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Con el subsecretario Guillermo Moncecchi

MIEM, apoyo permanente para el crecimiento de la industria

El subsecretario del Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM), Guillermo Moncecchi, dijo que en el país aún falta más cultura de innovación y transferencia del conocimiento del mundo académico a la industria –que “es despareja en su crecimiento”–, pero aseguró que desde la cartera se están desarrollando en forma permanente acciones que buscan mejorar esa realidad.

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El subsecretario del Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM), Guillermo Moncecchi, dijo que en el país aún falta más cultura de innovación y transferencia del conocimiento del mundo académico a la industria –que “es despareja en su crecimiento”–, pero aseguró que desde la cartera se están desarrollando en forma permanente acciones que buscan mejorar esa realidad. Para llevar adelante esa línea de trabajo, el jerarca dijo a Caras y Caretas que la cartera cuenta con un equipo de “profesionales y técnicos muy capacitados”.   ¿Dónde están hoy las fortalezas del ministerio? Se ha trabajado en períodos anteriores y hemos tratado de consolidarlo actualmente en aportar las capacidades técnicas de las que disponemos, ya que contamos con profesionales y técnicos muy capacitados, lo que nos permite cumplir las metas con éxito y en tiempos prudenciales. Ha tomado una relevancia importante porque la realidad del país y del mundo lo están volviendo importante. El desarrollo del cambio de la matriz energética nos ha puesto en el candelero y eso lo queremos acompañar ahora con un cambio de la matriz productiva e industrial de cara a enriquecer sectores.   ¿Qué sectores están rezagados? Más que hablar de sectores rezagados, debemos hablar de que la industria es despareja en su crecimiento. Dentro de un mismo sector hay empresas más avanzadas que otras porque incorporan más o menos tecnología. La idea nuestra es apoyarlos en el desarrollo hacia adelante. Hay, en algunos casos, falta de apuesta a la innovación y la innovación va a ser fundamental en el mundo que se nos viene. El país tiene que apostar más por ella. Uruguay se puede hacer estas preguntas porque en los últimos años ha incorporado mucho valor agregado a sus cadenas productivas –el agro es el más notorio–, pero hay posibilidad de desarrollo de nuevas áreas. Incorporar más valor es lo que nos define hacia afuera. El país tiene que aprovechar su buena imagen exterior. Por ejemplo, los aspectos del cuidado del medioambiente no sólo son importantes en sí mismos, sino que se transforman en ventajas competitivas. La incorporación de conocimiento a cualquier área, por ejemplo, a través del diseño en un área manufacturera, en el software, es lo que nos permite generar ventajas hacia el exterior.   ¿Los empresarios se dan cuenta de eso? Creo que deberían incorporarlo más porque en el país hay gente con mucho impulso. Por ejemplo, nosotros tenemos una herramienta que se llama Prodiseño, por la cual financiamos la incorporación de diseño a los productos. Ahí hay mucho camino por recorrer. Hay que entender que la competitividad no sólo es el tipo de cambio. Es decir, si soy un productor de miel, la etiqueta que le ponga al producto va a tener mucho que ver. Eso los diseñadores lo saben hacer. El packaging es cada vez más importante.   ¿Y los trabajadores son conscientes de esta realidad? Sí, al contrario de lo que se puede esperar, son los más conscientes. Hay interés en desarrollar nuevos trabajos al amparo de las nuevas tecnologías, pero sin pensar que ellas nos pueden quitar el puesto laboral. Por otro lado, he tenido conversaciones con dirigentes del Pit-Cnt sobre cómo ver estas situaciones como una oportunidad y entienden muchas veces cómo viene la cosa, aun más que los empresarios. Las pymes, que son un sector al cual el ministerio les ha dado mucho apoyo, ¿cómo están actualmente? Casi todas son pymes en Uruguay, y ahí también los avances son desparejos porque hay muchas pequeñas empresas que están innovando. También tiene que ver la tecnología como oportunidad y parte de las ventajas. En el interior falta muchísimo, por ejemplo, en el acceso a las herramientas. Para eso hacemos ferias en todo el país y muchas veces nos encontramos con gente que no utiliza los beneficios de la Ley de Inversiones, en algunos casos, porque el contador le dice: “No te sirve, vos sos muy chico”. Y la Ley de Inversiones sirve para todos, grandes o chicos. Hay herramientas y muchas veces no se conocen. Igual en los temas de innovación; a la ANII [Agencia Nacional de Investigación e Innovación] le pasó lo mismo y hubo años en los que subejecutó su presupuesto porque no tenía demanda, pero por suerte eso ha ido cambiando. También hay baja demanda, por ejemplo, en las herramientas que promueven la alianza entre privados y la Academia. Pero eso creemos que está cambiando, sobre todo porque esa alianza es inevitable en el mundo de hoy. Sin ella no van a funcionar las cosas. Pero falta más cultura de innovación y transferencia del conocimiento del mundo académico a la industria.   ¿En el ministerio se comparten las experiencias entre las diferentes unidades? Sí, tratamos de trabajar en forma transversal, involucrando a todas las direcciones. También lo hacemos con los aspectos sociales y de género y eso nos ha dado muchos resultados porque tenemos mucha ida y vuelta. En esa área es importante el trabajo que hacemos con las cooperativas a las que hemos tratado de imponer la impronta de que es importante el aspecto social, pero también lo es el productivo y que se desarrollen en áreas vacantes. Tenemos una incubadora de cooperativas, siempre tratando de que los proyectos sean intercooperativos. Los resultados han sido muy buenos y van a sorprender a más de uno.

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