Por R.T.
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La edición número 35 del Festival de Cinemateca, uno de los rituales cinéfilos de referencia a escala local y regional, se inauguró anoche (jueves 6 de abril) en la sala Cinemateca 18, con la exhibición de El porvenir (Francia, 2016), de Mia Hansen-Løve y con Isabelle Huppert a la cabeza del elenco. Fue un esperado estreno local, sobre todo por la siempre atractiva presencia de la Huppert –que este año también lució su talento interpretativo en Elle: abuso y seducción, la última película de Paul Verhoeven–, y a la vez fue la piedra de toque de una programación festivalera que promete ser tan extensa y diversa como la de las ediciones anteriores.
Con el lema “Festival empieza con fe”, esta edición del buque insignia de Cinemateca se extenderá hasta el sábado 15 de abril y reunirá más de 200 películas de 49 países para conformar una grilla de funciones que irán en ocho salas montevideanas y una en Canelones (Cinemateca 18, Sala Cinemateca, Sala Dos y Cinemateca Pocitos, más Life Cinemas 21, Cine Universitario, Sala Zitarrosa y Sala Sur de La Floresta, Canelones).
La competencia de cortos y largometrajes, que será uno de los ejes principales de la programación, se estructurará en seis secciones (Largometrajes internacionales, Largometrajes iberoamericanos, Competencia nuevos realizadores, Competencia de cine de derechos humanos, Cortometrajes internacionales y Cortometrajes uruguayos), más un complemento en el ciclo titulado Panorama internacional de largos y cortometrajes.
Paralelamente se realizarán ciclos de proyecciones con núcleos temáticos específicos, como Focus Islandia, que presentará una selección panorámica de la vasta y original (y poco conocida) producción cinematográfica del país escandinavo, Ojo con el cine, Ensayo de orquesta, Semana dos realizadores, el Festival Latinoamericano de video de Rosario y Cine en curso (ver detalles en el recuadro).
Derrumbe(s) a la europea
Aunque es muy temprano para aventurar un balance del festival –ni siquiera en un plan provisorio o meramente especulativo–, no sería descabellado augurar que las películas programadas para la apertura (El porvenir) y el cierre (La chica sin nombre, también de 2016, de los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne) se contarán entre los puntos más altos. Se trata de una selección redonda tanto por sus planteos conceptuales como por la calidad estética y artística, que pueden tomarse como interesantes apuntes sobre la vieja Europa que, pese a su aparente solidez y unidad, su confianza en el desarrollo, el bienestar, el capital y la democracia, sucumbe ante una maraña de contradicciones intestinas (y añejas y violentas, aunque los discursos oficiales se esmeren en reducirlas a una oposición entre liberalismos y populismos).
La exhibición de apertura, se sabía de antemano, fue el primer plato fuerte. El porvenir llegó con un generoso respaldo de la crítica internacional, que elogia la justeza y el filo de la dirección y del guion de Mia Hansen-Løve, y ni qué decir de la técnica actoral de Isabelle Huppert, que suele funcionar como carta ganadora. La historia y la trama conectan varios tópicos ya muy abordados en el cine europeo –pero, hay que subrayar, aunque estén trillados no son menos efectivos para narrar la peripecia humana–. Pero la vuelta que encuentra Hansen-Løve marca una diferencia sustancial, y la aleja de la vana manipulación y las resoluciones predecibles.
Huppert interpreta a una profesora de filosofía que en plena madurez debe afrontar una crisis que provoca la fragmentación y el desmoronamiento de sus mundos personales, afectivos y profesionales, y que la confronta con lo inevitable: esos mundos no están congelados ni son eternos; los cambios, las crisis, terminan por descubrir una realidad muy distinta de la imaginada, a la que se creía bien estructurada y bajo férreo control.
La salida para este personaje –que con solvente técnica interpretativa remite a otras tantas historias parecidas que se han registrado en la generación que creció en pleno auge del Estado de bienestar en Europa– se descubre en una remota granja en los Alpes y en la literatura filosófica. Pero esta salida es sólo aparente o provisoria. Un manotazo de ahogado. La crisis, salpicada de pérdidas dolorosas, sigue horadando su interior; asumir que el mundo no es como ella cría deja secuelas difíciles de sobrellevar.
Jugada a una reflexión profunda, Hansen-Løve conduce este relato con un elenco que completan Edith Scob, Roman Kolinka, André Marcon y Sarah Le Picard, y apoyada en la fotografía de Denis Lenoir y la música de Raphaël Hamburger.
