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Sociedad

LOS DATOS DEL OBSERVATORIO DE CRIMINALIDAD

Morir en Montevideo

Los datos de muertes violentas durante 2019, publicados por el Observatorio sobre Violencia y Criminalidad, son reveladores, y en lo que a homicidios refiere tienen una matriz común: se registran abrumadoramente entre pobres y mujeres en el ámbito «intrafamiliar». Además, se localizan en zonas periféricas, en las cuales, paradójicamente, la reforma «Vivir sin miedo», no fuera apoyada.

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Finalmente, el Observatorio Nacional sobre Violencia y Criminalidad del Ministerio del Interior, publicó los últimos datos sobre la situación delictiva del país en el correr del año 2019.

No hubo un solo medio de prensa, escrita, radial y/o televisivo que no reprodujera la información, fueron publicaciones, en la mayoría de los casos, estandarizadas, es decir, se limitaron a la cuestión de las subas y bajas de tal o cual delito.

Es una «mala costumbre», ya que esta ha sido la pauta con la que se ha venido evaluando la efectividad, y/o eficacia, de las medidas tomadas por el Ministerio del Interior en su trabajo de prevención y represión del delito, en cualesquiera de sus manifestaciones.

Así ha venido siendo desde hace al menos 15 años y la mejor evidencia de esto, es la cantidad de veces que fuera interpelado el Ministro del Interior y los ecos de dichas interpelaciones y llamados a sala que se sintetizaron en la popular frase «renunciá Bonomi».

Ya ha renunciado Bonomi y no lo ha hecho para complacer el grito tribunero, sino, para asumir como senador de la República. Ha dicho además,que no repetirá el gesto agónico de los que una y otra vez lo convocaron a sala. Bonomi sabe que la cuestión de criminalidad, tiene un conjunto de complejidades que no se resuelven de manera simplista, ni anunciando el cese de un supuesto recreo que, a juzgar por lo que afirmó durante quince años la oposición, ha sido sostenido por la ineficacia del equipo ministerial y la policía en su totalidad.

Habrá que alejarse de este escenario binario que se reduce al ascenso y descenso de las cifras, como si ese simple ejercicio del tipo «sube y baja» fuera suficiente.

Morir en Uruguay

Existen dos tipo de categorías utilizadas internacionalmente para el análisis de las muertes, la primera de ellas vinculada a la Organización Mundial de la Salus (OMS) es la categoría de «muertes por causas externas» y engloba todas aquellas situaciones donde la causa de muerte no está asociada a ninguna enfermedad. Se incluyen acá los accidentes en general, los de tránsito y los suicidios.

La segunda conceptualización es la de «muertes violentas», normalmente usada para referirse a los homicidios en general.

Importa esta discriminación, para poder presentar los datos existentes sobre ambos tipo de muertes y calibrar así el peso especifico de los mismos en las dinámicas de la vida social.

Vamos a alejarnos de las causas de muerte, llamadas «médicas», en un sentido muy tradicional, y mostremos el comportamiento de las muertes por accidentes de tránsito, suicidios y finalmente por homicidios.

Morir en accidentes de tránsito

De acuerdo a los datos preliminares de UNASEV, entre «… el 1 de enero y el 8 de diciembre de 2019, resultaron lesionados por siniestros de tránsito un total de 23.275 personas.

Esto implica un promedio diario de 68 personas incluyendo heridos de cualquier entidad y fallecidos. Se estiman 24.913 lesionados en siniestros de tránsito para el año en curso, lo que representa un descenso del 3,95% respecto a 2018.

Del total de lesionados «un 2% fallece (cerca de 401 fallecidos para el 2019), un 12% resulta con heridas graves y un 86% resulta herido leve…»

Comparando el mismo período del año anterior (2018), los datos indican una disminución del 22,2% en el total de fallecidos en siniestros de tránsito. El 53% de los fallecidos se registran en rutas nacionales, mientras que, el restante 47% muere en ciudades y caminos departamentales.

