Textos: Alfredo Percovich
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Producción: Viviana Rumbo
En su luminoso estudio con vista panorámica a la vida, rodeada de libros de Rosa Montero, Rita Segato, Isabel Allende, Pérez Reverte, Mónica Botero, Esteban Valenti, Diego Fischer, Mario Benedetti, Idea Vilariño y Paulo Coelho, entre fotos y recuerdos de su casamiento –el más intenso, extravagante, militante y feliz de todas las vidas posibles- con Daniel, el gran amor de su vida, Milagro escribe sus textos, elabora documentos y redacta declaraciones casi siempre relacionadas con temas de género. Está convencida que la generación de su hijo Rodrigo es la que cambiará el mundo. «Si pienso en el hombre nuevo creo que es como mi hijo, un ser humano excepcional. Y vaya que discutimos, pero estoy muy orgullosa de sus valores, de su camino».
Resiliente del dolor, aprendió a convivir con los desgarros del alma. Tuvo que despedir a seres queridos que amó, ama y amará hasta siempre. Fue compinche y amiga de su hermano Joaquín al que le llevaba la comida a la cárcel en plena dictadura, ella siendo apenas una jovencita casi niña, él siendo casi un niño preso. Un día sintió que se le desmoronaba el mundo cuando la muerte le arrebató a Joaquín, hermano, corazón, razón y luz de utopía. Milagro es la militante y dirigente de discurso casi siempre áspero, que a diario busca pretextos entre sus plantas y flores y puntas rubias y playas y libros y familia y amigas y su inseparable perrita Isa, para volver a creer en tantas cosas.
¿Cómo ves al Pit-Cnt en este escenario actual?
Hoy encuentro al movimiento sindical parado exactamente donde tiene que estar. Lo encuentro en el rumbo correcto, con una recolección de firmas para derogar los 135 peores artículos de la LUC, con una coherencia política sindical que la tendríamos que haber tenido desde hace mucho tiempo. Lamentablemente nos tuvo que pasar lo que nos pasó para poder reorientarnos y hoy siento que vamos por la senda correcta, estamos yendo hacia donde tenemos que ir. Lamentablemente nos tuvo que pasar esto y ahora nos damos cuenta que lo que logramos en todos estos años, realmente está en peligro. Y hoy somos conscientes de todo lo que nos costó, porque ya sabemos que con estas políticas económicas y sociales, no vamos a lograr ni la mitad de las cosas que la ciudadanía necesita y merece.
Cuando comenzó la pandemia, el movimiento sindical cargó sobre sus espaldas y finanzas la asistencia a las ollas populares. El Pit-Cnt cuestionó insistentemente que el gobierno estuvo ausente e incluso aumentó las tarifas y habló de ahorrar en plena crisis social. ¿Cómo valoras eso? ¿Crees que el gobierno confió y se deslindó sabiendo que el Pit-Cnt y las organizaciones sociales iban a hacer el esfuerzo por la gente?
Totalmente. ¿Te cabe alguna duda? ¿A alguien le cabe alguna duda? ¡Por favor! De todos modos y en cierta medida relacionado con lo que hablábamos antes, yo creo que la pandemia fue como un shock eléctrico para el movimiento sindical, nos sacudió, tuvimos que reaccionar de apuro. Y si en cierta medida, tal vez estábamos aletargados por haber tenido gobiernos de izquierda con sensibilidad marcada hacia las necesidades de los trabajadores y las trabajadoras, esta realidad nos sacudió y nos puso en alerta otra vez. Hoy cambiaron las prioridades. Y supimos cómo posicionarnos en lo urgente y en lo importante. Tal vez antes estábamos un poco confundidos. Ahora tenemos claro que lo urgente es ir contra la LUC, porque lo importante es sostener la agenda de derechos. Lo urgente es frenar todo este proceso de deterioro democrático para poder después dedicarnos a lo importante que es sostener todo lo que tuvimos en materia de derechos y por supuesto, ir por más. Antes tal vez nos confundimos un poco y se mezclaron lo urgente y lo importante. Eso se despejó. Creo que nos reposicionamos. De alguna manera, el impacto de ver que llegaba un gobierno de derecha, de políticas económicas de derecha, de pensamiento de derecha, represor, punitivista, retrógrado en muchos aspectos y que venían por todo, eso nos despabiló. Y con todo el respeto del mundo que me merecen todos los compañeros y compañeras que dentro del movimiento sindical votaron a este gobierno, parece claro que nadie puede desconocer que vinieron por nuestros derechos. Y al movimiento sindical, a los sindicatos, a los trabajadores y las trabajadoras, les tienen bronca, no nos pueden ver, nos disparan odio todos los días. En sus editoriales, en sus redes, algunos parlamentarios notorios, lo hacen de manera evidente y sin tapujos. Por eso te decía, ahora sabemos lo urgente y lo importante. Y nos juntamos con los sectores sociales, impulsamos la Intersocial, con las feministas, los cooperativistas, formamos toda esa gran masa social y por si alguno no lo entendió, nos dimos cuenta que los sindicalistas no éramos los genios dueños de la verdad. Que los de abajo somos una gran masa que tenemos que escuchar, intercambiar ideas y escuchar más y mejor.
