Estoy sacando conclusiones y veo que la derecha tiene patrones de comportamiento que son evidentes y perdurables. Hoy, que la discusión es quién pagó y no cómo lidian con tanta información documentada, un recuerdo vino a mi cabeza. Primera campaña política para la Presidencia realizada por el Dr. Tabaré Vázquez. Fuimos tres militantes con un día de anticipación a la llegada del candidato a auscultar el “ambiente”. Empezamos por Bella Unión, donde una compañera nos alojó en su casa. El mate y los bizcochos nos habían acompañado en ese tirón en el que me tocó hacer de chofer. Conversaciones, visita al local, entrevista en el canal del lugar, sin experiencia previa, pero bien acompañados por los lugareños; pocos pero firmes. Bella Unión era como un pueblo fantasma, gris y pobre, triste y callado, tan distinto al de hoy. Expectativa, pocas esperanzas de asistencia, traslado a Baltasar Brum; única referencia: una farmacia. Y de ahí a tratar de juntarnos, explicar, sacar los temores, invitar a participar. Tres locos sueltos con mucha fe y esperanza. Al otro día, sol resplandeciente para la primera movida, ya con Tabaré y compañeros: recorrer una feria vecinal. Esta montevideana se topó con los cañeros por primera vez, se puso a codo a codo con los pobladores decididos, con la gente que recorría los puestos con una lánguida bolsita de compras, con frugales verduritas para el puchero, prestando atención con esmerado disimulo a esa gente que venía a contarles su propuesta Pero sobraba algarabía, sorprendía ese despertar de esperanzas, se contagiaban los saludos, las palmadas en la espalda, los besos en curtidos rostros de mujeres con los niños aferrados a su falda. Mi corazón latía tan fuerte que me parecía que los demás lo oirían. En medio de esa emoción -mi debut en esas lides-, se me acerca un periodista de Búsqueda, el Flaco Lissardi, y me hace la gran pregunta: “¿Quién pagó el alquiler del auto que maneja?”. Y yo que era novata pero no tonta, le contesté: “Hicimos una vaquita”. ¿Eso era lo importante?
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