En la Liga de Bélgica ocurrió algo que probablemente no haya sucedido nunca en la historia del fútbol: un delantero hizo un gol con la cara. Fue involuntario, pero así sucedió, porque Nick Proschwitz estaba delante del arco y el rechazo de un defensor sobre la línea le impactó de lleno en el rostro y el balón terminó adentro del arco. Gran parte de la culpa de la jugada la tuvo Víctor Valdés, que salió muy mal a cortar el envío aéreo y eso posibilitó el gol de Proschwitz, que ni pudo festejarlo por el dolor del pelotazo.
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