Ocho de cada 10 fallecidos son hombres. Por grupos de edades se observan «… picos en franjas de más de 70 y entre 20 a 24 años Las personas mayores de 70 años y los jóvenes de 20 a 24 años son los grupos de edad donde más personas fallecen a causa de siniestros de tránsito; 17% y 10% del total, respectivamente…»

El 41% de los fallecidos, circulaba en motocicleta al momento del siniestro (155 motociclistas perdieron la vida), lo que indica el peso especifico de estos usuarios en la mortalidad en el tránsito.

Cuando la jurisdicción es departamental, los motociclistas alcanzan el 58% de los fallecidos, los peatones representan un 18% y los ciclistas el 7%. Estos usuarios, denominados «vulnerables» alcanzan el 83% del total de fallecidos.

En las rutas nacionales, la mayor cantidad de fallecidos son los que viajan en autos y camionetas (48%) siendo el principal vehículo que protagoniza siniestros de tránsito fatales.

Suelen asociarse los accidentes de tránsito al consumo de alcohol, sin embargo de «… un  total de 10.926 controles realizados a conductores que participaron en siniestros de tránsito en todo el país (…) en el 93% de los casos se registraron resultados negativos, es decir sin presencia de alcohol, proporción similar a la registrada en igual período del año 2018 (92,8%).

Ello significa que solamente al 7% de los conductores (761) que participaron en siniestros de tránsito se les detectó presencia de alcohol. Con relación al uso de cascos por parte de los motociclistas, el uso del mismo alcanza al 78%.

Los datos permiten afirmar que la principal causa de los accidentes de tránsito, tanto para vehículos, como para motocicletas, son «culturales», es decir responden a «formas imprudentes de conducción» y a actitudes irresponsables tanto de de los que conducen, como de los peatones.

Muerte autoinfligida: los suicidios

En el año 2011, fue presentado el “Plan Nacional de Prevención del Suicidio”, por parte del Ministerio de Salud Pública, con el objetivo de “reducir la mortalidad por suicidio en un 10% para el período 2011-2020”, un objetivo que no se alcanzó.

Para el año 2013, las cifras indicaban 505 muertes, mientras que para el año 2019, los suicidios ascendieron a 705.

El perfil sociodemográfico del suicida uruguayo suele concentrarse en hombres (76%), particularmente de la tercera edad, aunque se observan concentraciones de los mismos en hombres cuyas edades oscilan entre 30 y 50 años, Uruguay no tiene altas cifras de suicidios en jóvenes.

Homicidios

Los homicidios en el país, vienen experimentando un ascenso sostenido en el tiempo, esto es algo que se ha repetido hasta el hartazgo.

Hemos pasado de 283 homicidios en 2013 a 389 en el 2019, o para decirlo con conceptos adecuados, las tasas de homicidios pasaron de 6,4 por cada 100 000 habitantes en 1989, a 11, 1 por cada 100 000 en el año 2019.

Se trata de una tendencia sostenida en el tiempo que exige una reflexión particular.

Los homicidios en el Uruguay tienen una particular doble geografía, es decir no se distribuyen igual a nivel de todo el país y no se localizan igual al interior del departamento que concentra la mayor cantidad de homicidios: Montevideo.

Los homicidios a nivel país se concentran de la siguiente forma: en Montevideo, (que explica el 54,98% de todos los homicidios) en Canelones (9,9%), Maldonado (5,62%) y en las prisiones del país (5,11%). Todos ellos juntos explican el 75,7% del total de los homicidios del país.

Los homicidios en la vía pública concentraron en 2019, el 60% de todos los hechos, siendo la residencia el segundo espacio donde estos suelen verificarse (28%). El medio más utilizado para producir un homicidio son las armas de fuego (2397, 61% del total de los homicidios registrados en el año) y esto es válido fundamentalmente en Montevideo, donde el 75% de los homicidios ocurridos fueron con arma de fuego, un guarismo superior a la situación en el interior del país (45%).

