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La derecha que resucita, la izquierda que duerme

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The walking dead, capítulo 13, temporada 8: un muerto comienza a resucitar en una cama mientras en otra alguien duerme despreocupado…

Podría decirles que todo está bien; que sin dudas el Frente ganará por cuarta vez y no hay nubarrones a la vista… pero les estaría mintiendo, y Grille no me integró a su  plantel para que les recite poesías, sino por mi maldita costumbre de decir la verdad, aunque duela, aunque no convenga, aunque incomode… En América Latina la izquierda sucumbe pese a haber logrado avances formidables, traicionada y vilipendiada, pero sobre todo, mal defendida.

En Ecuador, Lenin Moreno se mandó la gran Almagro: llegó al poder sobre los hombros de la izquierda y al llegar a la cima se quitó la máscara y mostró el espantoso rostro de la derecha más retrógrada y recalcitrante, tal cual una espeluznante remake de Alejandro Toledo en Perú. En Brasil, el Partido de los Trabajadores pagó el esperable precio que tiene dormir con serpientes y Lula y Dilma están mordidos de muerte. A joderse, por haber hecho alianza con el PMDB, a sabiendas de que vendían su alma al diablo. Michel Temer es reclamado por la Justicia, pero sus legisladores secuaces lo protegen y no ha ido ni irá a declarar por sus crímenes. Al margen de sus negociados,118 indígenas han sido asesinados en Brasil bajo el gobierno de Temer, pero casi nadie lo sabe porque los grandes medios de incomunicación no lo difunden, como tampoco difunden que en Arabia Saudita se han asesinado cerca de 700 niños yemeníes.

En Perú renunció Pedro Pablo Kuczynsk (principal encomendado por yasabenquienes para combatir al gobierno venezolano) y asumió Martín Vizcarra, su vicepresidente, con un lindo discurso anticorrupción, pero perteneciente a la misma banda criminal. En Chile, la pseudo izquierda, por ser tibia, conservadora y cobarde, allanó el camino para el retorno de Sebastián Piñera. Con cobardía me refiero a no hacer cambios revolucionarios por temor a inquietar a quienes dirigen el mundo. No se educó ideológicamente al pueblo, no se creó conciencia sobre los derechos de los menos favorecidos ni el coraje para luchar por ellos. El resultado no podía ser otro que un millonario sonriente volviendo a decidir su suerte.

En Argentina, Cristina dejó que su entorno se infectara de corruptos y ahora está tan cerca de las rejas como Lula. En ambos países los jueces y fiscales danzan al compás que marca el gobierno de turno; pero no todo se explica con ello. Cristina no es totalmente culpable; pero tampoco es totalmente inocente. Argentina no tiene perdón. Los periodistas que ensalzaron al heredero son criminales de la comunicación y ahora ven que si hacen la menor crítica al régimen macrista se quedan sin empleo, cosa que ya le pasó no a uno, ni a dos, sino a tres mil trabajadores del sector. “La yegua” era todo lo que quisieran; pero bajo su gobierno había libertad de prensa. Quizá demasiada… Y es que defiendo la libertad de opinar e informar; pero no la libertad de difamar y calumniar impúdicamente.

Solo en el primer año del macrismo, la pobreza creció 33 % y hubo un aumento  de 600.000 indigentes. Ya es tarde para arrepentirse: los pueblos tienen los gobiernos que se merecen. Hay comunidades donde los helicópteros tiran la comida desde el aire y los hambrientos, víctimas de la desesperación, pelean como perros por ella, mientras los gobernantes son cada vez  más ricos. Neoliberalismo en su versión más cruda. Giancarlo y Sebastián Macri han lavado montañas de dólares gracias a un decreto de su hermano presidente, otro millonario sonriente puesto a cuidar las arcas del Estado, tal como un perro puesto a vigilar el asado.

En Bolivia, Venezuela y el Ecuador de Rafael he presenciado personalmente el exceso de libertad de expresión y puedo asegurar que por la décima parte de lo que hace la oposición, en Uruguay, España, Estados Unidos y China, los que convocan a derrocar al gobierno por la fuerza estarían presos. La prensa derechista hace allí propaganda de guerra. En las “pacíficas” manifestaciones opositoras de Venezuela abundan las molotov y armas de fuego. Varias personas han sido quemadas vivas por la oposición; pero los medios internacionales de desinformación solo hablaron de un caso porque se viralizó en las redes y era imposible ocultarlo. A Leopoldo López, que promovió una asonada que costó 43 vidas, se le llama preso político y nuestro Ministro de Relaciones Exteriores clama por él; pero cuando Rajoy manda apalear a viejas que quieren votar por una Cataluña independiente, Nin “lamenta los hechos de violencia”, como si la violencia se hubiera constatado en ambos bandos, cosa que ni un solo video, ni una sola foto, pudo demostrar.

Ahed Tamini, la valiente chica palestina de 16 años que se enfrentó desarmada a soldados israelíes invasores, ha sido condenada por la justicia militar, al igual que su madre, mientras que  Carles Puigdemont ha sido detenido por el crimen de haber buscado pacíficamente y por la vía de las urnas la libertad de su pueblo. Si nuestro gobierno clamó por ellos, disculpen, pero no he hallado el comunicado.

