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Sociedad

Relatos de cómo vivir y morir en el campo

Medicina rural, el pariente pobre de la atención en salud

Una cruda realidad, como la definen los que la sufren u observan de cerca. Que involucra a miles y miles de uruguayos, dicen aquellos que están involucrados. La medicina rural, practicada por unos pocos con destino a unos muchos -aunque cada vez menos, producto del despoblamiento del campo- fue analizada por el Dr. Carlos Córdoba, un médico establecido desde siempre en el medio rural.

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Por Dino Cappelli

 

El profesional planteó los escenarios que le ha tocado vivir en la práctica de la medicina en el campo y lo hizo en formato de reclamo desde el centro mismo de Uruguay, en Durazno.

Para describir la realidad, el Dr. Córdoba habló de cifras, estadísticas, deseos y coyunturas. Realidades bien distintas del sur al norte del río Negro.

 

El escenario

 

La Someruy (Sociedad de Medicina Rural del Uruguay) reúne y representa a los integrantes del equipo de salud que asiste a la población que vive y trabaja en localidades de menos de 3.000 habitantes. Y además lo que los técnicos denominan población rural dispersa. Es el Uruguay profundo, un eufemismo que “esconde la realidad porque somos el Uruguay olvidado”.

Son 448 centros poblados más la población del campo, dispersa. En 2009 eran 489.049 habitantes, hoy, muchos menos.

“Nosotros somos los vecinos que cuidamos la salud de ustedes. Médicos, enfermeros, choferes, los que defendemos la salud de los uruguayos que producen la riqueza del país”, destacó Córdoba, hablándoles a productores rurales.

La Someruy nació a principios de siglo para intentar comunicar las dificultades a científicos y gobiernos, en el año 2001, precisamente. “Es una realidad que impera en el país. Somos el pariente pobre de las gremiales, generalmente nos llega lo que cae desde la mesa de Montevideo, y luego de las capitales departamentales. No es maldad ni mala disposición, el ejercicio de la medicina en el medio rural es diferente y a veces difícil de entender. Durante 2017 y 2018 hemos trabajado en conjunto con el Sindicato Médico del Uruguay, la Federación Médica del Interior -parientes poderosos- que siempre nos han apoyado en la medida de la comprensión de nuestros problemas, y con su apoyo hemos creado la figura de cargos de alta dedicación para médicos rurales. Cargos que lamentablemente luego de todo el año 2019 no han sido llamados, y no han sido cubiertos. Hay cargos de alta dedicación para prácticamente todas las especialidades, excepto para medicina rural. Todo el año 2019 hemos estado reunidos con FEMI, para mejorar las condiciones de trabajo del personal de la salud. Nada extraordinario, por ejemplo que aquel que hace guardia de noche cobre la nocturnidad. Que no haga más de cinco días seguidos de guardia, 120 horas continuas de guardia. Con gran alegría desde las empresas nos han dicho que nos van a reconocer la nocturnidad y en febrero seguiremos conversando”, relató Córdoba, con la expectativa de que el segundo mes del año acerque novedades.

De acuerdo a la Sociedad de Medicina Rural del Uruguay, los médicos rurales en el territorio no son más de 300, de los cuales 45 se encuentran trabajando al norte del río Negro. La estadística corresponde al año 2018.

El Dr. Ramón Soto es el actual presidente de la Someruy y es el primero en señalar que estos cargos son mal pagados, a razón de $ 350 la hora.

Se buscó diseñar los Cargos de Alta Dedicación para médicos rurales con el fin de regularizar el trabajo que actualmente desempeña este grupo de profesionales médicos.

La gremial expone las condiciones de trabajo, como disponibilidad las 24 horas del día y escasos recursos humanos en el interior rural. Entonces surge la premisa: llevar la reforma del trabajo médico al interior rural del país y abordar soluciones para la problemática actual de los médicos rurales.

 

Urgencia de apuro

Uruguay es un país centralista, desde Montevideo al país, desde las capitales al interior. Por ejemplo, en la educación terciaria, que recién se extiende por el interior del país. La salud es un fenómeno fácilmente comparable. El médico que habló en campos de la Sociedad Rural de Durazno, antes de que se desarrollara la 3ª asamblea del movimiento Un Solo Uruguay, narró algunos de los caminos que se deben transitar para acceder a la medicina rural cuando se está en el campo y “urge la urgencia”. “Un montevideano o residente de cualquier capital llama a la emergencia y ya está. Y si es de ASSE, lo atienden a cualquier hora y en cualquier lugar, porque los centros están abiertos las 24 horas. Si se trata de esas casi 500 localidades ya descritas, la cosa se complica. Si es de ASSE, se encuentra con la policlínica cerrada de noche, y además el doctor de ASSE solamente hace policlínica porque no se le paga para guardias. Y entonces queda a la buena de Dios o el personal de salud lo atiende gratis. Si eligió afiliarse a un seguro que contemple a un médico en la localidad, el acceso es rápido. Pero si el seguro no tiene médico residente, y esto es más frecuente de lo que parece y la situación es grave, comienza una tragedia porque se va a atender por la ley de urgencia. Pero desde la administración del seguro le van a exigir al médico pedir permiso para cada acción. Imaginen un médico en San Jorge, en la noche, con una persona con un infarto esperando una llamada telefónica para que le den permiso para trasladar al paciente. Y esto pasa porque los servicios no cumplen con sus obligaciones. Los servicios médicos del Uruguay profundo, nosotros, no deberíamos hacernos cargo de los gastos de los seguros médicos que no tienen empacho en recibir el dinero de los que viven en el interior, pero cuando el paciente se enferma, no cumplen con sus obligaciones”.

