Hacete socio para acceder a este contenido

Para continuar, hacete socio de Caras y Caretas. Si ya formas parte de la comunidad, inicia sesión.

ASOCIARME

Cumbia All Stars llega a Montevideo

Los abuelos de la chicha

Un colectivo de “viejitos sabrosos”, como ellos se definen, llega por primera vez a Montevideo con el proyecto Cumbia All Stars, que tiene como foco la recuperación de la tradicional cumbia peruana. Es el miércoles 15, a las 21 horas, en La Trastienda.

Suscribite

Caras y Caretas Diario

En tu email todos los días

Por A.L.

Cumbia All Stars es un colectivo peruano al que se le reconocen, sin mayor esfuerzo, y a pesar de no exhibir las firmas oportunistas de Wim Wenders y Ry Cooder, ciertos “aires de familia” con Buena Vista Social Club. Se trata de una reunión de veteranos exponentes de la cumbia peruana o chicha –exintegrantes de grupos como Los Hijos del Sol, Los Diablos Rojos, Los Destellos, Los Girasoles, Los Beta 5, Los Mirlos, Los Ribereños–, que hace pocos años volvieron a escena con un repertorio de títulos históricos de este género bailable y que rápidamente captó el interés del mercado internacional de giras y festivales. Un fenómeno a la vez original, curioso, que anuda, tal como ocurrió con Buena Vista, múltiples y complejas variables que atraviesan el campo de las músicas populares contemporáneas.

Pasaporte sellado

La piedra de toque de este proyecto fue la edición 2012 del festival Selvámonos, en Oxapampa (departamento de Pasco). Y el éxito fue casi inmediato. Sin mediar muchas escalas, Cumbia All Star encontró una oportunidad de proyección y un filón comercial en el gusto blanco, bienpensante y primermundista que suele engancharse con las consignas de la multiculturalidad en los festivales de world music, o en los paseos por las tiendas virtuales que ofertan productos sónicos de “curiosa” y “exótica” procedencia.

Así, desde 2013, el colectivo ha realizado numerosas giras por Estados Unidos, Latinoamérica, Europa, y ha participado en festivales como el Wasser Musik Festival (Alemania), Polé Polé (Bélgica), Amsterdam Roots Festival (Holanda), el Pirineos Sur (España), el Womex (Cardiff, País de Gales), Festival Nuits du Sud (Francia) y hasta en el prestigioso y tan britrock Glastonbury (Reino Unido).

Ya no hay misterio: el swing y la carga sensual –de las caderas hacia los pies– que porta esta música mediante morfologías y planteos técnicos simples es su capital de giro; y la inversión tiene como garantías la crisis creativa del mercado pop y, como se dijo, el viejo esnobismo y su voraz apetito por lo exótico, por las músicas de los Otros.

Llamale cumbia

Paralelamente a este éxito for export, Cumbia All Star, capitaneado en escena por el cantante Lucho Carrillo, se erige como otro signo de un fenómeno que repotenció a la cumbia y a sus diversas versiones regionales como polos creativos de gran fuerza en América Latina. Desde hace más de una década, una nueva camada de músicos ha convertido a este género bailable en una suerte de laboratorio en el que han experimentado con diversos acoplamientos estilísticos, como el hip-hop y la electrónica, y deconstrucciones de giros melódicos, tópicos expresivos, configuraciones tímbricas, estructuras armónicas, técnicas de ejecución.

Esta línea creativa, que tiene sus principales focos en Colombia, Perú, México, Chile, Argentina –y más recientemente, aunque de forma más tímida, en Uruguay–, ha generado un proceso a dos puntas. Por un lado, la generaciones de nuevos repertorios con revisiones formales e incorporación de nuevas temáticas en lo letrístico. Por otro, la recuperación de títulos históricos y formas coreográficas de sus múltiples cancioneros, movilizando memorias sociales conectadas con esta expresión de profundo arraigo en sectores urbanos y populares. Tal es el caso de la variante conocida como chicha o cumbia peruana o amazónica, que activó nuevas miradas, nuevas escuchas, sobre las tensiones entre las regiones del interior de ese país y su capital, Lima, sobre las discursos y prácticas de ciertos sectores sociales urbanos de menores recursos y los trasvasamientos de estas construcciones simbólicas hacia otras clases.

En lo estrictamente musical, esta recuperación (y revisión) ha permitido analizar y resignificar la trama de fuentes musicales en la que se gestó entre los años 60 y 70, en la que confluyen las peculiares recepciones de la cumbia colombiana, el huayno, el rock, el surf-rock y la psicodelia, la salsa, entre otras. De esa trama, además de la gama de instrumentos de percusión que sostiene la arquitectura rítmica básica, la guitarra eléctrica se constituyó en la marca emblemática del género, en cuyos toques se evidencia sin ambages, especialmente, la incidencia del surf-rock. Ese rasgo, ciertamente, es el que distingue el trabajo de Cumbia All Stars, tanto en las revisiones de clásicos cumbieros como en las nuevas composiciones que integran su hasta ahora único disco, Tigres en fuga (World Village, 2014), que será el principal protagonista del concierto que darán este miércoles en La Trastienda.

Lecturas, escuchas, valoraciones

Este nuevo boom de la cumbia a nivel continental da para mucha discusión. El meollo de la cuestión pasa por la vieja oposición entre lo popular y lo artístico, que suele dirimirse en el terreno de las valoraciones. En lo estético y artístico, ciertamente, el aporte de movimientos (por llamarlo de alguna forma) como la cumbia cheta o pop, es nulo. Quizá de los aportes del trabajo de Cumbia All Stars podría decirse algo parecido. Son creaciones de extrema sencillez, casi sin ninguna exploración que fuerce sus constricciones formales, con poéticas llanas que crecen, sobre todo, con los tópicos conectados con la picaresca popular.

Pero también son músicas que cumplen una eficaz función en el contexto del baile, en el cortejo, en la seducción. Y a la vez operan como articuladores de ciertas sensibilidades y de identidades con fuerte anclaje local. Desde este otro punto de vista, y fuera de toda pretensión artística, el proyecto Cumbia All Stars le suma un sabor singular a la práctica: el swing curtido por escenarios y bailes, que tiene una historia de más de cuatro décadas, y su capacidad para movilizar con singular potencia las experiencias del lugar habitado, de las formas de ser y estar en un sitio cargado de memorias, de narrativas.

Dejá tu comentario

Forma parte de los que luchamos por la libertad de información.

Hacete socio de Caras y Caretas y ayudanos a seguir mostrando lo que nadie te muestra.

HACETE SOCIO