En Honduras los gritos de Manuel Zelaya y sus compañeros denunciando el reciente fraude electoral, a pocos años de su derrocamiento, solo provocan risa en los amos del mundo. En México, otro Manuel (López Obrador) es el favorito para ganar los próximos comicios; pero conociendo a sus adversarios, están instruyendo a los militantes de MORENA para que controlen debidamente, a efectos de evitar que se las roben una vez más.

Los paraguayos no defendieron a Fernando Lugo cuando los parlamentarios lo tumbaron y hoy sufren el narcogobierno de Horacio Cartes y el Partido Colorado; quizá el más corrupto del planeta. Las aventuras amorosas del ex religioso primaron en la opinión pública sobre su gestión y lo dejaron caer.

En Uruguay, la derecha (partidos Nacional, Colorado, Independiente y De la Gente) son un serio peligro para el balotaje, pese a todos los avances logrados por el Frente Amplio, avances que en buena medida se desconocen gracias a la pésima difusión de los mismos. En Maldonado no escucharon nuestras advertencias, se durmieron en los laureles y entregaron la intendencia a los blancos. No quisieron oír. A los compañeros que reclamaban corregir rumbos equivocados los tildaron de traidores, se cubrieron de soberbia y sucumbieron. Lo mismo puede suceder en lo nacional si no reaccionamos.

En la proclama de Durazno los empresarios rurales blancos exigieron al gobierno que disminuyera la inversión en publicidad y el gobierno parece acceder ingenuamente, renunciando aún más a difundir las cosas positivas que ha hecho y quedando a merced de los medios privados. Estamos dejando que se instalen mentiras y mitos. “Me sacan a mí para darle a los vagos”, repiten unos; “la educación es un desastre”, dicen otros sin haber pisado una escuela en años y haciendo el juego a sus amos, que rechazan las políticas sociales pero exigen ayuda al gobierno. Varios productores lo merecen; pero hay otros que hicieron fortunas, las reventaron y amenazan con hacer correr la sangre si no se les destinan recursos públicos. EL PAÍS, diario de la dictadura,  minimiza la extracción de dinero del Banco República para solventar al Partido Nacional, inmoralidad detallada por el que creíamos menos nocivo de los García Pintos. Desde el órgano de prensa blanco, un día sí y otro también, crece la campaña para desprestigiar a los sindicatos y crecen los reclamos de militarización.

Pese a todo, el Partido Nacional, vaciado del más mínimo vestigio de sensibilidad social y copado por los blancos baratos denunciados por Wilson, va cabeza a cabeza con el Frente rumbo al 2019; y si no va más lejos con la fusta bajo el brazo, es gracias a los innumerables hechos de corrupción nacionalista descubiertos en las últimas semanas. Los blancos confían en que el tiempo borre de la memoria de los uruguayos, entre muchos otros, el caso Bascou, así como ha ido borrando los negociados de Focoex bajo el lacallismo, el escándalo de Rosario Pou con la ley forestal o el del Banco Pan de Azúcar.

La mayoría de la gente no rastrea información fidedigna y se queda con los titulares, y con eso quien gana es la derecha desinformativa. Esa derecha tiene a favor la mala memoria de los votantes, la manija constante y la uruguayísima costumbre de contabilizar lo malo y no lo bueno. He visto recientemente algunos intentos por parte del gobierno de devolver algunos golpes; pero no es suficiente. Hacen falta más cadenas de radio y televisión para evitar que nos vuelvan a colocar las cadenas políticas, jurídicas, económicas, sociales y culturales con que durante siglos los oligarcas dominaron al pueblo. Me importarán muy poco las quejas de la derecha. Tenemos derecho a defender con uñas y dientes lo logrado.

Hay que explicar bien a la población las causas del aumento de la criminalidad. Hay que recordarle lo que fue el gobierno de los blancos y que muchas de sus figuras continúan siendo dirigentes de ese partido. Tendremos también que ser implacables con los compañeros que se desvíen y adjudicar cargos por capacidad y no por cantidad de votos obtenidos.

Esta guerra no es con armas de fuego, es de información y la venimos perdiendo casi tanto como Nicolás Maduro en Venezuela. Las mentiras se van imponiendo a la realidad. Nunca los uruguayos viajamos tanto, tenemos el segundo salario mínimo en América Latina, superando a Chile, el salario creció de manera ininterrumpida en los últimos trece años con una acumulación de 55,5 % de crecimiento real y nuestra economía viene creciendo por 15 años consecutivos… e igualmente nos están apedreando el rancho.

No sé cuánto más pueda resistir Evo la guerra mediática y los complots. Muy poco tardarán en armarle una causa y acusarlo de corrupto. Por ahora, Uruguay es la última esperanza; pero aterra la imagen de dos camas: en una, el monstruo que comienza a levantarse, en la otra el Frente durmiendo, con una inconciencia que jamás le perdonaremos si permite que el país retroceda a los obscuros años del lacallismo que dejaron al país en ruinas.

La alternativa es simple: dormir y morir o despertar y luchar.

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