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Producción mundial de mandioca creció 60%

Las bolsas de Kumala

Uruguay contará con la primera planta de biopolímeros de América Latina; la empresa se llama No Soy Plástico y fabricará bolsas biodegradables. La firma asegura que producirá bolsas que se disuelven en agua caliente a 80 grados, en la tierra se convierten en abono, en mares y ríos se desintegran y son comestibles. Estas bolsas, que cargan hasta 4 kg, son 100% orgánicas, 100% compostables y no son tóxicas para ningún ser vivo.

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Por Víctor Carrato

La compañía ha enviado muestras de bolsas a diferentes medios de comunicación con la consigna de que se pongan en una taza de agua caliente y se revuelvan para comprobar que se disuelve.

La Cámara de Representantes de Uruguay aprobó la ley sobre el uso sustentable de bolsas plásticas el 5 de junio pasado, en el Día Mundial del Medio Ambiente; el Senado la confirmó en agosto. A fines de ese mismo mes el Poder Ejecutivo la promulgó.

Del nailon al biopolímero

La ley habilita el cobro por cada bolsa de plástico, cuya finalidad es desestimular el uso del nailon, promover el reciclado y reducir el impacto ambiental. Se estima que en Uruguay se utilizan 1.200 millones de bolsas de plástico por año. Y, en el mundo, unos 500.000 millones.

Una bolsa plástica común tarda hasta 500 años en desaparecer del planeta. Para el año 2050, los científicos esperan que 12.000 millones de toneladas de residuos plásticos estén en basureros o en los océanos.

El uso irracional de este material ha causado que se formen inmensas islas en los océanos, que los basureros de las ciudades estén repletos y que miles de animales, tanto marinos como terrestres, mueran todos los días por causas asociadas a esta contaminación.

El efecto Kumala

Fue en Bali, Indonesia, donde el científico Kevin Kumala creó una bolsa biodegradable hecha con resinas de yuca o mandioca. Así nació Avani I am not plastic (no soy plástico), una marca que promete revolucionar el mercado.

Las bolsas están hechas con materiales como la caña de azúcar y fécula de maíz.

Kumala logró sintetizar las fibras de mandioca y replicar el proceso que se usa para fabricar las bolsas de plástico. Las bolsas de mandioca cumplen la misma función que las otras; y aunque son más costosas, se degradan en menos de 100 días. No son tóxicas y hasta se disuelven en agua.

En Indonesia se cultivan más de 25 millones de toneladas de mandioca cada año.

Hace cinco años, la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, por su sigla en inglés) informó que la producción mundial del tubérculo se incrementó 60% desde el año 2000. Además, la agencia de la ONU, dijo que se pueden incrementar de manera sostenible los rendimientos de la mandioca, en 400%, y lograr “que pase de ser alimento para pobres al cultivo del siglo XXI”.

Tras citar el caso de Vietnam, donde “los campesinos que utilizaron tecnologías y prácticas mejoradas aumentaron los rendimientos de mandioca de 8,5 toneladas a 36 toneladas, un aumento de más del 400%”, la FAO menciona como modelos a la República Democrática del Congo y a Colombia: “En Colombia, la rotación del cultivo de mandioca con frijol y sorgo impulsó los rendimientos, lo que no se había conseguido solamente con el uso de fertilizantes minerales”.

Este alimento se adapta mejor a las altas temperaturas. La mandioca es actualmente uno de los cultivos que está creciendo con más rapidez en el mundo y está resistiendo mejor que otros el aumento de las temperaturas como consecuencia del cambio climático.

Cultivo subtropical

Para que el cultivo de mandioca prospere, se deben dar dos condiciones importantes: temperatura y disponibilidad hídrica.

En Uruguay se cultiva sobre todo en Artigas, pero su producción y su consumo son escasos.

La Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (Fauba) indagó en las causas de la ausencia de la mandioca en las dietas en Argentina y analizó la posibilidad que tiene de transformarse en un alimento popular en la Ciudad de Buenos Aires.

La conclusión a la que llegó es que la principal razón del bajo consumo de mandioca es la “falta de costumbre”.

En Argentina, la mandioca se cultiva en la región subtropical, es decir, en las provincias de Misiones, Corrientes, Chaco y Formosa, dejando una producción anual de 70.000 toneladas.

“La mandioca es un cultivo clave en la economía misionera, ocupa 26.000 hectáreas. En tres departamentos hay diez industrias instaladas que producen fécula o almidón del cultivo. A pesar de eso, por la estacionalidad de las lluvias, hay escasez de materia prima durante algunos meses del año y abundancia en otros. Aunque la industria aún no terminó de resolver eso, existen alternativas para agregarle valor a las raíces de la mandioca y estabilizar la producción y el precio a los consumidores”, indicó el informe.

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