¿Qué balance haces de la respuesta solidaria del movimiento sindical durante la pandemia?
Lo primero es que la respuesta fue inmediata. Cualquier análisis debe partir de ese reconocimiento de los hechos. Cuando en la Secretaría de Género estábamos realizando un balance del 8 de marzo, el 13 se declaró la pandemia. Y lo que inmediatamente vimos fue que teníamos que actuar. Sabíamos que teníamos un gobierno que se venía por todo y paralelamente, la pandemia iba a impactar directamente en la gente que se encuentra en condiciones más vulnerables y de mayor precariedad. Y la respuesta inmediata del movimiento sindical fue conmovedora. Estoy convencida que si hoy las cifras de delitos, las de violencia, no se dispararon, si los índices no se salieron de los causes normales, es gracias a la contención y respuesta de las y los trabajadores. Para mí el gran héroe de esta pandemia fue el movimiento social que encauzó la respuesta solidaria, las y los trabajadores estuvieron en la primera línea de atención sanitaria, mantuvieron los servicios para la población y además, fueron el paraguas de contención que mitigaron el impacto de la crisis sanitaria, económica y social. Inmediatamente reaccionamos sin perder un segundo. Había que salir ya, la gente no podía esperar. En 15 días tuvimos al Pit-Cnt organizando las canastas alimenticias, recibiendo y clasificando muebles para la gente que no podía pagar más una pensión o habitación y se las tenía que arreglar en casas solidarias. Hubo un momento en que en la sede Pit-Cnt no cabía más nada, los salones y espacios estaban repletos de solidaridad que llegaba a través de los sindicatos y de la gente sencilla de barrio que siempre sabe que cuando hay que organizar la solidaridad ahí está el Pit-Cnt. Yo creo que fue una reacción casi heroica del movimiento sindical porque en ese momento nos olvidamos de todo lo demás, porque dijimos que lo importante era darle de comer a las familias que lo necesitaban y que la gente no se sintiera sola. Creo que eso es uno de los valores que tenemos que resaltar y que tal vez por la vorágine diaria, a veces nos olvidamos. Porque está más que claro que cuando nosotros tenemos que reaccionar como una sola columna, sabemos hacerlo. En lo urgente siempre estamos. Y ahí no existen diferencias entre nosotros porque brota eso tan especial de las y los trabajadores que traemos de nuestra historia. Los que militamos en el movimiento sindical ya tenemos eso en la sangre. Fue conmovedor ver la forma en la que compañeros y compañeras vaciaban sus roperos, sacaban zapatos y ropa y todo lo que se necesitaba. Cuando desde la Secretaría de Género hicimos la campaña del abrigo, vi a compañeras que traían para aportar la ropa que les había visto puesta unos días atrás. Era todo lo que tenían y lo traían para dárselo a gente que lo precisaba más.
A pesar de ello, hay gente que sigue disparando odio hacia los sindicatos y el Pit-Cnt.
