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Economía pandemia |

La paradoja de la recuperación en América Latina: más pobres y menos inversión

La economía latinoamericana rebotará este año, tras la brutal crisis provocada por la pandemia. Pero esta expansión no alcanzará para asegurar un crecimiento sostenido, pues los impactos sociales de la crisis y los problemas estructurales de la región se han agudizado y se prolongarán durante la etapa de recuperación. (Vía Sputnik)

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Al 30 de junio, la región acumulaba más de 1.260.000 muertos por causa del COVID-19, que representa el 32% del total mundial, a pesar de que su población representa el 8,4% a nivel global.
Además existe un gran retraso en la vacunación respecto a los países desarrollados. En los 30 países de la región el porcentaje de la población total con esquema de vacunación completo llega a solo 13,6%, mientras que en la Unión Europea es de 34,9% y en América del Norte 46,3%.
En ese contexto de debilidad sanitaria se despliega la paradoja de la recuperación económica de América Latina y el Caribe: crecimiento con persistentes problemas estructurales que se han agudizado en estos 18 meses de pandemia: desigualdad, pobreza, poca inversión pública y privada y baja productividad.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) elevó su estimación de crecimiento promedio para la región en 2021 a 5,2%, cifra que denota un rebote desde la profunda contracción de 6,8% anotada en 2020 como consecuencia de los efectos adversos producidos por la pandemia.

¿Cuáles son las proyecciones para el 2022?

Las nuevas estimaciones de la CEPAL indican que en 2022 América Latina y el Caribe crecerá 2,9% en promedio, lo que implica una fuerte desaceleración respecto del rebote de 2021.
Nada permite anticipar que la dinámica de bajo crecimiento previo a 2020 vaya a cambiar.
Los problemas estructurales que limitaban el crecimiento de la región antes de la pandemia se profundizaron y repercutirán negativamente en la recuperación de la actividad económica y los mercados laborales más allá del repunte del crecimiento de 2021 y 2022.
En términos de ingresos per cápita, la región continúa en una trayectoria que conduce a una década perdida.
La secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, afirma que «necesitamos políticas para una recuperación transformadora con énfasis en la inversión. Políticas industriales y tecnológicas para impulsar el crecimiento de sectores más intensivos en tecnología y generadores de empleos de calidad».
Para ello plantea las siguientes metas:

-Reestructurar los sistemas de salud y educación.

-Sostener las transferencias directas a grupos sociales vulnerables, universalizar un ingreso básico de emergencia e implementar bonos contra el hambre.

-Asegurar el acceso a una canasta básica digital para toda la población.

-Fortalecer el apoyo a las mipymes.

-Impulsar políticas transversales y sectoriales para avanzar hacia un nuevo modelo de desarrollo.

¿Existen riesgos económicos?

Sin políticas consistentes, la actual tasa de crecimiento no es sostenible y existe el riesgo de retorno a trayectorias mediocres, con insuficiente inversión y empleo.
La crisis derivada de la pandemia ha aumentado la desigualdad y la pobreza, que afecta principalmente a las mujeres, niños y adolescentes en edad escolar y personas mayores. Además llegó en un momento donde la región estaba estancada, sin poder superar la crisis de largo plazo que arrastraba de la inversión, el empleo y la diversificación productiva.
Las medidas fiscales adoptadas por los países han sido importantes, pero insuficientes en monto y duración.
En el último año, la tasa de pobreza extrema habría alcanzado el 12,5% y la de pobreza el 33,7%. Las transferencias de emergencia a los sectores más vulnerables permitieron atenuar el alza de la pobreza en la región en 2020.
Pasó de 189 millones en 2019 a 209 millones pudiendo haber sido de 230 millones, y de 70 millones en 2019 a 78 millones pudiendo haber sido 98 millones en el caso de la pobreza extrema.
Estas transferencias beneficiaron a 326 millones de personas, el 49,4% de la población. Sin embargo, la desigualdad en la distribución del ingreso aumentó: 2,9% en el índice de Gini.
En tanto, la inseguridad alimentaria moderada o grave alcanzó a 40,4% de la población en 2020, 6,5 puntos porcentuales más que en 2019. Esto significa que hubo 44 millones de personas más en inseguridad alimentaria moderada o grave en la región, y 21 millones pasaron a sufrir inseguridad alimentaria grave.