 

La ausencia

A este relato del Dr. Carlos Córdoba se agrega que la distribución del personal de salud, además, no contempla las necesidades de la población. Se cumple la ley de cuidados inversos, una ley sociológica que indica que el acceso a la atención médica de calidad varía en proporción inversa a la necesidad de la población asistida. O sea, a mayor necesidad, menos se invierte y menos se gasta y menos se da.

Ejemplos y números huelgan.

Solo 7% de los médicos ejerce al norte del río Negro, donde vive 17% de la población. Solamente 0,5% de las licenciadas en Enfermería vive en localidades de menos de 5.000 habitantes, y cuando vive allí, generalmente el cargo lo ostenta alguien que viene de la capital y la licenciada realiza labores de auxiliar.

Otro dato: menos de 1% de los odontólogos vive y ejerce en localidades de menos de 3.500 habitantes.

Esos números agregan que hay centros que con igual cantidad de recursos humanos asisten a 400 habitantes, mientras que otros -especialmente al norte del río Negro- lo hacen para cubrir a más de 3.000 uruguayos y uruguayas.

 

Pensando en mejorar

En trabajo realizado durante las jornadas que anualmente tienen los médicos rurales e intercambios con el Colegio Médico, la Academia Nacional de Medicina, profesores retirados de la Facultad que continúan apoyando y el Sindicato Médico del Uruguay junto a FEMI, la sociedad intentó bajar a tierra un plan nacional de salud rural. Según Córdoba, “por ahora no es más que una idea, planificando un esquema que pudiera adaptarse a cada región y cada localidad pequeña y también para la población rural dispersa. Existen muchas variables a contemplar en los distintos pagos. El número y distribución de sus pobladores, recursos materiales y humanos, distribución de esos recursos humanos, distancia de los centros de segundo nivel de atención, por ejemplo. También la red vial y el estado de la misma, igualmente el papel que juega la comunidad y que es muy importante y en algunos lugares es una de las cosas que más protege a las personas. Tenemos que tener cuidado, los médicos rurales no tenemos la solución, solamente tenemos el conocimiento de las dificultades en carne propia y lo que no deseamos es que aquellos que vengan a ocupar nuestros lugares lo sufran, y que podamos tener todos los uruguayos, si no una igual atención de salud, una atención de salud más similar”, concluyó el facultativo.

***

Médico de campo, ocupado y preocupado

El Dr. Carlos Córdoba es doctor en Medicina y eligió el medio rural para vivir y ejercer. Lo ha hecho desde Casupá, al este del departamento de Florida.

Le ocupa y le preocupa el tema desde siempre. En 2011, por ejemplo, viajó a Argentina en representación de la Someruy junto a otros colegas, entre ellos el Dr. Néstor Cabana, de Cerro Chato.

Fue entonces cuando firmaron la Declaración de Santa Fe, en la que se exponían los peligros que corre la salud de la población rural de nuestro continente.

Era el año 2011 y se hablaba de “La salud rural en extinción”.

Hoy, casi diez años más tarde, aquellos términos continúan vigentes, es simplemente leer y juzgar.

“La ruralidad en el mundo está en peligro, ya que la postergación en el desarrollo a la que se ven sometidas las poblaciones rurales condena a sus habitantes a un éxodo constante, como una sangría permanente y dolorosa que lleva indefectiblemente a una lenta agonía de su estatus, dejando como remanente personas aisladas sin garantías de sus derechos, porque su poder de demanda es débil y la voz rural no logra ser escuchada por los gobiernos de turno.
Es necesario garantizar la plena cobertura de todos los trabajadores, incluidos los agrícolas, mediante intervenciones esenciales y con servicios básicos de salud ocupacional destinados a la prevención primaria de las enfermedades y lesiones relacionadas con el trabajo.
En este contexto el equipo de salud padece la sensación de haber sido abandonado. La misma sensación que perciben sus comunidades. Ya no hay atractivo en el trabajo rural. Más que nunca se hace necesario preservar, jerarquizar, estimular, gratificar a los equipos de salud rural en sus funciones generando su desarrollo, competencia profesional, estabilidad laboral, carrera sanitaria y retiro digno. Entonces, se exhorta a declarar el estado de alerta y generar de manera conjunta propuestas que reviertan este proceso de extinción e impulsen el desarrollo de la práctica de la salud rural”.

 

La década perdida
El Dr. Ramón Soto, presidente de Someruy, establece que se debería reflotar el posgrado de Medicina Rural, derogado hace unos años. A tal punto llega esta situación, que se cuenta con un solo médico con este título, residente en Zapicán. Intentos ha habido, en épocas de José Mujica como presidente de la República. En aquel tiempo, el Programa Nacional de Salud Rural (año 2011), digitalizó 10.000 historias clínicas, conectó en red 65% de las policlínicas del país, capacitó a 900 funcionarios y generó la presencia de médicos-docentes de la Facultad de Medicina en la red asistencial del territorio para unas 590.000 personas afincadas en el medio rural. Eran notas destacadas de ASSE, que, juzgando el reclamo de los especialistas, no avanzaron en la última década.

 

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