La neurociencia puede ser utilizada con más frecuencia en el combate del uso y abuso de drogas. Un artículo abierto a debate publicado en la prestigiosa revista”Science” pone especial atención en esto luego de que se conociera una preocupante estadística recientemente divulgada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) según una de cada ocho muertes en el planeta se encuentra ligada al consumo tanto de sustancias legales como tabaco y alcohol así como al consumo de otras drogas consideradas ilegales. Según ellos, las investigaciones efectuadas en los laboratorios, así como experiencias con resultados positivos en la gestión del problema en algunos lugares, deben ayudar a guiar las políticas públicas de prevención de los vicios. así como en el tratamiento de los usuarios y eventuales políticas de carácter rígido para los reincidentes problemáticos. De acuerdo con los científicos los estudios validan la antigua noción de que el vicio es mucho más prolongado que la intoxicación en sí, ya que el uso continuado de estas sustancias provoca alteraciones duraderas en los circuitos motivacionales y de recompensa del cerebro en la capacidad del córtex pre-frontal de influir las vías neuronales ligadas a la toma de decisiones. Por eso, afirman, que la práctica común de desintoxicación a corto plazo sirve apenas para reducir la presencia y el efecto de las drogas en el organismo de los pacientes, no adelantando en nada el tratamiento de problema en si, además de aumentar el riesgo de posibles sobredosis futuras por la pérdida de la tolerancia. Ellos también recuerdan que el tratamiento normalmente requiere intervenciones a largo plazo, sea por medio de programas como Alcohólicos anónimos u sustitución química, como de la heroína por la metadona. Pero la neurociencia también muestra que es posible influir en los circuitos motivacionales para combatir la adicción. Según ellos, programas de contingencia que usan pequeñas, más inmediatas, recompensas como vales para una comida agradable por un test negativo están demostrando una eficacia sorprendente ya que aún individuos con problemas en el córtex pre-frontal son capaces de controlar y abstenerse del uso de drogas a corto plazo por recompensas definidas en un ambiente clínico adecuado. Lo mismo vale para el castigo, En el artículo ellos citan programas establecidos por el estado americano de Dakota del Sur por el cual personas que han sido condenadas de forma reiterada por dirigir vehículos alcoholizadas u otras violaciones relacionadas a esta sustancia, en lugar de pasar largas temporadas en la cárcel deben de abstenerse de su consumo y se someten a un monitoreo regular enfrentando consecuencias inmediatas como pasar una noche en la cárcel, en el caso que se compruebe que han estado bebiendo. “El cerebro humano es más sensible a rápidas y certeras respuestas ambientales al comportamiento de que respuestas distantes que pueden dar resultado o no, lo que explica la razón de que este programa haya conseguido reducir significativamente las prisiones relacionadas al alcohol y la mortalidad en la población, al mismo tiempo que redujo el número de individuos mandados a la cárcel por periodos anteriormente más largos” detalla el artículo.
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