propuestas: una que indicaba que se corría el peligro de que la huelga se fuera deshilachando y, por lo tanto, lo más conveniente era levantarla para pasar a otras formas de lucha, conservando la integridad del movimiento. Esa fue la ganadora. La otra abogaba por mantener la huelga hasta la muerte. Fueron 26 votos a favor de levantar y dos en contra. Hubo algunas abstenciones. El único sindicato que no participó fue el Suanp (portuarios) porque su representante, Félix Días, había sido detenido por los militares esa misma mañana”. “Hoy que estamos recordando los 45 años del inicio de aquella huelga que duró 15 días, entendemos que ayudó al aislamiento internacional del gobierno dictatorial, algo que fue creciendo con el paso primero de los días y luego de los años, hasta que el 1° de mayo de 1983 el formado PIT, heredero de la CNT, hizo aquel acto memorable, impresionante, con lo que fue el proceso en el que empezó a caerse a pedazos el régimen dictatorial”, subrayó. “Ahora, asistimos a una situación internacional y regional muy complicada. Estamos ante una ofensiva del capital y la derecha, encabezados por Estados Unidos, y se ve que hay un retorno al pasado en las condiciones de vida de los trabajadores y en la pérdida de conquistas logradas en los últimos tiempos”. Agregó que siempre, en los países de nuestro continente, “ha habido movimientos fuertes de la derecha, que cuando encuentran apoyos, como lo encontraron a partir de 1961 con la Alianza para el Progreso del entonces presidente estadounidense John Kennedy, se generó una ofensiva tremenda que hizo que cayeran gobiernos electos democráticamente en casi todos los países de América Latina. Nosotros demoramos un tiempo más en caer, pero en 1973 nos tocó. Esa gente siempre se está moviendo, y cuando encuentra un aliento desde Estados Unidos, crecen y se envalentonan, e incluso hacen cosas como las que hicieron en Brasil. Es algo que nos debe mantener en alerta todo el tiempo” indicó. En este sentido, recordó lo sucedido en Brasil con el golpe que desplazó a la presidenta constitucional Dilma Rousseff y puso en el poder a la camarilla encabezada por Michel Temer, un hombre acusado de reiterados casos de corrupción -muchos de ellos probados-, y lo que sucede en Argentina con el gobierno de Mauricio Macri. El regreso del Fondo Monetario Internacional (FMI) a ese país ha prendido varias luces de alerta. “Siempre desde la derecha se han buscado pretextos para debilitar al movimiento popular, en particular al movimiento sindical, que es su centro. Por eso debemos cuidar mucho la democracia, defenderla y respetarla”, concluyó.
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Respuesta a una crisis que se arrastraba desde los años 50
Carlos Bouzas, al recordar el proceso de creación de la Convención Nacional de Trabajadores (CNT), mencionó al Congreso del Pueblo de 1965 e hizo alusión a la situación del país. En este sentido, vale recordar lo escrito por el historiador Rodolfo Porrini, en un trabajo sobre la historia del movimiento sindical, quien realiza un repaso de la coyuntura nacional por esos años. Señala Porrini que “desde 1959 asumieron los gobiernos del Partido Nacional (1959-1967) con sus experiencias de neoliberalización e ingreso a las políticas del FMI. Los problemas económicos, el alza del costo de vida y la baja del salario real, y los reclamos populares obtuvieron respuestas represivas desde el Estado. Se intensificaron las luchas sindicales y las marchas de los cañeros de Bella Unión a Montevideo, desde 1962, mostraban ‘otro Uruguay’. También aumentaron las coordinaciones entre los funcionarios públicos (se creó COFE y la Mesa Sindical Coordinadora de Entes Autónomos y Servicios Descentralizados) y, en definitiva, los acercamientos entre las distintas tendencias sindicales”. Recuerda que entre fines de junio y setiembre de 1964 “se fue conformando la Convención Nacional de Trabajadores, la CNT, como organismo permanente de coordinación y de lucha. Se aprobó en agosto una plataforma reivindicativa y en setiembre ya existía la Mesa Representativa”. Ese era el ambiente que se vivía en el país y que determinó, con el agregado del golpe de Estado de Brasil de abril de 1964, la resolución de ir a la huelga general con ocupación de los lugares de trabajo, medida que fue aplicada el 27 de junio, por única vez en la historia del país y del continente, y que se mantuvo durante 15 días. Los bancos, por lo menos sus casas centrales, fueron ocupados por un gremio que tenía sobre sus espaldas una rica experiencia de lucha, en particular las huelgas de 1968 y 1969, en las que tuvieron que resistir la represión, la militarización, la internación en cuarteles y decenas de despidos.