Creo que son pobres de alma. Lamentablemente, creo la degradación de la humanidad en estos últimos tiempos ha sido muy grande, el consumismo, el capitalismo, el «hacé la tuya» ha ganado mucho y desprecia los procesos colectivos. Hay gente que sigue en esa lógica del «sálvese quien pueda» y sostienen que si hay pobres es porque no se esfuerzan. Y por supuesto, hay quienes llevaron un paquete de arroz un día a una olla y se sacaron la foto para las redes sociales o para la imagen de la empresa y creen que con eso ya está, que cumplieron con su moral. Hay una degradación muy visible. Y en cierta medida hay una hipocresía que siempre existió. En mayor o menor medida, hay un comportamiento muy cínico en algunos que siempre hicieron eso mismo. No quiero meter a todos en la misma bolsa, pero yendo a un extremo, en la dictadura los genocidas iban los domingos a misa. Y eso lo recordamos todos. Y su foto salía en los diarios como los salvadores de la patria.
¿Cuál es tu valoración del proceso de deconstrucción de tus compañeros en la dirigencia del movimiento sindical? ¿Es profundo? ¿Es un mensaje políticamente correcto? ¿Están decididos a acompañar un cambio cultural?
Creo que mis compañeros han avanzado mucho, muchísimo. Creo que esta generación de varones marcaron un antes y un después en Uruguay. A algunos les costó y les cuesta más que a otros. Yo creo que los compañeros que desde la dirigencia hablan de los derechos de la mujer y que hacen un discurso referente a la igualdad de la mujer, lo hacen en serio, no lo discursean para la tribuna, lo hacen porque lo sienten. Como también los que hablan en contra, lo hacen porque lo sienten y se han encallado en el puerto, han quedado varados. Esta dirigencia sindical del Pit-Cnt ha sido fundamental a la hora de encontrarse con el movimiento feminista tal vez, en parte, por sentirse en deuda. No lo digo por esta generación en sí misma sino en relación a la generación anterior de dirigentes. Yo tuve el honor de militar con el José Pepe D´Elía, lo amé como ser humano al Pepe D´Elía, pero su machismo era más fuerte que él. Recuerdo que siempre me decía «ah, chiquita querida, vos me vas a enloquecer con las mujeres» y pobre Pepe, me lo decía honestamente. Cuando yo le hablaba me decía que sí, pero yo sabía que en el fondo pensaba que yo era insoportable con el tema de las mujeres. Cuando le hablaba de la necesidad que la comisión de la mujer tuviera un encare de género me miraba como diciendo «¿De qué me estás hablando?».
Hoy están saldando esa deuda, entonces.
Exacto. La generación anterior tuvo cierta incapacidad para comprender los procesos feministas de transformación. No pudieron hacer ese click en sus cabezas. Y creo que esta generación actual de dirigentes del Pit-Cnt, en cierta medida y de alguna manera se sintió en la «obligación» de saldar esa deuda que no es suya sino de los dirigentes de la generación anterior. Pero estoy convencida que no lo hacen por compromiso, ni por obligación, sino porque realmente evolucionaron con la historias y entendieron, comprendieron, abrieron sus cabezas y nos escucharon. Mal que les pese en muchas ocasiones y mal que les duela a veces -porque tampoco es algo simple y sencillo cambiar algunas cosas de un día para el otro- pero son conscientes que el mundo es así y tienen que aceptarlo. Si quieren ser parte de la historia, lo tienen que asimilar y procesar y mi percepción es que lo hacen de manera honesta y sincera. Claro que falta aún. Estamos en un proceso y seguimos trabajando todos los días en ese camino.
¿Qué papel cumple el presidente del Pit-Cnt en este proceso?
Para mí, con el paso de los años y en perspectiva, Fernando Pereira va a ser recordado como un dirigente que estuvo a la misma altura y dimensión de la historia que el Pepe D´Elía, pero en un siglo distinto. No hay otro dirigente que tenga el alcance que él tiene, la comunicación con la gente común, con los de abajo, con las vecinas, con los de a pie. Por otra parte, si miro hacia adelante, creo que cuando Fernando deje de ser el presidente del Pit-Cnt, va a ser difícil encontrar un sustituto.
¿Qué rol tienen «las pibas» en el proceso transformador feminista aquí en nuestro país y en Latinoamérica?