En la otra punta (a la europea)
La clausura del Festival –el sábado 15, a las 21.30 en Cinemateca 18– será con la proyección de La chica sin nombre (Bélgica, 2016), la última realización de los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne, con las actuaciones de Adèle Haenel, Jérémie Renier, Olivier Gourmet, Thomas Doret, Fabrizio Rongione y Christelle Cornil. Otro plato fuerte.
Los creadores de Dos días, una noche (2014) vuelven en esta obra con otro personaje femenino tan inquieto como temperamental, tal como hicieron en la citada película de 2014 con Sandra, encarnada por Marion Cotillard, o en El niño y la bicicleta, de 2011, con Samantha (Cécile de France). Ahora se trata de Jenny –con la elogiada interpretación de Adèle Haenel–, una joven doctora acorralada por un cruce de sentimientos de culpa y de conciencia social, con la que los Dardenne componen, desde el micromundo personal, siempre común y corriente, un “thriller triste” y una suerte de pintura sobre “los males de la sociedad europea contemporánea”.
La joven doctora Jenny no atendió a una joven que llamó a su puerta poco después de que terminó su horario de atención. El hecho, que parece una anécdota intrascendente, tiene un giro que lo convierte en el conflicto que dispara el relato: la muchacha aparece muerta muy cerca del consultorio de Jenny. Acosada por el remordimiento y la indiferencia del entorno social, Jenny se embarca en una investigación casi detectivesca para identificar a la joven fallecida. Esa búsqueda se erige como alegato social, una batalla por la conciencia social y por dotar de voz a quienes no se les reconoce ese derecho. En pocas palabras, un cierre que merece especial atención.
Largos en competencia
Cumpliendo con la tradición instalada por este festival, la programación de este año incluirá la competencia en seis secciones en las que se medirán las realizaciones en formato de corto y largometraje.
En la sección que tendrá en carrera a los largos internacionales participan películas de Estados Unidos, Reino Unido, Brasil, Francia, Portugal, Suiza y México, entre otros. Los jurados de esta sección serán Álvaro Buela, Ángela Viglietti y Peter W. Schulze. Los títulos en competencia son los siguientes:
* Dulzura americana (Reino Unido, Estados Unidos; 2016), de Andrea Arnold, con Shasha Lane, Shia LaBeouf y McCaul Lombardi.
* Arabia (Brasil, 2016), de Affonso Uchoa y João Dummans, con Aristides de Souza, Murilo Caliari y Glaucia Vandeveid.
* Colo (Portugal, Francia; 2017), de Teresa Villaverde, con João Pedro Vaz, Alice Albergaria y Beatriz Batarda.
* Herminia y Helena (Argentina, Estados Unidos; 2016), de Matías Piñeiro, con Agustina Muñoz, María Villar y Mati Diop.
* La idea de un lago (Argentina, Suiza, Catar; 2016), de Milagros Mumenthaler, con Rosario Bléfari, Carla Crespo y Malena Moirón.
* La reconquista (España, 2016), de Jonás Trueba, con Itsaso Arana, Francesco Carril y Aura Garrido.
* La región salvaje (México, 2016), de Amat Escalante, con Simone Bucio, Ruth Jazmín Ramos y Jesús Meza.
* Mister Universo (Austria, 2016), de Tizza Covi y Rainer Frimmel, con Tairo Caroli, Wendy Weber y Arthur Robin.
* Park (Grecia, 2016), de Sofía Exarchou, con Dimitris Kitsos, Dimitra Vlagkopoulou, Enuki Gvenatadze.
* Pendular (Brasil, Argentina, Francia; 2017), de Júlia Murat, con Raquel Carro, Rodrigo Bolzan, Neto Machado.
Cine iberoamericano
En el rubro dedicado a la competencia entre realizaciones iberoamericanas la lista es igual de interesante, lo que seguramente les complicará la vida a los jurados Gonzalo Palermo, Miguel Lagorio y Nicolás Ciganda.
* Adiós entusiasmo (Argentina, Colombia; 2017), de Vladimir Durán, con Camilo Castiglione, Laila Maltz y Mariel Fernández.
* Correspondencias (Portugal, 2016), de Rita Azevedo Gomes, con Rita Durão, Eva Truffaut, Pierre Leon.
* Cuatreros (Argentina, 2017), de Albertina Carri.
* La ciudad donde envejezco (Brasil, Portugal; 2016), de Marília Rocha, con Francisca Manuel, Paulo Nazaret, Jonathan Doll.
* La madre (España, 2016), de Alberto Morais, con Laila Marull, Nieve de Medina, María Albiñana.
* La mujer del padre (Brasil, Uruguay; 2016), de Cristiane Oliveira, con María Galant, Marat Descartes, Verónica Perrotta.