Aumentar las transferencias de emergencia

El informe de la CEPAL indica que en el período enero-abril de 2021, 20 países anunciaron o extendieron transferencias de emergencia por 10.000 millones de dólares, equivalente a 0,26% del PIB de 2020.
De mantenerse esta tendencia el resto del año, el gasto en transferencias en 2021 sería de solo 0,78% del PIB de 2020. Es decir, la mitad de lo que fueron el año anterior, 1,55% del PIB.
De esta forma la cobertura sería mucho menor y alcanzaría a 60 millones de hogares: 231 millones de personas y 29% de la población, comparado con los 326 millones y 49,4% de la población alcanzada en 2020.
Para superar la crisis y comenzar una trayectoria firme de crecimiento es imprescindible mantener las políticas fiscales expansivas para apoyar las transferencias sociales de emergencia, financiar a sectores productivos y revertir la persistente caída de la inversión para continuar mitigando los efectos de la pandemia y avanzar en una recuperación transformadora con igualdad.
El reporte precisa que el espacio fiscal se debe aumentar vía crecimiento de los ingresos tributarios y reducción de gastos innecesarios. Propone consolidar los impuestos sobre la renta, extender el alcance de los impuestos a la propiedad y al patrimonio (riqueza), revisar y actualizar de forma progresiva las regalías a la explotación de recursos no renovables, y considerar la aplicación de impuestos a la economía digital, ambientales y relacionados a la salud pública.

La carga de la deuda

En materia de comercio exterior el panorama es más favorable, ya que se prevé que las exportaciones regionales se incrementen 22% en 2021, luego de experimentar un descenso de 10% en 2020, que se explica por el aumento de los precios de las materias primas, la recuperación de la demanda en China, Estados Unidos y la Unión Europea, y la recuperación de la actividad económica en la región.
En tanto, en el período enero-abril de 2021, el comercio intrarregional se expandió un 19% respecto de igual período de 2020, con lo que recuperaría valores cercanos a los de 2019, que ya eran muy bajos.
Con relación al financiamiento, el informe de la CEPAL advierte que América Latina es la región con el mayor peso de la deuda externa en el PIB (56,3%) y con el mayor servicio de la deuda externa en términos de exportaciones de bienes y servicios (59%).
Esos niveles de endeudamiento reducen el espacio fiscal y ponen en peligro la recuperación y el crecimiento futuro. En el caso de los pequeños Estados insulares del Caribe (PEID) la situación es aún más insostenible, ya que en algunos el nivel de deuda pública supera el 100% del PIB.
La propuesta para el frente financiero es la siguiente:

-Crear un foro multilateral para debatir condiciones de emisión de nueva deuda y restructuración de deuda.

-Impulsar una agencia multilateral de calificación crediticia.

-La inclusión de países de ingreso medio en todas las iniciativas de alivio y acceso a liquidez.

-La capitalización y fortalecimiento de la banca de desarrollo.

-El acceso a mecanismos multilaterales para la aplicación de impuestos globales.

-La eliminación de la elusión, evasión y flujos ilícitos.

-Repensar el sistema de cooperación para lograr una medición multidimensional más allá del PIB per cápita.

«A la luz de todos estos desafíos, es necesaria una nueva arquitectura financiera internacional para responder a la emergencia y al desarrollo de la región», señala Alicia Bárcena.
En definitiva, en el corto plazo el acceso desigual a las vacunas y a los servicios de salud (tanto de los países como de los grupos sociales) y la aparición de nuevas variantes del virus aumentan la incertidumbre sobre la evolución de la pandemia y la consiguiente recuperación de las economías de la región.

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