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Sociedad

La pandemia no alteró la tasa de suicidios en Uruguay

En 2020, la tasa de suicidios consumados en Uruguay se ubicó en 20,3 cada 100 mil habitantes. Con pequeños altibajos, la cantidad de personas que se quitan la vida viene aumentando desde los últimos años. La proporción es cuatro veces mayor entre la población masculina.

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De acuerdo a los datos que proporciona el Ministerio de Salud Pública (MSP), en 2020, 718 personas fallecieron por “lesiones autoinflingidas intencionalmente”, rótulo bajo el cual el MSP clasifica los suicidios.

De esta manera, la tasa de suicidios consumados, se situó en 2020 en los 20,3 por cada 100 mil habitantes. La proporción es algo menor a la de 2019 (20,5) e idéntica a la de 2018.

El dato más preocupante de estas estadísticas es que, pese a leves altibajos de un año a otro, la tasa viene en aumento desde 2013, cuando se ubicó en los 16.1 cada 100 mil habitantes.

Aunque comparativamente creció desde el año 2000, la proporción se mantuvo más baja entre el período 2003-2010, fluctuando entre 15 y 16 suicidios cada 100 mil.

Las causas sociales que motivan un aumento de los suicidios en la población requieren un estudio mayor, si es que puede atribuirse a determinados acontecimientos la capacidad de producir este tipo de muertes.

Sin embargo, en los datos que proporciona el MSP, es llamativo el aumento significativo de un año a otro que se ve entre 2001 y 2002. Esos años estuvieron marcados por la última gran crisis económica del país. Quizás esa sea una parte de la explicación para que la tasa de suicidios subiera drásticamente de 15 cada 100 mil habitantes en 2001 a 20,6 en 2002.

Los suicidios se cuadruplican en la población masculina

Otro aspecto llamativo en las estadísticas es la diferencia que se visualiza entre las poblaciones masculina y femenina, en los registros del MSP.

En casi todos los años, la tasa se cuadruplica entre los masculinos. Entre los varones, los registros muestran que 581 hombres se quitaron la vida en 2020, frente a 137 mujeres que hicieron lo mismo.

La proporción entre hombres y mujeres que se suicidan se mantiene estable desde el año 2000, triplicándose unos años y cuadruplicándose la mayor de las veces.

En los últimos seis años, los suicidios promedian los 32.6 cada 100 mil habitantes en la población masculina y 8.1 en la femenina.

La influencia del confinamiento

Los datos publicados por el MSP refieren a estadísticas por año, sin discriminar entre meses o períodos del año.

Pablo Hein, sociólogo que integra el Grupo para la Comprensión y Prevención de la Conducta Suicida de la Udelar, hizo declaraciones a la diaria sobre la aparente poca influencia de la pandemia por Covid-19 en los guarismos sobre suicidios.

Según Hein, el grupo que integra tuvo acceso a otras fuentes de datos que proporcionan información más detallada sobre los suicidios en distintos meses de 2020.

“La hipótesis es que Uruguay tuvo un descenso importante del 13 de marzo al 1º de junio”, dijo. En esos meses el confinamiento debido a la pandemia fue más rígido. Durante ese período de tiempo, los suicidios se redujeron “aproximadamente entre 26% y 31% con respecto a lo que ocurrió en esas mismas fechas en 2019”, informó.

De todas formas, el sociólogo afirmó que Uruguay “no pudo capitalizar” la baja, como sí lo hicieron otros países. Esta afirmación se sustenta en que después del período mencionado “hubo un crecimiento de entre 23% y 28%”, lo que lleva a Hein a afirmar que “el descenso que tuvimos en confinamiento se perdió y explotó después”.

Pronóstico poco alentador

Para empeorar las cosas, según el equipo que Hein integra, en 2021 podría “suceder un aumento de los suicidios en comparación con el año anterior”.

Hein hizo referencia a artículos de Europa y Asia que pronostican un “efecto rebote” en los suicidios, causado por la pandemia.

“No sólo pasó la pandemia, sino que empezaron a quedar las secuelas de la pandemia y aparentemente hay una secuela que es de miedo y acercamiento a la muerte, conjugado, por supuesto, con los desempleos, con los desarraigos”, afirmó Hein.

La advertencia es poco alentadora y hace recordar con zozobra el salto de estos guarismos registrados en los años de la última crisis económica.

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