-Ay, ay, ay.
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-¿Qué le pasa hombre?
-Tengo una indigestión terrible.
-Y sí, es obvio. Es hora de que deje la bebida y empiece a comer sano. Una ensalada, por ejemplo.
-¿Está loco? Antes de comer una ensalada, me pego un tiro en los…
-No se ponga soez, chabacano y burdo. ¿Qué lo sucede, entonces?
-Me arde el estómago cuando me entero de cosas tan nefastas. Creo que a mi edad es hora de irme.
-Pero ¿qué le pasó, hombre?
-La designación de Martín Fernández al frente del Instituto Nacional de Cooperativismo (Inacoop).
-Sabe que no lo tengo a este señor…
-Es un cuatro de copas, dijera Baby Etchecopar. Le cuento. Fue edil departamental en el período 2000-2005. Era un mudo. Le digo porque yo cubría para un diario los temas municipales en esa época. Tenía dos cosas que recuerdo gratamente.
-Cuente…
-Su secretaria, con la cual tuve un hermoso romance. Y una botella de whisky encanutada para compartir cuando las sesiones eran muy largas. Generalmente, eso se daba los días jueves.
-¡Viejo lobo de mar, carajo!!!
-Este muchacho, dirigente del club Cordón, le fue a lamer las botas al Guapo Jorge Larrañaga. Y fue su pichón. O, digamos, su gatito preferido.
-De qué habla?
-El tipo es medio apagado en el doble sentido de la palabra. Larrañaga lo colocó en 2010 como prosecretario de la Cámara de Diputados. En 2015 lo transformó en secretario de la bancada de Alianza Nacional. Dada la magra votación del sector, que tiene tres senadores, Fernández quedó en Pampa y la vía. Desde su casa en El Pinar, recibía giros de dinero para sobrevivir.
-Pero usted parece Jorge Rial.
-Son años… Si digo todo lo que sé, me mandan un sicario. Ahora viene lo mejor. Larrañaga le pidió al presidente que le diera un lugar en el gobierno a Fernández. Otra vez, el gallo protegiendo al pichón. Los lugares estaban casi llenos. Pero, como en los crucigramas, siempre quedan casilleros por llenar. Entonces, abrieron el librillo, y Lacalle dijo: “Palabra de siete letras que empieza con ‘i’ y termina con ‘p’”. Y el Guapo” no dudó: Inacoop.
-Ah bueno, el hombre debe tener pergaminos para ese cargo.
-Sí. Puso como oropel en la solapa de su saco que había sido integrante del directorio de la cooperativa Fucac.
-Menos mal, creí que había puesto en su currículum que había sacado un crédito en la cooperativa.
-Usted me está jodiendo, ¿no?
-Jamás. Espere que tengo la frutilla de la torta. La exsecretaria de Fernández ingresó sin concurso a trabajar en la biblioteca del Palacio Legislativo.
-Y qué quiere si el marido era jerarca del Poder Legislativo.
-Dejate de joder.