Una investigadora de la Universidad de California llamado Ying-Hui Fu descubrió en 2009 que aquellas personas que pueden sobrevivir con cuatro horas de sueño al día tienen una particularidad. De los 250 voluntarios que se presentaron para ser analizados, todos los que dormían “poco” poseían una mutación en un gen llamado DEC2. Descubierta la mutación decidieron pasarla a ratones y aquellos a los cuales se les mutaba el gen también pasaban a dormir poco pero funcionando igual de bien que aquellos que descansaban más tiempo. Según la Fundación Nacional del Sueño de Estados Unidos, las horas necesarias para la población que no posee esa mutación particular dependen de diversos factores. Aún no se puede medir individualmente la cantidad de descanso que precisa una persona, pero sí descubrieron que la edad es muy importante. Los recién nacidos deben dormir entre 14 y 17 horas, los adolescentes consideran que entre 8 y 10 horas es suficiente y los adultos de entre 26 y 64 deben ubicarse entre 7 y 9. Por otro lado, las personas mayores deben descansar un mínimo de 7 y un máximo de 8. Desde la Fundación recomiendan siempre intentar acostarse a la misma hora, hacer ejercicio físico diariamente, evaluar que el dormitorio tenga la luz y temperatura adecuada para descansar, tener un colchón y almohada de buena calidad, evitar el consumo de alcohol y cafeína antes de acostarse y apagar los aparatos electrónicos.
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