“Son 12 sillas y somos 2.500 funcionarios. Es una compra muy selectiva para una actividad muy particular. Esas sillas no hay en otras áreas de la empresa”, explicó la presidenta de Ancap, Marta Jara.
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La polémica por la compra de las sillas estalló luego de que en las redes sociales circulara una factura por más de un millón de pesos a nombre de ANCAP por la compra de doce sillas de más de 70 mil pesos cada una .
La compra se ordenó luego de que Jara, acudiera a la oficina de sistemas de la refinería de la Teja y viera que el mobiliario de los trabajadores estaba en muy mal estado, por lo que autorizó la compra de nuevas sillas.
Ancap emitió un comunicado este jueves en el que explicó que «las sillas adquiridas para el centro de control de la refinería de la Teja son una herramienta importante y adecuada para el desarrollo de las funciones de los operadores».