* Los decentes (Austria, Corea, Argentina; 2016), de Iride Mockert, con Martin Shandy y Andrea Strenitz.
* Otra madre (Argentina, 2017), de Mariano Luque, con Mara Santucho, Eva Bianco, Julieta Niztzschmann.
* Últimos días en La Habana (Cuba, España; 2016), de Fernando Pérez, con Jorge Martínez y Patricio Wood.
* Un secreto en la caja (Ecuador, España; 2016), de Javier Izquierdo, con Alfredo Espinosa, Michael Thomas, Ángel Gavlánez.
Cortos celestes
Las realizaciones uruguayas en formato de cortometraje tendrán una sección especial en esta competencia y serán evaluadas por Luis Dufuur, Martín Lasalt y Rosalba Oxandabart. En esta categoría competirán varios títulos locatarios de variada extensión, que desafían los límites del formato y sus recursos narrativos.
* A sus ojos, de Vanesa Guala. Narra en 18 minutos la historia de una estudiante liceal que se siente atraída por uno de sus profesores.
* Equisse, de Silvana Camors y Diego Amir. El personaje que da nombre al corto atraviesa el parque hasta llegar a un puente que nunca había visto. Allí, frente al puente, deberá enfrentar a una fuerza que le impide avanzar.
* Hola a los fiordos, de Alex Piperno. Muestra la imponente geografía del continente latinoamericano como testigo de un recorrido en barco por aguas australes.
* El hombre que no podría morir, de Jonathan Oroná. Ubica su relato en un tiempo y lugar desconocidos, donde un hombre procura hallar el modo para llegar al final de su vida; en un punto del relato se produce el giro a raíz de un acontecimiento extraño en el laboratorio del personaje.
* El turno, de José Elizalde y Andrés Nicolón. Dura seis minutos y cuenta la peripecia de Antonio, que vive en una ciudad donde sus vecinos deciden hacer justicia por mano propia para acabar con la delincuencia; todo se complica cuando Antonio tiene que cumplir con la guardia.
* Variaciones, de Martín Klein. Otra historia contada en apenas siete minutos: una mujer, atrapada por la melancolía, debe enfrentarse a su pasado o asumir que el derrumbe es inevitable.
* Vengo del cielo, de Alejandro Rocchi y Marco Bentancor. Cuatro minutos para contar un misterio: una joven atropella a un hombre en un bosque, pero él tiene algo que no puede explicar.
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PARA DESCUBRIR
Además del vértigo que provoca la grilla de proyecciones, este festival se luce con la oportunidad de descubrir producciones y campos temáticos del cine que no suele llegar al circuito comercial. Es una opción única, que abre un horizonte de estéticas y lenguajes tan rico como diverso. Esta nueva edición contará con los siguientes ciclos.
* La competencia Derechos Humanos: un espacio dedicado a las realizaciones sobre una temática particularmente sensible en la región, que conecta de manera dramática el presente con el pasado. Se exhibirán títulos de Argentina, Colombia, Venezuela, Chile y Bélgica, entre otros países.
* Focus Islandia: este ciclo, que cuenta con el apoyo del Icelandic Film Centre, presentará un panorama breve pero intensivo del original corpus fílmico producido en el país escandinavo desde la década de 1980 hasta la actualidad. que tiene una singular vitalidad.
* Ojo con el cine: o el cine sobre el cine. Una mirada a las realizaciones que miran hacia adentro de este campo de creación, con títulos sobre directores, tendencias y movimientos.
* Ensayo de orquesta: un ciclo tan especial como vital, un recorrido por películas que desde distintos ángulos han abordado la música y a los músicos como campo temático.
* Cine en curso: incluye realizaciones que se enmarcan en un programa de A Boao A Qu, una asociación sin fines lucro creada en 2005 en Cataluña, cuyo objetivo principal es el desarrollo de programas pedagógicos orientados al cine en escuelas e institutos de nivel secundario. Esta institución actualmente tiene proyectos en curso en otras regiones de España, así como en Alemania, Argentina y Chile.
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El festival de todos los santos
El colectivo Licuado, formado por Florencia Durán y Camilo Núñez, y la agencia Larsen fueron convocados por Cinemateca para dar forma al imponente mural que exhibe la fachada de Cinemateca 18, en la avenida 18 de Julio entre Yaguarón y Yi. Luis Buñuel, Alfred Hitchcock, Federico Fellini y Lucrecia Martel bendicen como santos al templo cinéfilo, en un mural de 12 por 18 metros que juega con el lema del festival: “Festival empieza con fe”.