¿Quiénes integran la Comisión Administradora del PTI?
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La Intendencia, a la que represento, los trabajadores a través del Pit-Cnt, y los empresarios. En este último caso en dos modalidades, las empresas más tradicionales y las empresas cooperativas y autogestionadas.
¿Cuándo fue creado el parque?
El PTI cumple este año sus primeros 20 años. Me incorporé el 1 de octubre de 2012 por decisión de la intendenta Ana Olivera, quien se planteó hacer un proyecto de largo plazo. En ese momento yo era asesor del Departamento de Desarrollo Económico, tomé el desafío y me enamoró el potencial que tenía este tipo de herramienta. Es una estructura anclada en el oeste de Montevideo, en un territorio donde existe memoria industrial, memoria organizativa, de solidaridad, de reivindicación de derechos, vinculado al desarrollo de la industria frigorífica de los siglos XIX y XX. El planteo fue ir caminando hacia lo que hoy parecen cosas obvias, pero en aquel momento no estaba tan claro. Nuestra preocupación al 2015 era dejar el parque en las mejores condiciones de obra e infraestructura para desarrollar la industria. Y cuando digo eso me refiero a que llegara el saneamiento ambiental, red de incendio nueva, red de agua potable nueva, red de fibra óptica, red de energía eléctrica en media tensión nueva, etapa uno de la caminería vial; todas cuestiones básicas para desarrollar la industria, y para en este período empezar a pensar en diferentes instrumentos como es el Laboratorio de Fabricación Digital (FabLab) que estamos inaugurando.
¿En qué consiste el proyecto a largo plazo y cómo te imaginás que va a ser el PTI en unos años?
Nuestra visión de largo plazo concibe los parques tecnológicos e industriales como instrumentos de desarrollo. Eso implica que son instrumentos de inclusión social y de transformación territorial. Este proyecto tiene que ayudar a ser un ancla del oeste de Montevideo.
Si yo miro los indicadores del oeste de Montevideo, es uno de los territorios más desiguales a nivel país. Es el que tiene la mayor tasa de desempleo que la media, mayor tasa de deserción educativa de la media, mayor tasa de natalidad, mayor tasa de pobreza y marginalización. Pero por otro lado es un territorio que tiene muchas riquezas. En el área agrícola es una zona donde se produce gran parte de las hortalizas que la ciudad consume; en el área industrial; en la parte logística; y en lo subvalorada que está todavía la parte turística. Es una zona de mucha desigualdad pero por otro lado tiene un potencial enorme de romper esos indicadores con generación de trabajo, políticas educativas, habilidades, etc. El proyecto de largo plazo, entonces, es que el parque industrial y tecnológico sea un instrumento de transformación territorial, desarrollo e inclusión social, y que esos instrumentos tengan diferentes ejes de trabajo.
¿Cuáles son esos ejes?
Uno es la vinculación de la Academia con el aparato productivo. En ese concepto abarcamos desde lo más básico como el fortalecimiento educativo para que algunos colectivos culminen primaria hasta este laboratorio de fabricación digital o el polo tecnológico de donde van a egresar los futuros técnicos en robótica o electrónica. La idea es construir un espacio diverso y heterogéneo que permita incluir para terminar rompiendo las brechas. Las habilidades y el conocimiento son fundamentales para prepararnos para el futuro que se está construyendo.
¿En qué consiste el FabLab?
