Según publica el diario argentino Página 12, el gobierno de Mauricio Macri ya lleva unos 24 mil despidos en el sector público (nacional, provincial y municipal). Este cuadro de situación probablemente se agrave en marzo, cuando venzan por lo menos 40 mil contratos que fueron prorrogados por tres meses. El diario considera que muy lejos de la “limpieza de ñoquis” que esgrime el Gobierno, estos relatos muestran que “el objetivo de Mauricio Macri es recortar la presencia del Estado en todas las áreas de la vida social y dar una señal al sector privado sobre el modelo a seguir en materia de empleo, generando un estado de psicosis entre los trabajadores”. Los empleados despedidos, algunos de ellos militantes, otros simpatizantes y otros sin ninguna de esas dos condiciones, realizaban tareas como el seguimiento de juicios de lesa humanidad, el análisis de precios de productos de consumo masivo, el requerimiento de información a las fuerzas policiales y militares para estudiar casos de violencia institucional, la promoción de planes del Estado en los barrios más carenciados, visitas guiadas para delegaciones provinciales en el Centro Cultural Néstor Kirchner y el estudio del impacto del sistema financiero en la distribución del ingreso. “La administración anterior usó al Estado para contratar a sus partidarios en vez de a la gente que fuera capaz de trabajar. Estamos avanzando hacia un Estado para gente que pueda resolver los problemas de la gente. No creemos en el Estado como bastión de la militancia”, señaló Macri. Su ministro de Economía, Alfonso Prat-Gay, fue mucho más duro: “Queremos un Estado al que no le sobre la grasa de la militancia”, recalcó y provocó fuertes polémicas.
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