Primera cuestión, Uruguay presenta un serio problema con la circulación y control de las armas de fuego, esta característica es consistente con los datos sobre el uso de armas de fuego para la comisión de otros delitos, como las rapiñas, por ejemplo.

Los datos publicados por el Observatorio del Ministerio del Interior indican una información relevante que habrá que seguir de cerca. Para el año 2019 y con respecto al 2018, se produjo una reducción importante de los homicidios producidos con armas de fuego (-19,5% de variación)

Del total de homicidios consumados el 50% obedece a conflictos entre «criminales/drogas/ajustes de cuentas», el 14% producto de violencia intrafamiliar, el 12% a partir de rapiñas/copamientos y el 10% producto de altercados espontáneos.

El 11,5% de los homicidios registrados se relacionan con otras modalidades delictivas (rapiñas a comercios, hurtos con moradores/ copamiento, etc.), dato que sugiere dos posibles hipótesis de análisis: que el uso de armas de fuego en otros tipos delictivos funciona más como amedrentamiento que como instrumento central en los mismos y que la culminación de otros tipos delictivos, cuando se realizan con armas de fuego y concluyen con la muerte de alguna persona, señalan la falta de «profesionalidad/ desprolijidad» de los autores.

El 43,98% de las víctimas de homicidio son personas con antecedentes penales, lo que refuerza la tesis de «conflictos entre criminales» como una de las causas más relevantes de los homicidios que ocurren en el país.

El 51% de los homicidios resultan aclarados y lejos de lo que suele afirmarse en algunas tiendas políticas, la participación de adolescentes en delitos de homicidios alcanza apenas al 3% de los mismos.

En general, las víctimas de homicidios son hombres (88%), mientras que las mujeres representan el 12,% de los mismos. Del total de mujeres víctimas de homicidio, el 46,8% ha sido asesinada por su pareja y/o expareja. Si se le suman los homicidios de mujeres a manos de algún familiar, la evidencia que emerge es contundente: con un 59,57%, el lugar más peligroso para la mujer es el ámbito familiar.

Segunda cuestión: las mujeres suelen ser víctimas de homicidio en aquellos lugares que «socialmente» se afirman son los más protectores.

Las edades donde más se concentran las víctimas de homicidio son las comprendidas entre los 18-28 años (37,6%) entre 29-38 años (23,5%) y entre 39-48 (14,1%).

Tercera cuestión: en Uruguay la muerte por homicidio tiene el rostro de personas jóvenes y en edades productivas.

Cuando se desagregan los datos de homicidios en Montevideo, según los barrios donde estos se verifican aparece la «otra geografía» del homicidio señalada anteriormente.

El 58,6% de los homicidios se concentran en los siguientes barrios: Casabó/Pajas Blancas, Casavalle, Peñarol/Lavalleja, La Paloma/Tomkinson, Las Acacias,, Piedras Blancas, Villa Garcia/Manga rural, Jardines del Hipodromo, Tres Ombúes/ Pueblo Victoria, Cerro, Colón Centro/noroeste, Flor de Maroñas y Punta de Rieles/ Bella Vista.

Cuarta cuestión: al menos en Montevideo, los homicidios se localizan en barrios periféricos y con una extensa historia de abandono por parte del Estado.

Curiosamente, en ninguno de estos barrios, donde se concentran los homicidios acontecidos en Montevideo, el referéndum «Vivir sin miedo» impulsado por el hoy designado ministro del Interior, obtuvo los votos necesarios para su aprobación, lo que revela, cuando comparamos el estado de cosas con respecto al delito, en los barrios donde este referéndum si tuvo amplio apoyo, el carácter clasista del mismo, que es una forma muy elegante de esconder la fuerte impronta política de ese clasismo que estigmatiza a todos aquellos que han sido definidos como el «otro peligroso» y del que hay que cuidarse.

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