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El estilo Marco Calache

Marco Calache: Una historia de vida y logros profesionales

Caras y Caretas estuvo con Marco Calache, un artesano del marketing y la comunicación, para hablar de todo, su carrera, logros profesionales, su particular y reconocido estilo de trabajo y, por sobre todo, su inspiradora historia de vida, con muchas pruebas y obstáculos superados.

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Marco nos recibió en el séptimo piso de La Española (lugar donde se encontraba internado) para entablar una charla muy descontracturada y amena con el fin repasar las actividades realizadas en 2017 en el MAM -donde actualmente es jefe de comunicaciones- y hablar del camino recorrido en estos más de 20 años de carrera. ¿Cómo evaluarías el año 2017 del MAM? El año 2017 fue una aventura completa, desde que arrancó. Yo ingreso como jefe del área de marketing, medios y comunicaciones en 2016, justamente para preparar el 2017. La dirección me planteó objetivos: uno de ellos fue trascender finalmente el barrio, porque el MAM necesitaba llegar al departamento de Montevideo entero, cosa que no había logrado aún; para ello decidimos realizar un estudio de público para ver qué sucedía con la gente en ese momento. En ese proceso de investigación, ya en el verano de 2017 me puse a trabajar, y convengamos que yo tengo una forma de trabajar muy artesanal, soy muy de comprometerme, mi estilo de trabajo es de la vieja escuela. Entonces, lo que hicimos fue hablar con la gente, hablar con los locales, con los dueños, con los clientes, sentarme en las barras de los locales de venta. Después de esa segunda etapa de estudio nos abocamos a crear una campaña de comunicación que se llamó “Un Espectáculo para tus sentidos”, que muestra en una pieza de televisión de 17 segundos qué le pasa a los sentidos de una persona cuando entra en un lugar como el Mercado Agrícola. Luego de haber corroborado con dicho estudio y mi propia experiencia personal de que te enamorás del MAM ni bien pisas el primer adoquín, entonces apostamos a eso, al lado emocional. En la pieza jugamos en un formato en el cual una persona es invitada a un show y mostramos cómo reacciona, las sensaciones son: mirar, tocar, probar, saborear, aplaudir y compartir. Es lo que realmente uno hace, es un lugar muy visual; tú entras y apenas miras el techo ya no hay vuelta atrás, empiezas a caminar y a tocar todo lo que está a la mano, tocas la flor, tocas la fruta, la verdura, tocas todo. Después lo puedes probar, luego te sientas a saborearlo, todo pausado. El proceso comercial se desarrolla así, todo pausado. Y los otros sentidos que hablamos, el aplaudir y compartir, se vinculan con que en el MAM se realizan espectáculos todas las semanas, con entrada gratuita y apuntan a un público diverso para llegar a toda la familia que visita el mercado. Todo eso se resume y culmina en un compartir, con tu hijo, hija, madre, padre, amigos, etc. Es un lugar muy familiar y muy humano. La campaña publicitaria fue verdaderamente un éxito; la lanzamos en marzo y hemos logrado una devolución positiva, formidable, obteniendo excelentes resultados. Esto ya lo venía comprobando porque soy marketinero de pasillo, o sea, necesito ver cuánta gente más viene, si se está vendiendo más, qué están vendiendo y así con todo en cada momento de la campaña. El MAM nunca se había mostrado en estas dimensiones, con TV, gráfica, mucho contenido digital online y redes sociales. O sea que el balance es más que positivo, estamos muy felices con lo alcanzado este año 2017.   ¿Podrías mencionar los principales avances y cambios que has identificado durante toda tu gestión en el mercado? El principal cambio, lo más notorio, es la globalización del público que visita ahora el mercado, pues se generalizó mucho, gente de todos los barrios y también del interior del país. El visitante de siempre nunca deja de venir, es muy fiel y la campaña también fue pensada en ellos, para que siempre vuelvan al mercado. A su vez, el que nunca había venido se comporta como el cliente asiduo, sin depender de qué zona llegue ni su clase social; todos terminan amando al MAM. El nuevo público comprobó que lo que había visto en la campaña era real, entonces se mantiene e incluso recomienda la visita al mercado.   