Tienen un rol fundamental, importantísimo y también una enorme responsabilidad porque tienen que saber medir los equilibrios. Y ese es el gran problema que estamos teniendo hoy con esta nueva ola de feminismo y es la construcción de una sociedad y no la destrucción de la sociedad. Creo que ahí es cuando tenemos los matices con las diferentes visiones u objetivos del feminismo y yo creo que es justamente lo que las gurisas jóvenes, las pibas, tienen la gran responsabilidad de buscar el equilibrio justo para que la deconstrucción no se transforme en destrucción.
¿Qué evaluación haces de las políticas del gobierno de Lacalle Pou en materia de género?
Este gobierno lo que ha hecho es sacarse fotos, hablar de cosas sin sentido, lo que han demostrado en este primer año es que no entienden nada del feminismo y que no solo no entienden sino que no les importan las políticas de género. Yo tengo una muy buena relación con la vicepresidenta de la República, Beatriz Argimón, e incluso fui invitada a su asunción de mando. Pero creo que el gobierno está haciendo gestos para la foto. Quieren hacer algo para mostrar, pero son gestos preparados, caricaturas de políticas de género. Personalmente creo que ni ellos se las creen, no le ponen ni ganas, no creen que sean necesarias las políticas de género, ni les importa. Este gobierno solamente hace discursos y cadenas de televisión. En eso son fenómenos. Pero no les importa ni les interesan las políticas de género, ni los juzgados multimateria. Pero hablan y lo hacen para los medios. Hablar pueden hablar horas, pero no creo lo sientan. Lo que pasa es que ahora decir que sos feminista paga, hoy te da réditos de imagen. Lo vemos todo el tiempo. Es divino para llenarse de likes en las redes sociales y ganar minutos en los medios; hay foto, hay noticia, ser feminista hoy rinde y hay algunos que lo encaran así. Ser feminista te garantiza que te llenen tus redes sociales de corazoncitos y aplausos.
Según tu visión, hay cierta hipocresía.
¿Cierta? Terrible hipocresía. Tenemos un gobierno que hace discursos pero no le importa la gente, no le importan las políticas sociales en general, ni las políticas de género en particular. A mí me indignó el otro día ver en el informativo cuando la directora de Inmujeres apareció hablando de las viviendas que se van a entregar a las jefas de familia, por intermedio del Ministerio de Vivienda. Esas viviendas fueron realizadas en el gobierno del FA, pero no las mencionaron. Entonces volvemos a lo mismo que hablábamos hoy, los que somos de izquierda no supimos ni reivindicar, ni cerrar los logros, ni hacerlos en tiempo y forma. Mucha cosa la hicimos de manera tardía, a último momento y hoy ves a una jerarca del actual gobierno hablando de inaugurar 44 viviendas para jefas de familia como si hubieran hecho algo al respecto. Y no se les mueve un pelo. Pero salen en la foto de la entrega de viviendas. Creo que en el fondo ni lo sienten, ni lo creen. Como dijo el presidente Lacalle, cuando explicó que no podía donar su sueldo porque tenía que mantener su estilo de vida.
¿La operación Océano representa un cambio cultural al menos en el abordaje público de la explotación sexual de NNA? ¿Crees que ahora se podrá colocar en la agenda pública?
No, para nada. Los niños, niñas y adolescentes fueron explotados y abusados toda la vida en este país y creo que si bien ahora el tema está en la agenda de los medios, no es una prioridad para casi nadie. Hay mucho encubrimiento, mucha hipocresía. Si un menor roba cinco manzanas le colocamos nombre, apellido y lo que es peor, su apodo que es como lo conocen todos en el barrio. Pero solemos esconder y proteger a agresores, violadores o delincuentes económicos. Acá sigue habiendo una insensibilidad brutal hacia las víctimas. Y es mentira que no dan los nombres para no revictimizar a las NNA sino que lo hacen para proteger a los agresores. Aparte de eso, también reforzamos la cultura burguesa, la cultura clasista de la clase privilegiada para arriba. Si somos pobres y medio negritos no pasa nada que todo el mundo se entere, ahora, si somos de determinada casta para arriba, tenemos que proteger porque es lo que mueve la economía, las empresas, es el capitalismo, y así se justifica. Es la doble moral social. Sinceramente creo que en el abordaje de estos temas en la prensa queda evidenciado que hay ciudadanos de primera y segunda.