El laboratorio de fabricación digital es un proyecto que presentamos conjuntamente con el Consejo Sectorial de Diseño al Fondo Industrial 2016, en el que también están la Escuela de Diseño de la Facultad de Arquitectura, la UTU, Sinergia Tech, Antel, la Cámara de Diseño, la Cámara de Industrias, el LATU. Lo presentamos conjuntamente con el objetivo de poder tener una interinstitucionalidad y complementación que nos garantice la sostenibilidad de este tipo de instrumento. El proyecto se llama «Rompiendo brechas» y se trata de achicar la brecha de desigualdad educativa y tecnológica, para que pueda llegar a niños de escuelas, liceos, UTU, trabajadores, futuros profesionales, empresarios, organizaciones sociales que trabajan con diferentes colectivos. Queremos que este equipamiento dentro de dos o tres años no quede obsoleto por el cambio tecnológico sino por el uso que se le dé. Estamos pensando no en mitigar sino en romper la brecha; trabajar en la igualdad: de infraestructura, de equipamiento y de oferta educativa. Este instrumento, junto con el área de Incubación que abriremos en octubre, tiene ese potencial.
Dentro del parque tenemos el laboratorio de fabricación digital, el polo tecnológico educativo de UTU, con bachillerato y carreras terciarias formales, vamos a inaugurar el área de incubación para emprendimientos tradicionales para emprendimientos TIC y el laboratorio de procesos de productos de la Escuela de Diseño. Tenemos el centro cultural y el centro de capacitaciones que es nuestra vinculación con diferentes colectivos sociales y se ha institucionalizado la Mesa Social.
Tenemos para desarrollar el Centro de Investigación Tecnológica, que permitirá acercar y generar conocimiento así como formar recursos humanos, con la problemática de la industria nacional, con la problemática de la realidad empresarial y del territorio en el cual estamos insertos. Esos instrumentos actuando en conjunto tienen el potencial que es lo que nos imaginamos y lo que estamos tratando de construir a mediano y largo plazo.
¿Con quŕ infraestructura y equipamiento cuenta el laboratorio?
Hoy el laboratorio dispone de unos 400 metros cuadrados donde tenemos 7 impresoras 3D de última generación (4 de gran área, 2 de nivel industrial y una de resina), una cortadora láser, un router CNC para madera, un taller de electrónica y robótica, taller de metales y maderas, y un variado pañol de herramientas de mano para facilitar el desarrollo de cualquier proyecto. En breve, se sumará un plotter de corte para vinilos y otras herramientas. En definitiva la idea es que acá se junten diferentes saberes, problemáticas y profesiones, y traten de buscar soluciones, a escala, hacer prototipos a medida, optimizando todo lo que hay disponible. El predio cuenta, además, con un amplio espacio para trabajo colaborativo, complementación de saberes y fomento para aumentar la propuesta de formación, capacitación e incorporación de habilidades a diferentes sectores de la sociedad con el objetivo de democratizar las tecnologías y ponerlas en función de objetivos de desarrollo y mejora de calidad de vida.
¿Quiénes van a poder utilizarlo?
Lo estamos ofreciendo a todos. A la institucionalidad pública, a la educativa, a las empresas públicas, empresas privadas, trabajadores, organizaciones sociales, emprendedores. Inclusive queremos trasladarlo a diferentes territorios y aprender de esa experiencia.
¿Cuántas empresas están instaladas en el PTI?
El parque tiene 20 hectáreas, alberga 70 emprendimientos de una gran heterogeneidad productiva. Hay sectores tradicionales, madera, plástico, vidrio, ingeniería eléctrica, naval, metalúrgica, alimento, empresas medioambientales, servicios, química, y ahora, con estos instrumentos, estamos trabajando para atraer y promover sectores más intensivos en conocimiento, como robótica, electrónica, diseño, software, audiovisual, e inclusive biotecnología. De hecho, hay un emprendimiento a punto de comenzar a trabajar. Hay actualmente 1.000 trabajadores, tiene 16.000 metros cuadrados para recuperar de la infraestructura instalada, equivalente al 8% de su capacidad máxima. Este tipo de herramientas, así como la nueva área de incubación, nos va a permitir tener mayor cantidad de emprendimientos e ideas que se conviertan luego en futuras empresas y negocios. El área de incubación es un proyecto que se enmarca en la estrategia del parque. Estará ubicada en el piso 1 y será inaugurada en octubre, cuando se cumplan los 20 años del PTI.