Ahora vamos más allá del MAM y nos centramos en Marco. ¿Se puede decir que hay un estilo o “marca” Marco en el área de marketing y comunicación? La gente me lo dice y desde lo más profundo del corazón lo siento así. Yo estoy en esto hace 22 años, cuando arranqué en una empresa multinacional, y siempre fui igual. El haber trabajado en una empresa tan grande me mostró el mundo del marketing desde otra perspectiva, muy diferente a lo que acostumbraban trabajar las empresas uruguayas. De todas formas yo siempre tuve y mantuve un estilo muy propio y muy personal que hizo que el medio y que la gente me fuera siguiendo cada vez más: los periodistas, la gente del marketing, la gente del “palo” del trabajo de prensa. También el público en general. La única red social personal que manejo es Instagram, en la cual tengo muchísimos seguidores y un contacto muy fluido con ellos. La cantidad de gente que me comenta que sigue mis pasos e incluso empezó a estudiar marketing inspirada en mi carrera es increíble y, por supuesto, muy gratificante. Recuerdan casos y campañas de diferentes empresas por las que pasé de forma detallada y me hablan de que soy referente para ellos. Es muy reconfortante esa conexión, yo me considero un artesano, un obrero del marketing y amo con locura lo que hago.   Pasando a un tema más personal, es sabido que estás atravesando una enfermedad contra la que estás luchando. ¿Cómo lo estás sobrellevando? Mi historia es bastante particular, única, y tomé la decisión de escribir un libro sobre ella el año que viene. Yo vengo de una familia muy laburante de Parque Batlle, padre y madre muy jóvenes tenían 20 y 24 años; a los cuatro años me detectan un sarcoma de Ewing [cáncer en los huesos] terminal, fulminante, y en ese momento que lo descubren nadie quería hacer nada, sólo yo era el que quería. Mis papás se encontraban un tanto perdidos, algo lógico, claro. En ese momento mi médico era Peluffo, de la Fundación Peluffo Giguens, y ahí empiezan a aparecer los ángeles en mi vida, como sucede en todos los procesos que relato. En ese momento, un cirujano, Óscar Echavarría, es el que decide abrir, sacar y ver qué pasa. Por ende, Peluffo se encarga de que esas tres semanas que decían que iba a vivir no fueran tres semanas y transformarlas en dos, tres años, hasta que a los siete años, después de muchas cosas (quimioterapia, radioterapia, aplicaciones de cobalto) que un niño no podría resistir, nos dicen que había ganado, que siguiera mi vida. Yo nunca pregunté qué había pasado hasta los 18 años. Recuerdo muy bien ese día: estaba comiendo ñoquis en familia y pregunté: “¿Por qué tengo esta marca en la espalda?”. Ahí mi padre me contó todo. Luego, a los 20 años, comienzo a trabajar en marketing en la empresa multinacional que les comenté y empecé a formarme en lo que soy hoy, hasta que a los 24 años, un día, luego de pasar un pico de estrés de unos meses por unas actividades que la empresa hacia en Punta del Este, me dicen: “Marco, tenés de vuelta cáncer”; en esa ocasión, de tiroides y en los ganglios. Ahí de vuelta todo, operar y su posterior tratamiento. Esa segunda vez, que era mucho menos más grave que la primera, la llevé mucho mejor porque era mucho más consciente, y a pesar que respeto la enfermedad, sentí que de mi cuerpo soy dueño yo, no soy dueño de la enfermedad, sí de mi cuerpo. Esto es, durante el tratamiento permito la invasión, pero luego de terminado, vuelvo a tomar el poder. Luego de un año aproximadamente, salgo adelante y sigo con mi carrera sin ningún problema hasta que a los 40 caigo en la puerta de La Española casi muerto, sin poder respirar, y ahí me detectan un problema en el corazón, una insuficiencia cardíaca. Posteriormente al diagnóstico de 22% de insuficiencia yo lo revertí al 55%, o sea, vuelvo a tomar el control. Finalmente, este año estoy viviendo otra vez la enfermedad, que a su vez es otra cosa diferente, sin relación a las anteriores y que me sorprende en un momento de mi vida muy diferente porque estoy plantado de otra manera, pero también se trata de un caso bastante complicado; estoy luchando nuevamente para salir adelante. Me encuentro muy sostenido, muy rodeado de gente con una contención formidable y estoy haciendo lo mismo que las veces pasadas. Sin dudas cuesta; recuerdo cuando me lo dijeron y pensé: “¡Otra vez!”. Ahora estoy transitando la etapa de asumir y permitir para luego volver a tomar el control de mi cuerpo y la situación. A su vez siento el apoyo de la gente que me escribe constantemente y esta vez tengo que dejar una huella a todos los que se están inspirando en mi historia y luchan para salir adelante con las suyas. Ahí surge la idea de escribir un libro autobiográfico, que ya lo comencé acá, internado. Ya tengo el prólogo listo y pienso seguir avanzando hasta terminarlo. Otra cosa que ya tengo hecha es la tapa, realizada por el artista coloniense Fernando Fraga, y también tengo claro que será un libro escrito en formato diario. Pienso darle una utilidad especial, en este caso todo lo que se recaude de la venta será donado para algún centro o fundación que trabaje con niños. Hay mucho que hacer para los niños; lo tengo que hacer para una fundación en particular que aún no he definido. Lo que sí sé es que será para el año que viene y me motiva y entusiasma mucho.    

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